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Carbonell, cuando juró como Vocal del STJ
Carbonell, cuando juró como Vocal del STJ
Carbonell, cuando juró como Vocal del STJ
En medio de un conflicto de raíces familiares y económicas, del que se han desprendido ramificaciones ideológicas, políticas, sectoriales y –tal vez- penales, ¿quién si no el Poder Judicial debería ser el encargado de despejar el aire de las bravuconadas y desenfrenos de toda índole, de las violencias verbales y de las otras, y garantizar, mediante la absoluta imparcialidad de sus distintas instancias, que se llegue a una solución justa?

Así las cosas, uno se atreve a preguntar, con todo el respeto hacia un buen hombre, como no hay dudas que lo es el Doctor Martín Carbonell, ¿cómo es eso de que salga en los medios interpretando un asunto que recién transitó el primer escalón de la pirámide judicial y, bien podría mañana, llegar a la cúspide, o sea, a la sala correspondiente del órgano colegiado que él encabeza?

El doctor Carbonell, haciendo un análisis sobre el encuadramiento de la ocupación de la Estancia Casa Nueva –aunque después retrocediera diciendo que no podía opinar- parece haber puesto en marcha –seguramente de forma involuntaria- una especie de “per saltum”, no jurídico pero sí mediático, pronunciándose sobre una cuestión que en los próximos días deberá revisar el juez de apelaciones de Paraná que salga sorteado.

¿No se sentirá el magistrado al que le llegue este hierro caliente cuanto menos condicionado por el enfoque de la máxima autoridad del poder que integra? Uno confía que dictaminará ajustándose a derecho, incluso si su mirada legal del caso difiriera de la de Carbonell, puesto que en el Poder Judicial no hay ni debe haber jamás obediencia debida.

Es más, las diferentes instancias están para revisar con ojo crítico lo resuelto por las anteriores y, enmendar, si así correspondiere, eventuales errores. Lo que sorprende en el actual escenario es que la más alta de esas instancias, la que está en el último eslabón, hable por adelantado de algo que aún no llegó a tratamiento de la sala penal del cuerpo colegiado que integra y conduce.

No es común ni frecuente que miembros del Superior Tribunal de Justicia se pronuncien así acerca de causas en curso. ¡Imagínense si el presidente del STJ debiera ponerse al tanto de todos los conflictos que se ventilan en cada uno de los juzgados de garantías de la provincia! Sería imposible que lo hiciera, como también innecesario e improcedente. ¿Acaso salió en los medios a hacer consideraciones sobre las causas que tienen como imputado a Sergio Urribarri?, por ejemplo.

¿Será que se dejó llevar por la cordialidad del diálogo con quien lo entrevistaba? Raro en un hombre con su experiencia y trayectoria.

El Diario Uno le atribuyó al presidente del Superior Tribunal de Justicia esta aseveración: “Creo que se trata de una cuestión Civil del sucesorio. Es una cuestión Civil, una disputa por bienes sucesorios, donde las dos partes que están en pugna, a su vez se denuncian por distintos delitos. Una parte denuncia a una hace varios años y ahora con este nuevo acontecimiento, la restante parte denuncia a la otra. Todos le reclaman una solución favorable a sus intereses al Poder Judicial y al Estado. Pero en definitiva se trata de una cuestión Civil, de Familia, de disputa por dinero, en la que queda involucrado el Estado. El Estado en todos sus poderes”.

En los renglones siguientes, Carbonell intentó morigerar el alcance de sus afirmaciones iniciales, cuando agregó: “No puedo adelantar si efectivamente hubo una usurpación o no, porque hay un juez que está interviniendo. No puedo decirte o adelantarte una opinión. La tengo, no puedo dártela. Lo que más me interesa de este conflicto es que resuelva por los canales institucionales”.

Ahora bien, ¿no fue una opinión lo afirmado en su respuesta inicial? Al decir de modo tan tajante que "en definitiva" el asunto es “civil”, “sucesorio”, al poner el énfasis en ello, ¿acaso no está implícitamente invitando a descartar la existencia de un presunto delito penal de usurpación a un campo en posesión –según el abogado Rubén Pagliotto- de la sociedad anónima Las Margaritas? ¿Y no es justamente ese el punto álgido en discusión y sobre el cual el juez de apelaciones de Paraná tendrá que decidir?

Es verdad que Carbonell no integra la sala penal, adonde esta causa podría hipotéticamente llegar. Por tanto, es cierto que no tendrá que expedirse él en persona. Igualmente, ¿qué sentido tiene que salga en los medios? ¿Acaso no está contribuyendo así a la “mediatización/politización” de la cuestión jurídica?

Estas reflexiones no tienen por propósito herir. Por el contrario, están inspiradas en el deseo de que el Poder Judicial de Entre Ríos pueda sobrellevar esta “causa caliente” con la mayor independencia y objetividad, sin dejarse arrastrar por los vientos huracanados que soplan desde ambos lados de esta grieta.
Fuente: El Entre Ríos

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