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El Dr. Federico Losco, del Consejo de Cardio-oncología de la Sociedad Argentina de Cardiología publicó hace pocos días un artículo en el que indica que la enfermedad cardiovascular (ECV) y el cáncer son causas significativas de morbi-mortalidad en el mundo.

En nuestro país, la ECV es la principal causa de muerte en mujeres. El cáncer de mama (CM) es el tumor más frecuente (1 de cada 8 mujeres tendrán cáncer de mama a lo largo de su vida) y el causante de mayor número de muertes. La incidencia de la ECV y CM aumentan con la edad y es muy común que estas entidades coexistan al momento del diagnóstico. Una vez realizado el diagnóstico, gran número de tratamientos para el CM son potencialmente cardiotóxicos, pudiendo causar inconvenientes agudos, subagudos o crónico que impactan en el pronóstico y calidad de vida de las pacientes. La detección y tratamiento más precoz y los mejores tratamientos en enfermedad avanzada hace que la población sobreviviente de CM crezca año a año, actualmente en Estados Unidos se calcula que aproximadamente 3 millones de mujeres se encuentran en esta condición. En mujeres mayores de 65 años la mortalidad cardiovascular es mayor en las pacientes sobrevivientes de cáncer de mama que en las pacientes sin historia de cáncer, este mayor riesgo se manifiesta a partir del séptimo año del diagnóstico.

La cardio-oncología es la disciplina encargada de identificar y controlar los factores de riesgo cardiovascular, las toxicidades cardiovasculares secundarias al tratamiento y el seguimiento de estas pacientes.
Identificación del riesgo cardiovascular previo al tratamiento
También la Sociedad Interamericana de Cardiología advierte sobre la relacion entre ambas enfermedades, en base a la declaración científica de la Asociación Americana del Corazón (AHA), donde en primer lugar se reconoce que existen factores de riesgo comunes a ambas enfermedades como el tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo y la dieta. En segundo lugar, describe la importancia de los efectos secundarios de algunos de los tratamientos oncológicos utilizados en el cáncer de mama que aumentan el riesgo de cardiopatía como las antraciclinas y los anticuerpos monoclonales, que producen cardiotoxicidad que conllevan a insuficiencia cardiaca, solo reversible en algunos casos. El documento detalla las características de cada uno de los grupos farmacológicos utilizados y su umbral cardiotóxico, el cual debe ser tomado en cuenta para estar alertas a la aparición de cardiopatía. El tratamiento radiológico no es inocuo al corazón y su manifestación principal es la enfermedad arterial coronaria.

Este documento hace hincapié en la prevención, el diagnóstico precoz y la aplicación de tratamiento oportuno del daño miocárdico. En este sentido recomiendan como primer paso, la identificación del riesgo cardiovascular previo al tratamiento, la evaluación ecocardiográfica inicial y seguimiento con técnicas que detecten el daño precoz de la fibra antes de la caída de la fracción de eyección como el Speckle Tracking, que puede detectar la alteración en la deformidad miocárdica antes de afectar la función contráctil del ventrículo izquierdo. El uso de las imágenes en combinación con otros biomarcadores (troponina I, péptidos natriuréticos) son indispensables para la identificación precoz del daño miocárdico y deben ser utilizados antes, durante y al culminar el tratamiento.

Por primera vez se habla de terapias preventivas con fármacos probados en la insuficiencia cardiaca como los betabloqueantes, Inhibidores del sistema renina-angiotensina y antagonista de la aldosterona.

En conclusión, se trata de un texto de lectura obligada para cardiólogos y oncólogos con la finalidad de trabajar en conjunto en la prevención de la enfermedad cardiovascular ya que es la primera causa de muerte en la mujer, muy superior a la mortalidad por cáncer de mama, esto asociado a la alta eficacia del tratamiento curativo de esa enfermedad oncológica de mama hace que las mujeres vivan más tiempo y tengan más oportunidad de manifestar la enfermedad cardiovascular.
Factores de riesgo comunes
El cáncer de mama y las enfermedades cardiovasculares tienen factores de riesgo comunes. El sobrepeso, el sedentarismo, el tabaquismo y la “dieta occidental” (alta en grasas saturadas, carnes rojas, azucares y harinas refinaras) son factores de riesgo tanto la ECV como para el CM 8. El 80% de las ECV podrían ser prevenidas con modificaciones de estos factores de riesgo 9 y también tener un impacto sobre la incidencia de CM. La ECV es la principal causa de muerte en mujeres añosas tratadas por CM . Es muy importante identificar y controlar estos factores de riesgo en pacientes al momento del diagnóstico, estas pacientes se encuentran en mayor riesgo de desarrollar cardiotoxicidad con el tratamiento y ECV durante y luego del mismo.

En la mayoría de los casos, las manifestaciones clínicas de estas afecciones aparecen en estadíos avanzados del proceso patológico, y muchas veces ya es tarde para intervenir de forma efectiva.

La detección precoz mediante controles ecocardiográficos, electrocardiográficos u otros métodos por imagen como la resonancia magnética es utilizado en la práctica, aún así sabemos que la disfunción del ventrículo izquierdo es un evento tardío del daño miocárdico y puede representar un daño irreversible, esto habla de la necesidad de factores predictivos para identificarlo en estadíos mucho más precoces.

Es importante educar en un estilo de vida saludable y brindar la contención y el control necesarios para este grupo de pacientes. En la práctica habitual esto no es tenido en cuenta, siendo generalmente relegado a un papel secundario. No hay que perder de vista que el éxito de esta estrategia tiene impacto en la calidad de vida y sobrevida de las pacientes durante y después del tratamiento.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa