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A pocas horas de las elecciones primarias en Argentina, diferentes organizaciones periodísticas, de gobierno y entidades de la sociedad civil impulsan acciones para tratar de frenar la desinformación en tiempos electorales.

El problema de la desinformación se agrava cada vez más. Esta semana el tema cobró relevancia con la viralización de imágenes falsas, como ocurrió con las supuestas pintadas de Montoneros en la Casita de Tucumán. O el audio que circula por WhatsApp advirtiendo que pueden anular el voto si un elector pega el sobre con saliva o boligoma dentro del cuarto oscuro: otro mensaje totalmente falso. Estos contenidos generan confusión y preocupación en muchos sectores vulnerables a estas campañas, que intentan generar algún rédito electoral a favor o en contra de algún sector político.
Pacto contra la desinformación
Para tratar de poner freno a estas situaciones, se ensayan diferentes alternativas que van desde regulaciones oficiales hasta Acuerdos o compromisos firmados por los partidos políticos. En Argentina, hace algunas semanas se lanzó el “Pacto ético contra la desinformación”, una iniciativa impulsada por el sindicato de prensa Fatpren. Se trata de una propuesta que los trabajadores de prensa proponen a la política en el marco de la campaña electoral para no difundir noticias falsas o maliciosas y llevar adelante campañas responsables”, se anunció en el lanzamiento. La iniciativa cuenta con la participación de sindicatos, legisladores, comunicadores, referentes académicos, la Defensoría del Público, entre otros. El objetivo de esta iniciativa es impulsar un compromiso contra las noticias falsas y por la transparencia informativa de cara a las elecciones. La misma tiene como antecedente cercano el pacto que firmaron los partidos políticos de Uruguay con la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU) previo a los comicios de 2019 en ese país.

A pesar de la buena iniciativa, también hay que señalar que las adhesiones partidarias a la propuesta fueron pocas. Y aún así, la política tiene otros mecanismos no oficiales por los cuales montar las denominadas “campañas sucias” donde la desinformación se vuelve protagonista.
La acción de los Gobiernos
En esta misma línea, hace pocas semanas atrás los países Andinos firmaron un Acuerdo que busca frenar la desinformación electoral. El compromiso fue suscripto por representantes de instituciones electorales de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. La declaración tiene por objetivo “combatir, de manera conjunta, las noticias falsas y la desinformación generadas en torno a los procesos electorales”. Para instrumentar esta propuesta, los firmantes se proponen mantener la cooperación y asistencia recíproca para realizar acciones de asesoría técnica, así como capacitación y misiones de observación electoral. Adicionalmente, anunciaron la voluntad de “intercambiar información y experiencias; promover una efectiva participación política; y asegurar un correcto manejo de la comunicación, especialmente en soportes digitales”.
El rol clave de los Medios
El reporte 2021 del Instituto Reuters mostró que, frente a la incertidumbre generada por el coronavirus, muchos usuarios se refugiaron en los medios como fuentes confiables de información. El informe refiere que “el valor de la información que se está tratando es rigurosa y fiable cuando hay vidas en peligro”. Asimismo, el reporte destaca que en varios países las audiencias se vuelcan hacia las marcas más confiables y atribuyen mayor confianza a los medios en general. Para los consultados por este estudio, las redes sociales son la fuente principal de desinformación.

El Digital News Report señala que “la confianza en la noticias se incrementó en promedio 6 puntos porcentuales con la pandemia”, siendo que el 44% de la muestra total dice que confía en la mayoría de las noticias la mayor parte del tiempo. Finlandia se mantiene como el país con la confianza más alta, con un 65%, y Estados Unidos se posiciona en el lugar más bajo con el 29%. Aún así, la pandemia mostró que ante situaciones extremas donde está en riesgo la salud de las personas, los usuarios deciden buscar información en medios de comunicación demostrando que la calidad de los contenidos que se publican son vitales para mantener la reputación y sostener la credibilidad.

De este modo, para los medios de comunicación hay dos caminos que pueden asumir: por un lado, el de crear equipos específicos que se especialicen en desinformación y que asistan a toda la redacción; y por otro lado, instrumentar estándares de calidad de los contenidos que les permitan revisar de forma permanente sus propias rutinas.

En esta línea, este año se llevará a cabo la primera Cumbre Global sobre Desinformación. Un espacio en el que los medios tendrán un protagonismo central para aunar esfuerzos y delinear acciones conjuntas que contribuyan a fortalecer el trabajo periodístico y poner freno a la desinformación.

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