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Allá por 1930 se daba inicio por primera vez al evento de futbol que mueve a todos los argentinos, y a muchos ciudadanos en todo el mundo de la misma manera: el Mundial de fútbol.

Y como cada cuatro años el reloj se detiene durante los 90 minutos en los que la Argentina se enfrenta a sus rivales. Y también durante los 90 minutos previos, y durante los días anteriores y posteriores. La pelota en Rusia se lleva toda la atención. Y también los temas de conversación, y las juntadas con amigos, y la vida laboral misma en algún punto.

La cuestión se puede volver incluso un poco más extrema, y están quienes directamente ponen un freno para todo durante este mes: no importa quienes se estén disputando la pelota, sino lo que importa es el deporte que está observando. Cada fecha, algunas más importantes que otras, tendrán su atención.

Puede para aquellos que ya son hinchas fervorosos de un equipo local que se trate de un torneo más, un certamen que no les genera la misma felicidad que lo hace por ejemplo ver a su equipo campeón de la Copa Libertadores. Sí, están ellos también.

Además están quienes nunca se interesan por el fútbol que de repente se vuelven en expertos y comentan como especialistas. Sí, también estarán ellos, e irritarán a quienes siguen de forma fiel este deporte de 22 jugadores.

Todo es parte del folclore del certamen. Los papelitos, los comentarios de los amantes y los inexpertos, las calles vacías durante el partido y repletas luego si se trata de una victoria. Todo hace a lo que conocemos como la época del mundial.

A su vez, parecería no haber dudas al respecto, que durante estos días emerge una especie de “fraternidad” entre todos los argentinos que los lleva a mirar el partido de su selección, a sufrir con el alma cada encuentro, y a festejar también cuando así lo sea con todo el corazón.

Rodeada de críticas, no es este un equipo que despierte muchas ilusiones. Sí, está Messi, el número del mundo, pero por alguna razón cuando usa la celeste y blanca lo critican demasiado.

Es verdad que la clasificación para esta Copa fue difícil. No nos quedamos afuera por un pelo. Y abundan más las críticas que la confianza en que este equipo pueda volver a traer a la Argentina el ansiado premio de ser el mejor equipo del mundo.

No obstante, nunca se sabe qué puede terminar pasando en un Mundial. Muchas veces los favoritos se caen rápido, y los menos pensados emergen con toda la fuerza, deslumbrando a todos y contradiciendo todas las estadísticas.

Arrancan los 90 minutos de “parate”, que por ahora será de unas semanas, pero que si todo sale bien puede ser de un mes. Puede pasar de todo, pero lo importante es que algo nos unirá por estos días.

¿Somos argentinos una vez cada cuatro años? No necesariamente es tan así. Lo que sí es claro es que este es el momento donde lo mostramos abiertamente.

Fuerza Argentina. Ojalá la Copa venga. Y si no, la vida continuará. Pero qué lindo sería que venga.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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