Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Hubo tiempos, o al menos a mí me parece, en que las noticias, en una jornada escasa hasta la abstinencia de ellas, en los diarios se recurría a una información que aparecía en forma invariable: el primer nacimiento del año.

Creo que la ausencia de noticias en ese día es la única explicación de la aparente importancia de la misma, por lo demás totalmente inexacta como la que acabo de dar, porque esa coincidencia entre la fecha del nacimiento y el primer día del año no agrega nada al milagro que cualquier natalicio significa; y que, por más que parezca ser lo contrario, nunca valoramos en su profundo y misterioso valor.

Salvo, he escuchado contar a alguien de mi familia que por una vez no es mi tío, que una bisabuela mía (porque, aunque nunca lo di a entender, además de mi tío tuve otros parientes), creía que la única coincidencia a la que se podía tomar como una señal de gracias infinitas, era la que se daba en su caso, haber nacido el domingo de Pascuas de Resurrección. Aunque siempre sospeché que en esa afirmación había un poco de pecaminoso orgullo, porque también me dijeron que ella había nacido -en lo que ahora está de moda nombrar como un oxímoron- o sea una celebración fija pero móvil, ya que se da la sorprendente circunstancia que el Domingo de Pascuas cae siempre un domingo, aunque difícilmente lo haga cada año en el mismo domingo del año anterior. Por más que se me ocurre que la antedicha noticia cumple ahora una importante función, que permite establecer vetas contradictorias de nuestro humor bautismal, ya que los impregnados de influencias foráneas no solo al nombrar a sus hijas acuden a un Marylin u otro nombre similar, a veces mal escrito, mientras si se trata de varones se está poniendo de moda no ya el gastado Atahualpa, sino el de Huinca o Tabaré. Y mejor no me pongo a decirles de las otras corrientes de agua medrosas por las que puede circular el humor bautismal. Corrientes que ya siguen de largo con los nombres de pila del almanaque o del santoral.

Pero siempre, de entrada no más, salgo mal rumbeado. Porque me he enterado de un nuevo y trágico ranking. Al que hay que tomar con la mayor seriedad, ya que no se trata de la primera chica a la que se vio abstenerse de beber alcohol en todas estas festividades, sino del primer… feminicidio del año. El que tuvo por víctima en Santiago del Estero a una mujer joven llamada Celeste, y como victimario a un policía de su misma edad.

Lo que llevó a lamentarme, con ayes repetidos, lo bajo en que ha caído nuestro Santiago, que por lo visto ha perdido hace tiempo el San para quedar recortado en un Thiago, que dicho sea de paso es un nombre de moda de varón; Santiago, el que hubo un tiempo que supo ser el rincón de la Patria donde se hablaba el castellano más puro y la gente, de prosapia o sin ella, o sea los hijos de algo o los hijos de nada, eran los que mejores modales mostraban entre nosotros, los argentinos.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario