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Un nuevo estudio confirma lo que sospechábamos: los usuarios de noticias son susceptibles a creer en noticias falsas si coinciden con su punto de vista.

Esta semana, la periodista Jayne Williamson-Lee publicó una nota que repasa los principales resultados de un estudio que confirma la fuerte adhesión de las personas a recordar noticias falsas si el contenido coincide con su orientación política. El informe publicado en Medium esta semana advierte que “Las personas tienden a votar en función de sus recuerdos de candidatos políticos y sus campañas, pero ¿qué tan precisos son esos recuerdos?”
Los falsos recuerdos
Si se advierte a los votantes sobre una noticia que contiene información errónea, ¿puede eso evitar que formen falsos recuerdos e incluso falsas creencias al respecto?

Un estudio publicado en Psychological Science el mes pasado, buscó responder a esas preguntas siendo el primero en examinar los falsos recuerdos de los votantes en busca de escándalos políticos durante una campaña activa. La investigadora principal, Gillian Murphy, de University College Cork, y sus colaboradores, incluida la experta en memoria Elizabeth Loftus, llevaron a cabo uno de los experimentos políticos de memoria falsa más grandes hasta la fecha, centrándose en el período previo al referéndum sobre el aborto en Irlanda en mayo pasado. La campaña, centrada en un debate emocional entre dos partes con convicciones profundamente arraigadas, resultó ser una oportunidad ideal para estudiar la influencia de los recuerdos falsos.

Los investigadores reclutaron a más de 3.000 votantes en línea y les preguntaron si iban a votar y cómo lo harían. Luego mostraron a cada participante seis noticias en orden aleatorio, dos de las cuales fueron fabricadas e incluyeron carteles de campaña ilegales o un juicio por agresión sexual. Después de leer las historias, a los participantes se les mostró una advertencia: “algunas de estas noticias fueron inventadas”.

Murphy y sus colegas descubrieron que los votantes, después de ver noticias falsas, tendían a formar recuerdos falsos sobre historias que se alineaban particularmente con sus creencias políticas.
Una memoria selectiva
Los participantes que votaron sí para derogar la prohibición del aborto, por ejemplo, tenían más probabilidades de recordar el escándalo de carteles fabricados sobre la campaña opositora. "Es probable que 'recuerden' los escándalos que reflejan mal al candidato contrario", dijo Murphy a la Asociación de Ciencias Psicológicas.

Casi la mitad de los participantes recordaron al menos una de las dos noticias falsas que habían leído, lo que demuestra "la facilidad con la que se pueden crear recuerdos de escándalos fabricados durante campañas políticas emocionales", según el estudio.
Una pequeña luz de esperanza
Pero los participantes que obtuvieron un puntaje alto en la prueba de capacidad cognitiva fueron más expertos en identificar si una historia que se alineaba con sus creencias era falsa. "La alta capacidad cognitiva puede permitir a las personas superar el efecto de sesgo de la orientación política y monitorear más efectivamente las fuentes de sus recuerdos", explican los autores.

Estudios anteriores han encontrado que emitir advertencias sobre información errónea tuvo al menos algún efecto en la reducción de recuerdos falsos. El estudio actual, sin embargo, encuentra que incluso cuando los eventos fabricados se presentan con una advertencia sobre su legitimidad, los recuerdos falsos se crean fácilmente. La elaboración de estrategias para evitar recuerdos falsos de los votantes puede requerir la implementación de medidas más sofisticadas, además de emitir advertencias sobre información errónea. "Que la orientación política y los efectos de la capacidad cognitiva persistieron ... a pesar de una advertencia explícita sobre posibles noticias falsas en la segunda parte del estudio, sugiere que estos efectos no pueden simplemente ser eliminados al fomentar un monitoreo más estricto de la fuente", concluyen los autores.
El desafío de evitar el engaño
Las noticias falsas pueden crear efectos similares en los votantes en procesos de campañas electorales. "A menudo es difícil convencer [a la gente]de que las noticias falsas son falsas", agregó Loftus . “Con la creciente capacidad de hacer que las noticias sean increíblemente convincentes, ¿cómo vamos a ayudar a las personas a evitar ser engañados? Es un problema en el que los científicos psicológicos pueden estar excepcionalmente calificados para trabajar ", advierte la investigadora.

Sin dudas se trata de un fenómeno que llegó para instalarse en el corazón de las democracias. Y el esfuerzo de todas las ramas del conocimiento, la investigación científica, el periodismo y la tecnología deben aliarse para luchar contra este nuevo mal que aqueja a los usuarios. El estudio que lleva adelante el equipo de investigación de la Universidad de Concepción del Uruguay enfocado en “desinformación” es una señal importante que habrá que mirar con detenimiento para, al menos, lograr describir el comportamiento de las campañas de desinformación. Y luego, con más alianzas y la potencia de la tecnología, diseñar acciones para combatir esas campañas como lo hace el Proyecto Desconfío. Y así poner freno a esta dinámica que hace tambalear al periodismo y sacude los cimientos de la democracia con mensajes a medida y a “domicilio” sin mediación alguna.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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