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En las últimas semanas, un grupo de periodistas entrerrianos alineados claramente con el ex gobernador Sergio Uribarri, han desatado una campaña que pretende involucrar al periodista Daniel Enz con un caso de abuso sexual que se investiga la justicia.

Por Osvaldo Cherep

En esa causa, aparece sospechado -sobre la base de elementos muy débiles y contradictorios- un hombre vinculado comercialmente a Enz en su productora. Nada, absolutamente nada, lo involucra ni siquiera de manera indirecta a Enz y a su programa de TV en Canal 9 Litoral, "Cuestión de Fondo", con el caso. No existe ningún elemento que lo roce con la causa. Sin embargo, para este "ejército de difamadores públicos" que responden al ex gobernador, lo único que parece importar, es mencionarlo en ese contexto.

¿Por qué apuntan a Daniel Enz? Porque desde sus programas de Radio y TV, desde su Revista Análisis, desde el portal digital de esa revista y desde sus libros - especialmente en el último, El Nido, reconocido por FOPEA como mejor investigación periodística nacional durante 2019 - ha desnudado decenas de maniobras que prueban el enriquecimiento ilícito de Uribarri, sus vínculos con el "empresario" paraguayo Diego Armando Cardona Herreros, en cuyas computadoras se hallaron pruebas de la administración de 11 millones de dólares de propiedad de Uribarri, y decenas de miles de intercambios de mails con el ex gobernador y su hijo Mauro; probó el funcionamiento de una "Mesa de Dinero" con fondos aportados por el propio hijo de Uribarri, Mauro y Juan Pablo Aguilera; los negociados de varios de sus ex ministros, Pedro Baez, Hugo Ballay o de su "cajero" Luis Erbes.

Lo que le cabe a Uribarri, le cabe al ex intendente de Paraná Sergio Varisco y sus vínculos con el Narcotráfico, a la Iglesia Católica con sus abusos sexuales y a todas las gestiones políticas entrerrianas desde comienzos de los 90. Si algo caracterizó y caracteriza al periodismo de Enz, es la seriedad con la que realiza las denuncias, su aporte de elementos probatorios concretos, y la no distinción de colores políticos en sus denuncias.

Todas esas investigaciones fueron tomadas por la Justicia entrerriana, y avanzan - con velocidades disímiles- hacia etapas de juicio oral y sentencias definitivas.

La contundencia de esas investigaciones produjeron la caída política de Sergio Uribarri, que muy lejos de conseguir amparo en el último proceso electoral con alguna candidatura, terminó aceptando un salvoconducto de sus amigos Kirchneristas para ser Embajador en Israel, desde marzo próximo.

En más de 30 años de ejercicio periodístico ininterrumpido de Daniel Enz, no existe un solo elemento que pueda vincularlo con acciones ilícitas, con maniobras extorsivas ni con denuncias que lo involucren con acciones inmorales: Enz hizo y hace periodismo. Y molesta.
Un ejército de difamadores
El extraño procesamiento de un amigo personal de Enz, y hasta agosto pasado, miembro de la productora "Crónicas Urbanas", Mario René Furlong, junto a otras 10 personas que nunca son mencionadas en los medios que "siguen el expediente", acusándolo de haber participado de abusos sexuales a menores en la localidad de Oro Verde, desató una campaña furiosa de un grupo de periodistas entrerrianos.

La causa avanza y no corresponde hacer valoraciones sobre la acción de la justicia. Sin embargo, no se puede omitir la extraña manera en la que terminó involucrado Furlong en la misma: Ingresa en la investigación dos años después de las Cámaras Gesell a las víctimas y, en teoría, ingresa por comentarios que habrían hecho los menores en el marco de un conflicto familiar con el padre. Su abogado, Guillermo Mulet, enfatiza esa irregularidad, informando que “cuando los chicos revelan los abusos, cuando se descubre todo, ni lo mencionan. De hecho, nunca lo mencionaron hasta la última declaración que hizo hace poco uno de ellos, que ya es mayor, porque todo lo anterior era por comentarios, comentarios a una psicóloga, comentarios a alguien del Copnaf”.

Será la justicia quien determine si Furlong tuvo o no alguna responsabilidad. Sin embargo, violando el principio elemental de inocencia de Furlong, un grupo de periodistas publican afirmaciones condenatorias en su contra y se empecinan en remarcar el vínculo con Daniel Enz. Un nombre que no aparece en el expediente, y que no tiene ningún vínculo con los hechos.

Se podría decir que Enz no hizo públicas las denuncias contra Furlong, pero es un principio elemental de la ética periodística, no utilizar los medios de comunicación para hacer defensas corporativas o personales, en asuntos que se ventilan, se investigan y serán aclarados por la vía institucional.

Lejos, muy lejos de esa estatura y de esa ética, un grupo de milicianos urribarristas no dejan de apuntar exclusivamente a Furlong -uno de los once procesados- como responsable de un delito muy grave, y no dejan de instalar la idea de que Enz es responsable de los hechos. Ni lo primero está probado, ni lo segundo tiene un ápice de realidad. Sin embargo, no paran de difundir ambas cosas, con tono de sentencia y con un marcado recorte contra la figura de Daniel Enz.

La organización es grotesca: varios periodistas asociados por el interés de proteger la figura del ex gobernador, disparan desde sus distintos espacios en radios, diarios, portales y televisión, con un sólo objetivo: condenar sin sentencia a Furlong y remarcar su vínculo con Enz.

Más allá de lo que resuelva la justicia en la causa "Oro Verde", hay un elemento objetivo que desnuda la maniobra: los periodistas que participan de esta calumniosa operación están directamente relacionados con el ex gobernador. Fueron financiados por él durante sus gestiones de gobernador y de presidente de la Cámara de Diputados.

También resulta contradictorio y muy llamativo que quienes se erigen como acusadores, han sido y son sostenedores de personajes con historias siniestras, que aún con sus respectivas sentencias judiciales, gozaron de sus silencios protectores: Aquí caben los nombres del fallecido Lucas Carrasco (condenado por violación), el locutor también condenado por abuso sexual Gustavo Alfonzo, o el animador Hernán Bignasco, condenado por el delito de Abuso sexual, a tres años de prisión. Todos ellos trabajaron en los medios que hoy se erigen como acusadores. Incluso el más ferviente referente y "militante" de la maniobra obscena contra Enz es el ex diputado provincial, Rubén Almará: un nombre que trascendió en los medios nacionales por el bochornoso destrato a una menor de edad al aire, sometiéndola a un cuestionario con clara intencionalidad sexual, lanzando brutales justificaciones a la violencia de género, por su manifiesto rechazo a las causas que investigan las violaciones a los DDHH durante la dictadura, y que propuso, siendo legislador, un proyecto de censura para las redes sociales.

Queda claro que hay motivos suficientes para atacar a Daniel Enz. El objetivo es desprestigiar al periodista más importante de Entre Ríos y con un enorme prestigio nacional e internacional. Queda claro quiénes son los que pretenden difamarlo. La justicia pondrá en su momento las cosas en su lugar. Mientras tanto, corresponde levantar la mano en su defensa. Porque implica la defensa al periodismo y a la ética periodística.

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