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Todos sabemos de “pensiones de club” -de entrada se empieza mal, porque en lugar de pensiones, se hubiera debido hablar de “hogares” o de “internados”- que parecieran ser que no son otra cosa que canteras, no para formar futbolistas, sino para alimentar pedófilos.

Ahora me acaba de contar mi tío que vino un experto extranjero en “barras bravas” -por lo visto hay expertos para todos los gustos-, no sé si contratado o no por la AFA, que llegó a la conclusión que las barras bravas de los clubes grandes cuentan con pases de jugadores, manejan el merchandising en las calles y el estacionamiento, venden drogas y tienen vínculos, no solo con la dirigencia de aquéllos, sino con el poder político. Luego de lo cual remató mi tío con un “chocolate por la noticia”.

Mientras me desayunaba, a la vez, me entero que se investiga al presidente de la Liga Paranaense de Fútbol y del Club Belgrano de Paraná, Alejandro Schneider, y algunos de sus familiares, por defraudaciones tributarias multimillonarias.

Me vino entones a la memoria el título de un libro que se encuentra en el estante más alto de la biblioteca de mi padre y perteneció a su bisabuelo. Su autor es un español mentado como Jardiel Poncela. Su título es una pregunta: “Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?”.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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