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Es probable que la despedida a Diego Maradona en la Rosada y alrededores careció de las virtudes que lo hicieron excepcional, pero copió sus mayores defectos. Probablemente serán las primeras las que perdurarán, y el bochorno quedará como un mal recuerdo, uno más de esta triste época. Y de este bochorno que durante un tiempo le estará asociado, él fue parcialmente responsable. Fuera de su admirable comportamiento en la cancha, su vida no fue un buen ejemplo, y pueden confundirse una y otra.

Ahora el Presidente y el Jefe de la Ciudad se comportan como Harry y William en lo que parece también una pelea entre herederos. Personalmente creo que el velatorio debió llevarse a cabo en un estadio de fútbol, y tal vez librar sucesivos encuentros. Hubiera sido el mejor abrazo y hubiera calmado la ansiedad y pena de sus admiradores.

Durante el velorio de James Brown, (2006), el Señor Dinamita, 9.000 admiradores bailaron y cantaron su música; durante el mío quisiera que la escasa concurrencia leyera los títulos de los libros de mi biblioteca. Tengo una linda edición de los Salmos, digna de ser hojeada. Y repasando la historia de los entierros....: como entierro magnífico se recuerda el de Alejandro Magno (322 ac). El cortejo debió recorrer 1000 km llevando su ataúd de oro. Este fue transportado sobre los hombros de sus médicos, un castigo por su impotencia ante la muerte y se dispersaron oro y piedras preciosas a lo largo del camino, para demostrar que nuestras pertenencias no nos siguen. La esposa de un petrolero, no vale nombrarla, fue enterrada en San Antonio, Texas, dentro de su Ferrari azul. Cuando murió Rodolfo Valentino en 1926 a los 31 años, concurrieron a su velorio en New York 100.000 personas: una cola que cubrió 11 manzanas, y ocurrieron varios suicidios. En el velorio de Judy Garland (1969) se cobró entrada, tal vez para recordar a los 20.000 concurrentes que la homenajeada seguía ligada al show business hasta el final, algo similar pasó con el de Michael Jackson, la entrada costó u$a 10.000,la ceremonia se prolongó durante varios días y fue vista en TV por 750 millones de personas. Nuestros ministros de economía estuvieron distraídos, cosa que no parece infrecuente, no sé si el mismo Maradona lo hubiera estado…El funeral de Elvis Presley (1977) fue también algo espectacular: 11 Cadillacs blancos iniciaron el cortejo de 75.000 personas. John Lennon (1980) fue homenajeado por 100.000 personas en el Central Park. 250.000 millones de televidentes siguieron el último camino de Lady Di en 1997, y se dice que el funeral más fastuoso fue el de Juan Pablo ll en el 2003. Le costó al Vaticano 7 millones de dólares y gozó de una misa concelebrada de 100 cardenales vestidos en púrpura y mitras blancas y coro de la Capilla Sixtina. Para pompa, y buena puesta en escena, nada como la religión católica, en otras épocas al menos.

En Sudamérica no debemos achicarnos, Chávez tuvo sus 6 millones de venezolanos despidiéndose. ¿Se habrá contado ayer la concurrencia a la Rosada y adyacencias? ¿Sólo convertirnos en una estrella pop, o en un dictador nos dará un velorio multitudinario? Víctor Hugo fue harto inteligente cuando ordenó su funeral: quiso que su cuerpo fuera llevado sobre el más primitivo de los carruajes, sabía que el pueblo de París y de toda Francia iba a colmar las avenidas y le daría la pompa debida a un Rey. Se calcula que lo acompañaron dos millones de personas, pero el sentir de la muchedumbre era de alegría, porque veían el triunfo de un gran genio humanitario. El Estado le dio sepultura en el Panteón, en ese entonces sólo reservado a la Nobleza, el Clero y el Ejército. ¿Se vio alegría en la despedida de Diego, como quizás debería verse ante todo destino bien cumplido? Los organizadores perdieron la oportunidad de mostrar sus mejores momentos en la cancha, la tecnología actual lo hubiera permitido fácilmente, y hubiera sido una distracción....necesaria. ¿Fue la de ayer una despedida esencialmente laica? Solo vi un rosario que la Vicepresidenta acercó al difunto, cierta incongruencia como miembro de un partido que propone legalizar el aborto, pero no soy un observador tenaz. Muchos de los asistentes lloraban al "dios" que había muerto… Los dioses que mueren son los que resucitan: Osiris, Adonis, Tamuz, Jesucristo, Odín. El Ave Fénix que revivía de sus propias cenizas. Plutarco cuenta la historia de aquel marino que había detenido su barca en una bahía de Grecia un mediodía y escuchó de pronto un vozarrón que anunció "El gran Dios Pan ha muerto". Pan, mitad chivo; era el dios del vino, la alegría desenfrenada, las doncellas forzadas. Con su muerte prevalecieron los hijos de Sem. Es una historia interesante, léanla, no daña. Y viendo muchas de las cochinadas actuales, diría que el gran Dios Pan ha resucitado. Y meditemos sobre el raro efecto que un ser convertido en mito viviente puede hacer a un pueblo.

La esforzada cuarentena que la sociedad soportaba desde marzo se esfumó en un abrir de ojos. Sin duda muchos que no pudieron acercarse a sus familiares cuando agonizaban o arrojar un puñado de tierra al sepultarlos, se habrán maravillado ante desigualdades que no caben en una sociedad seria y respetable, dirigida por científicos. ¿Fueron estos consultados previendo un entierro con concurrencia masiva? Es probable que ciertos mitos generen injusticias. De una cosa puedo estar seguro acerca del fin de Maradona. Espero que no haya estado ni mínimamente consciente cuando las maniobras de resucitación, pues tener más de dos equipos trabajando sobre uno, cuando se sufre un paro cardiorespiratorio, es ya una forma de infierno. ¡Y once....! Dios nos libre, y también recordemos que ni el dinero ni la fama nos garantizan tener una buena medicina. Si quieren leer un buen escorzo sobre la persona de Maradona, les recomiendo el que escribiera Sebrelli, en "Comediantes y mártires. Un ensayo sobre los mitos". Lo reproduce la revista mexicana "Letras libres" y pueden ingresar a ella por internet.

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