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Fue una noticia de pocos días atrás: un estudioso de la vida marina, mientras filmaba en las aguas un cardumen de sardinas, se sintió atrapado por la cintura y engullido por una ballena de 25 toneladas y 15 metros de largo (cosas que probablemente no se detuvo a pensar en ese momento). Afortunadamente no parece haber pasado de la boca y fue escupido, lo que es más suave que ser regurgitado, y pudo seguir su vida habitual. No nos informan qué pensó o los temores que tuvo, si es que los tuvo. Algo en su mente relampagueó, pero no lo sabemos.

Esto recordó a todos la historia de Jonás, lo cual parece lógico pues no parece haber otros casos. Cierto que Jonás huía de Dios, cosa que no parecía hacer el señor Reiner Schimpf, con su cámara tras las evasivas sardinas. Y además Jonás fue alojado en el estómago de la bestia, yació tres días meditando sobre el incumplido mandato de ir a Nínive y pudo rezar... "las aguas me cercaban hasta el alma/el abismo se cerraba sobre mí/las algas enredaban mi cabeza/caído estaba/en el país de los cerrojos eternos". En su caso no fueron eternos pues al formar parte del contenido de un vómito, la antigua orden volvió a ser oída y marchó hacia Nínive. Allí exhortó a todos a una expiación profunda y anunció su destrucción. Pero el señor se arrepintió: "…eres un Dios pronto a arrepentirte del mal". Jonás le enrostró al señor... Lean la Biblia para al final de esta linda historia. Quizá cuando nombró a los eternos cerrojos se refería a la ley de Dios.

Las ballenas y los delfines son cetáceos. Se llaman así por la ballena original, Ceto, para la mitología griega. Ceto era hembra y nació de otra hembra (Gea) sin intervención de nadie más, lo cual parece ser el sueño de muchas en estos tiempos. Fue asesinada por Perseo, quien también mató a la Medusa (un pulpo), toda una saga para una película de superhéroes.

Viniendo de tan lejos, acercándose y encendiendo de ansiedad las costas, las ballenas tuvieron siempre una relación ambivalente con el hombre, que no dejaron de tratarla en los viejos tiempos como seres rodeados de misterio. Para los maoríes eran el origen de todas las especies y su primer antepasado llegó montado sobre el lomo de una de ellas. Para los chinos una ballena con manos y pies gobernaba el océano. En algunas culturas los esqueletos de las ballenas muertas continúan navegando, seguidos por pájaros y peces espectrales, buscando venganza contra sus asesinos. El primero que avista una ballena, si está es cazada, debe oficiar como oficiante en las ceremonias del duelo, librando los mismos ritos que si fuera un pariente cercano. Aquellos que participaron en su muerte debían guardar cuatro días de duelo, siendo este el tiempo en el cual el espíritu o "sombra" de la ballena perduraba en el cuerpo. La "sombra" flotará sobre el vecindario, y no deberán usarse cuchillos para no herirla. Se prohíben los instrumentos con hierro y el que los usare, deberá morir.

Para muchas tribus norteamericanas, las orcas eran las portadoras de las almas de los jefes muertos. Muchas veces tenían una identidad cambiante: podían convertirse en hombres; o en el invierno aparecer como lobos y en el verano volver a ser orcas. Algunos sostenían que tenían un verdadero pueblo bajo la superficie del mar.

Para los mapuches chilenos eran custodios de las almas de los difuntos. Así el alma viaja hasta encontrar las deidades protectoras: cuatro ancianas que al caer el sol se sumergen en el mar para convertirse en ballenas y guiar al alma hasta los lugares de purificación. Una muy bella imagen que no fue plasmada en ninguna pintura, que yo sepa.

Para los visitantes de Puerto Pirámides, la visita es más sencilla. Toda relación con lo misterioso, de haberla, pasa ignorado. Queda la maravilla de esas enormes moles oscuras con sus cabezas piojosas saliendo del mar como una aparición. Tuvimos un mar que bullía en ballenas, que otros cazaron. No tenemos puertos balleneros, con los barcos de nombres para el recuerdo, ni en la costa las casas construidas por los capitanes retirados, que fumaran su pipa y miraran el mar hasta el final. La ballena franca fue, después de las grandes matanzas, la que reapareció hacia 1970.

De Escocia, en 1725, salió la primera expedición al Atlántico Sur. La caza de ballenas, delfines, lobos y focas se generalizó a partir de 1750, y estaba en manos de ingleses y norteamericanos. La zona de caza principal rodeaba Malvinas, Cabo de Hornos e Isla de los Estados. Diezmaron, sin control alguno.

En 1904, un explorador danés HH Larsen funda la Compañía Argentina de Pesca, asociado a Pedro Cristophersen, Ernesto Tornquist y HH Schlieker. La base de operaciones se estableció en las islas Georgias del Sur, en Crytviken, fundada y operada por el mismo Larsen. La historia de esta empresa se prolongó hasta 1964, con escaramuzas con los ingleses, patrullas y bombardeos durante la 2° Guerra Mundial. Es una historia muy compleja para mis años. Los japoneses estuvieron en 1963-65. La firma de un tratado que proteja la fauna del Atlántico Sur es un catálogo de derrotas. Pues hemos perdido mucho más que el Alto Perú, y lo que seguiremos perdiendo....

Fuera de todo esto, ¿saben ustedes que las ballenas cantan? Esta será otra historia.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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