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"Cuando las cosas iban bien, los diarios me llamaban el goleador belga; cuando no, el descendiente de congoleños", de Romelu Lukaku, el máximo goleador histórico de la selección belga, con 37 goles en 69 partidos oficiales. Fuente: Diario La Nación.

25 jugadores de origen africano jugarán las semifinales del Mundial de Rusia 2018. En otras épocas hubiera sido impensable pensar en equipos con jugadores de las ex colonias europeas, pero hoy son protagonistas del torneo. ¿Multiculturalidad, integración inmigrante o simplemente aprovechamiento de cualidades futbolísticas?

Por un lado, parecería que ver a selecciones integradas por jugadores de diferentes orígenes emite una imagen de multiculturalidad. 14 de los 23 jugadores convocados por la selección francesa son de origen africano y 8 en el caso de Bélgica. Inglaterra tiene en su equipo a integrantes de origen jamaiquino y también nigeriano.

Parecería que repetimos la historia de Francia 1998, cuando la selección “bleu” estaba integrada con figuras de diferentes orígenes como Zinedine Zidane, de origen argelino, Marcel Desailly, nacido en Ghana; y Patrick Vieira de Senegal. Hoy, Francia vuelve a llegar a semi-finales de la mano de jugadores como Umtiti de origen Camerún.

Ahora no deja de ser claro que se trata de jugadores que provienen de ex colonias. La antigua dominación europea sobre estos territorios no deja de quedar evidenciada. La foto de hoy es la de países que durante años ejercieron el control sobre otros.

Parecería entonces que su presencia en los equipos de sus ex dominadores es la consecuencia de una relación de beneficio mutuo: para la potencia europea, que vuelve a llegar a las últimas etapas del torneo de futbol mundial, y para los jugadores que la integran que encuentran una salida a la realidad económica en la que vivían. No por nada el jugador RomeluLukaku le prometió a su madre que jugaría bárbaro el futbol para sacarlos de la situación en la que vivían (para ejemplificar, él relata la presencia de ratas en su casa).

Tener el equipo integrado por mal llamado inmigrantes no quiere decir que la sociedad los haya aceptado a todos ciudadanos con el mismo rango que a los que nacieron o provienen originariamente del Viejo Continente.

No obstante, no necesariamente esta tenga que ser la versión con la que tenemos que quedarnos, porque la inclusión en el fútbol de personas de otros orígenes abre la puerta a la inclusión. No por nada Nelson Mandela se preocupó tanto por mantener el juego de los Springboks. Podría haber terminado con ese equipo, en plena salida del Apartheid en Sudáfrica, pero lo entendió como una herramienta para unir a la sociedad, para justamente encontrar un punto de conexión en un país partido por años de dominación de “hombres blancos” y privación de sus derechos a las personas de tez oscura.

¿Por qué? Porque para un francés hijo de argelinos o a un belga hijo de padres congoleños ver que este deporte, que apasiona a toda la nación de la que él forma parte aun cuando sus padres no lo hagan de origen, ser dominado por jugadores de su mismo procedencia le permite verse como un igual, le permite creer que la integración es posible, y le permite al mismo tiempo unir estas dos tierras de las que ha surgido. Le permite sentirse parte. Y para los ciudadanos que reciben a estos hijos de ex colonias es un punto de unión. Se pueden conectar. Con el fútbol. Sí, con el fútbol.

Son muchas las lecturas que se pueden hacer sobre estas selecciones múltiples. Pero sin dudas han despertado el interés de todos. Sí, la intriga por las historias de estos jugadores y de sus países de origen y acogida.

Este Mundial será recordado por muchas cosas. Que la presencia de jugadores de origen africano de la nota es algo para resaltar. Esto no quita que falte mucho por hacer para lograr la inclusión de los inmigrantes en Europa y en todo el mundo. Pero sin dudas este torneo lo ha puesto sobre la mesa. Que siga corriendo la pelota porque detrás del deporte, se tejen redes que ni imaginamos. Y que el Mundial lo gane el mejor.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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