Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
No hay deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla, dice en una de sus frases el libro mayor de nuestra literatura vernácula.

Lástima grande es que los plazos en ocasiones parecen alargarse hasta el infinito, a la hora de cumplir con las deudas. Una reflexión que hasta parece fluir sola, en la medida que lo hace sin esfuerzo, al anoticiarnos que el próximo domingo se procederá a la entrega de cien viviendas construidas en El Brillante, una “localidad satélite” de la ciudad de San José, la que también es conocida como “barrio” de la misma.

Se trata de un proyecto originalmente destinado a trabajadores del Sindicato de la Carne, dentro del marco del Programa Federal Techo Digno, que fue llevado a cabo por el gobierno de nuestra provincia a través del Instituto Autárquico de Planeamiento y Vivienda (Iapv).

Ante la inminencia de la inauguración manifestó el titular de ese organismo que “la entrega de la llave de una vivienda, es uno de los actos más lindos que tiene un funcionario, ya que se trata del destino de familias entrerrianas que les cambia la vida y es un paso hacia adelante que damos, porque a partir de ahora cien familias van a tener su techo propio, lo que les va a permitir desarrollar su hogar, para que sus hijos puedan estudiar y tener un mejor porvenir en esta localidad”.

Afirmaciones que le dieron pie para aludir a “la importancia que significa seguir aportando soluciones habitacionales en todo el territorio provincial”, para culminar diciendo que “estas obras impulsadas por el gobernador Gustavo Bordet son, sin duda, una manera más de dar respuestas concretas a las necesidades de todos los entrerrianos”.

No contento con ello, el titular del organismo continuó señalando que "la construcción de viviendas nos permite llegar con la dignidad del techo propio y con trabajo a miles de familias, siendo la vivienda un importante factor estratégico en los procesos de inclusión social". Rematando sus dichos con la indicación que “hace más de 20 años que la provincia no generaba un programa propio de viviendas, que permita mejorar las condiciones de vida de los entrerrianos y que fortalezca el proceso de reactivación económica de la construcción”.

No se puede menos que coincidir con las palabras de Casaretto, aunque no está demás hacerle conocer circunstancias referidas a la obra que el mismo desconoce o, al menos, deja de mencionar.

La primera de ellas es que la obra a la que se refiere fue anunciada el 6 de mayo de 2014, en medio del furor urribarrista y en esa ocasión el entonces titular del organismo que ahora encabeza Casaretto -se trataba de Oscar Marelli- señaló que “la construcción es posible gracias a la decisión política de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y del gobernador Sergio Urribarri, que es lo que permite contar con los recursos necesarios para desarrollar una inversión en obra pública que no registra antecedentes históricos en nuestra provincia”. Eran momentos en los que, si mal no recordamos, Gustavo Bordet estaba todavía en Concordia e ignoramos por qué razón no se lo menciona al entonces activo intendente de San José, Pablo Canali, quien tenía en ese momento una posición irresoluta ante gestos del gobernador Urribarri en procura de que se sumara a su armado político, y que junto con el ingeniero Rojas, cumplieron un rol importante en establecer la ubicación del terreno.

Confuso resulta saber quien “puso el dinero” para la inversión, por cuanto en ocasión del anuncio de la obra se dijo contar con “recursos necesarios” para la misma a aportar por el gobierno nacional, mientras que Casaretto habla de una construcción llevada a cabo con recursos propios, lo que vendría a dar a entender que en algún momento el gobierno provincial tuvo que “hacerse cargo del muerto”.

Expresión ésta que no es sino en parte un eufemismo, si se tiene en cuenta que veinte de las cien viviendas indicadas fueron invadidas por las aguas cloacales que circulan por lo que fue el cauce del arroyo El Doctor, desbordadas por la incorporación de mayor cantidad de agua al mismo cauce como consecuencia de las lluvias, en febrero de 2017. Cuesta imaginarse el estado en que debieron quedar esas veinte viviendas al ser invadidas por la mugre…

Todo lo cual viene a mostrar la manera pachorrienta y negligente con que entre nosotros se encara la obra pública, ya que se empieza por una elección inadecuada del terreno a edificar, a lo que se sigue una larga demora inexplicable en la entrega de las viviendas a sus adjudicatarios, todo lo cual significa un dispendio mayúsculo no solo de recursos financieros, sino también humanos -es de imaginar la tensión vivida por los demorados ocupantes de viviendas vacías de todo, salvo de “techo digno”- circunstancia que en cualquier otro país que no sea el nuestro llevaría a abrir una investigación con el objeto de establecer responsabilidades (viene al caso recordar la construcción del edificio de la Escuela Normal de Colón, que no solo quedó a medio hacer sino que se derrumbó una parte de lo construido, y hubo en medio de ese desquicio que lamentar la pérdida de una vida humana, sin que a la postre “pasara nada”).

Mientras tanto, lamentamos que la administración municipal sanjosesina no hubiera recogido una sugerencia que años atrás se hiciera desde estas mismas columnas, cual era la de ocuparse, ante la omisión del Iapv (organismo que tendría que contar con personal para ocuparse de esos detalles) del arbolado público del flamante -lo de “flamante” es una manera de decir- barrio. Ya que si los árboles se hubieran plantado en forma coordinada con la realización de la obra, ya casi estarían dando sombra…
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario