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Debía tener unos trece años (¿1951?), y en una matinée, en el Cine Centenario de Colón pasaron una "cinta " atípica para su habitual programación. Se llamaba "Uno contra todos", y la presencia en ella de Gary Cooper debió significar para los gerentes del cine, algo de aventuras o del lejano oeste. Pero nó, era la historia de un arquitecto de ideas demasiado originales, que prefería trabajar de albañil a modificar su más ambicioso proyecto, al gusto de los millonarios que lo financiaban. El arquitecto ganó y se llevó a una rubia espléndida, de voz aguardentosa, que compartía sus ideales. Creo que toda la concurrencia se sintió triunfante.

Años después, en las ventas de libros de la avenida Corrientes vi la novela que había originado el film. Se llama "El manantial", y en sostenidas ofertas reaparecía insistente y yo postergaba mi tentación de comprarla; así son las luchas que mantenemos con algunos libros, y todavía no lo leí. La autora era Ayn Rand, sonaba raro. Años después apareció de la misma autora "La victoria de Atlas (“Atlas shrugged") que en castellano sería algo así como “Atlas se desentiende", de la que no había entonces película y que también estuvo en las mesas de saldos. En los EE.UU fueron ambos enormes bestsellers.

Ayn Rand nació en San Petersburgo, Rusia en 1905, su verdadero nombre fue Alisa Rosenbaum. Tuvo una formación académica profunda en filosofía, derecho, filología. Estudió a Marx a fondo, pero sus confesadas preferencias ideológicas fueron Aristóteles, Tomás de Aquino y Nietzsche. Partidaria de Kerensky y enemiga de Stalin, emigró a los Estados Unidos, y prontamente llegó a Hollywood. Al día de haber llegado fue ayudante de Cecil B de Mille, el gigantesco director de películas, que merecen el mismo adjetivo. Publicó varios libros previos a su primer éxito, "El manantial", de 1943 .En 1951 se instala en New York, donde se vincula con un grupo prestigioso de liberales, entre los que se destaca von Mises. En 1957 publica "La victoria de Atlas", y luego "El nuevo intelectual" Y "La virtud del egoísmo". También se acercó a un grupo de filósofos de la corriente llamada del Objetivismo, más tarde, mantuvo relación con los llamados libertarios.

Las virtudes principales para ella eran: racionalidad, integridad, honestidad, (consigo mismo y con los otros), justicia, independencia, productividad y orgullo. No considera virtudes a la benevolencia, la generosidad, la caridad, el perdón. La racionalidad debe estar en el corazón de todas las virtudes, así como la evasión de la realidad y el autoengaño en el corazón de todos los vicios. Consideraba al capitalismo del "dejar hacer" como el único sistema coherente con los derechos individuales a la vida, a la libertad, a la propiedad y el único que generó progreso, pero que se aplicó en los EE.UU en forma adecuada sólo una pocas décadas del siglo XIX. El capitalismo considera al hombre como un ser heroico, en quién el propósito moral de su vida es su propia felicidad y la más noble de sus actividades es el logro productivo, y que tiene a la razón como único absoluto. El cambio social debe comenzar con una revolución moral en cada individuo y la difusión de las ideas correctas. Una metafísica equivocada traería una ética equivocada, elecciones personales desastrosas, y sistemas económicos y políticos terriblemente equivocados. La Sra Rand dijo todo eso.

Consideraba necesario separar la economía del gobierno político, así como se separó la iglesia del estado. Mantenerlos juntos sólo hace que se corrompan mutuamente (de lo cual tenemos sobrados ejemplos). Se le reprochaban ideas inhumanas y egoístas, que por otra parte no guardaba en su vida personal, en la que fue extremadamente generosa. Pero la inquietaba la persistente pregunta si el receptor merece la ayuda que se le brinda. Una gran sospecha para todos los tiempos. En realidad la palabra egoísta no tenía originalmente los negativos matices, casi insultantes con que se la asocia hoy día. Surge de ego= yo; e, ismo=tendencia o práctica, o sea la práctica e incluso el cuidado del yo (al que deberíamos vigilar más que al colesterol). Es una palabra relativamente nueva en castellano (circa 1750) y proviene de una similar en inglés, egotist, acuñada por Addison, el de los ensayos que tanto disfrutamos, y que tuvo mala suerte.

Su personalidad y sus ideas son muy discutidas. Muchos no las valoran desde el punto de vista filosófico. En realidad ella las expuso preferentemente en sus novelas, artículos y entrevistas. Para algunos, sus novelas recuerdan las de Dostoievski, lo cual ya es problemático. Largas declaraciones de los personajes sobre temas arduos. No he leído ninguna y ya es tarde. Cuando uno envejece y se da cuenta que la vida se parece demasiado a una mala novela, éstas ya no importan. El "Diccionario de Filosofía de Stanford" dedica a su autora unas equilibradas páginas.

Noches atrás encontré en youtube la primera parte de una película filmada para la televisión, basada en "La rebelión de Atlas". Recordemos a los lectores, aunque sea innecesario, que Atlas era uno de los titanes que sostenía sobre sus hombros a la tierra. Al inicio, podríamos estar en Buenos Aires estos días, cambiando algunos rasgos circunstanciales. Luego se desarrolla la historia de un empresario del acero que logra uno de la calidad más perfecta, y nos muestra como otros colegas se van conjurando contra él, en conjunto con los sindicatos, la prensa y las regulaciones gubernamentales. Simultáneamente los técnicos más importantes de cada empresa comienzan a desaparecer, sin dejar huella. De alguna manera, lo que pasó con el dueño de Mercado Libre, su exilio en Uruguay, es una forma de desaparecer. Hay una segunda, acaso una tercera parte que no encontré, así que no se aclaró, para mí, el misterio. En las 50 últimas páginas del libro, dicen, hay un largo monólogo que es una síntesis del pensamiento de la autora, muy recordado por sus admiradores.

Resumiendo, esto es una divagación sobre una vieja película, otra que vi incompleta, dos libros que no leí y una autora, a los menos, urticante. Una divagación muy poco seria. Habrán sin duda notado ustedes cierto parentesco con lo que dicen algunos economistas, como el señor Alberto Chachanoski y el tan beligerante señor Javier Milei, de tan libertario peinado. La reseña que hice es necesariamente incompleta, pero quizás despierte algún interés. En youtube encontrarán mucha información, además de trozos de las películas, están los audiolibros, entrevistas a la Señora Rand, y conferencias entre la que se destaca la del doctor Ricardo M. Rojas, de hace pocos años. Si a alguien le interesa, ahí están.¿Y por qué no le van a interesar? Describen una situación actual y un futuro posible.

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