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Sin dosis alguna de “maldad” no podemos menos que insinuar, que en la Presidencia de la Nación se está dando una suerte de contagio entre viejas prácticas y nuevos usos en la manera de quedarse en las apariencias. Entre las cuales se encuentra una, que da la impresión se busca seguir utilizando, por más que vestida de otra manera; cual es la corruptela engañosa pero astuta, de repetir una y otra vez la “inauguración”, de lo que ya anticipadamente se había ya hecho, en una forma obviamente tramposa.

Algo que hace acordar a ardides que se dan en otros terrenos. Tal el caso del capataz de una estancia, hace pasar más de una vez, frente al estanciero, a los mismos animales en ocasión de un recuento. El mismo esquema al que, según se cuenta, recurría un general en campaña, al mostrar a sus soldados o tanques en ronda a los espías del enemigo. Y esta comparación viene al caso, si se tiene en cuenta que desde la Casa Rosada se ha anunciado un nuevo “final de la cuarentena”, lo que ya se había escuchado antes de la misma fuente.

La fecha de este nuevo final se la asocia con el comienzo de la temporada turística, cuyo inicio tiene una fecha precisa, cual es ese primero de diciembre que parece venírsenos encima. Y que nos lleva a preguntar acerca de, por qué, siendo así las cosas, se ha señalado precisamente ese día y no el del anuncio, o el de ayer, o a partir del día que se esté en condiciones de leer esta nota, para habilitar la circulación de personas por al menos la mayor parte del territorio nacional.

A la confusión explicable de esa forma bastante frecuente de presentar las cosas, viene a sumarse la administración provincial, por la incertidumbre que deja abierta el anuncio efectuado desde la ciudad de Viale por nuestro Gobernador Bordet, en circunstancias de la celebración de una fiesta dedicada a homenajear “el asado con cuero” – ignoramos si es con cuero y con pelo, como para tantos es lo que debe ser, y no el afeitado, como ahora se acostumbra, de manera de atender a los reparos de tanta gente mañosa. Se trata de un homenaje cuya realización, a nuestro entender, debería disputar Villa Elisa, reivindicándola, al menos como forma de celebrar a sus asadores, que son los que han “hecho escuela”, en la materia. Cuestión esta última que cabría considerar opinable, aunque con la dificultad casi insuperable que significa, en este caso, el opinar en contra.

Es que la queja expuesta respecta a los “anuncios de fechas que se corren y siguen corriendo, también se hace presente cuando se señala, como pasamos a hacerlo, al indicar que Gustavo Bordet habría aclarado, en el marco de esa celebración gastronómica, que los protocolos que permitirán “conciliar el turismo con la pandemia”, que ya está confeccionado y en condiciones de aplicarse.

Es que también aquí se hace presente la pregunta acerca del por qué desde este mismísimo momento no se anuncian esos protocolos y se los ponen en marcha. Algo que también deberían hacer las Municipalidades de nuestra comarca. Todo ello como consecuencia de que no tenemos más remedio que “aprender a convivir con el virus”, y que, como debió haber sido desde el principio, la manera responsable de enfrentarla es una cosa de cada uno. Sin que ello signifique ignorar la existencia de comportamientos temerarios en la materia por parte de tantos, a los que se debe buscar la manera de persuadirlos a cesar en ellos.

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