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El presidente y Enrique Cresto en Argencitrus
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Prometían conseguir que todas y todos disfruten del asadito dominguero, (a diciembre de 2019 costaba 290). También la heladera llena. Dijeron que el dólar no era para “amarrocar” y que perdería quien apostaba a la divisa. Proclamaron que bajarían drásticamente la inflación y que se reactivaría la economía. Juraron que volvieron mejores.

Por Juan Valjean (*)

El resultado concreto a casi dos años de gobierno es contundente: Boudou, D Elía, De Vido, Lázaro Báez y otros condenados por corruptos están libres. El asado cuesta más de 600 pesos el Kg. y el gobierno reparte polenta. Las vacunas, luego de varias mentiras, llegaron tardísimo. Sólo aparecieron (menos las segundas dosis de Sputnik) luego del escándalo de los vacunados VIPS como los padres de Massa, Vertbisky, etc y hacer nombres sería muy largo, pues se desperdigan por doquier. También se burlaron de vos y de mí, con las visitas ocultas y selectas de modelos, artistas maquilladoras, instructores de perro, depiladoras, sin una explicación coherente o razonable a la quinta de Olivos en plena pandemia, mientras los argentinos y argentinas de a pie no podíamos trabajar ni velar a nuestros muertos. El dólar trepó a 180 pesos, la inflación interanual a julio de 2021 superó el cincuenta por ciento. Según datos oficiales la economía cayó en el 2020 9,9 puntos, el índice de pobreza traspasó el 42 por ciento al cerrar el segundo semestre de 2020. La variable de ajuste son los salarios de activos y sobre todo, de los jubilados (en cuyos nombres tiraron toneladas de piedras en el gobierno anterior por una ley que era mejor que el criterio de actualización que rige ahora impulsado por los Fernández) siendo que algunos durante el 2020 perdieron más del 40 por ciento de su poder adquisitivo. Muchos trabajadores, trabajadoras, jubilados y jubiladas no superan la línea de pobreza con sus magros ingresos. Según UNICEF 6 de cada 10 niños, niñas y adolescentes son pobres. 1.1 millones de chicos y chicas se desvincularon de las escuelas (en los tres niveles) según cifras a Junio de 2020 del Ministerio de Educación de la Nación. Los muertos por Covid 19 no paran de contarse y llevamos más de 110.000, estando entre los diez países del mundo con mayor número de contagios, dejando más que claro que la gestión de la pandemia fue decepcionante. Cerraron más de 20.000 empresas Pymes y se perdieron cientos de miles de puestos de trabajo. Es una industria de crear pobreza.

Ahora la estafa continúa y van por todo: de la mano de Máximo Kirchner, Cristina Fernández, Alberto y el políticamente voluble Sergio Massa proponen a la castigada ciudadanía entrerriana una lista que tiene todo el calor y el color de la Cámpora.

Cual caballo de Troya para perpetrar el engaño, la encabeza el todo terreno Enrique Cresto, el mismo que en el 2017 llamó aliado al que hoy es su principal oponente, el macrista Rogelio Frigerio.

Le siguen ignotos e ignotas (Carolina Gaillard, Tomás Ledesma y Brenda Uliman) que no exhiben más mérito en sus escuálidos C.V. que la no escrita ni titulada lealtad a Cristina Fernández y una marcada y si comprobada inexperiencia en el manejo de los problemas del Estado a la que disfrazan con la que creen la excusa perfecta: su juventud. Al CV de los ignotos jovenes camporistas los atraviesa una misma experiencia, la que su primer y único empleo es en el Estado y llegados por dedo amigo.

Se infiere con toda lógica y sin realizar ningún esfuerzo intelectual que no tendrán mayores dificultades Cristina y su brazo ejecutor, su otrora crítico Alberto Fernández devenido en máximo entusiasta en imponer todos y cada uno de los proyectos que sus desvaríos ideológicos y su particular percepción les indiquen y a medida que se les antojen a voluntad: Por caso, negar la tortura en Venezuela y en Cuba o el encarcelamiento de opositores en Nicaragua, pactar con Irán manchándose sus manos con la sangre de los muertos de la Amia, destruir el Mercosur, reformar la justicia para ganar impunidad de amigos y amigas del poder y de ellos mismos como ya lo intentaron sin suerte en el último mandato K, poner freno a las exportaciones, realizar una reforma agraria , expropiar empresas privadas si cuadra, (Vicentín etc.) o todas esas brillantes ideas de las que dan cuenta con violenta prepotencia Hebe de Bonafini, Juan Garabois o Dady Brieva en cada una de sus entusiastas y sinceras apariciones.

Es el mismo Cresto que antes declaraba Pro-vida a Concordia y en éstos días aparece sin ruborizarse dando una voltereta y acompañando los pañuelos verdes que festejaron lejos del Papa Francisco la sanción de la ley del aborto; el mismo que enfrentó en el 2006 a Busti con la lista100, y ahora confiesa muy suelto de cuerpo que sus discursos lo erizaban.

Pero no te confundas: El candidato real a quien vas a votar no es Cresto. Ni el problema es su frágil memoria, o que tiene su palabra más devaluada que el peso, o en igual medida que la de su Jefe Alberto y en consecuencia puede cambiar como lo ha hecho en el pasado y seguramente como lo seguirá haciendo en el futuro, todo lo que él quiera, de acuerdo a su conveniencia de coyuntura. Cómo dijo alguna vez Hernán Orduna respecto de su padre, Juan Carlos Cresto, "que se ubica para del lado que calienta el sol." La verdadera y real candidata es Cristina que es su mandante y a ella es a quien vas a votar. Es la que conduce alocadamente y con sus propias urgencias judiciales los destinos del país y fue siempre coherente, no cambió ni volvió mejorada: La sufrimos y la seguimos sufriendo.

En síntesis: No quieren la república. Por el contrario, pretenden conformar una sociedad compuesta con cada vez más pobres asistidos y asistidas con modestia mediante planes de emergencia que los dejan cautivos para siempre, que desaparezca definitivamente la clase media, que la mayor cantidad de gente posible quede hasta sin dignidad, sin educación, y sin trabajo. Una dirigencia acomodada, de sangre azul, que se perpetúe en el poder parasitando a los pocos y pocas que trabajen.

Y después de todo para muestra basta un botón: Alberto Fernández, el Presidente, nos visitó ayer inaugurando más planes sociales, que vamos a pagar todos, con los que nos cobra de impuestos. Con Alberto Fernández y pandemia mediante, llegamos al 50% de pobreza y ya lo decía el dr. Alfonsín, "en la Argentina hay hambre no porque falten alimentos, hay hambre porque sobra inmoralidad". Y en eso el gobierno de Fernández no deja de ser inmoral en cuanto a prioridades, otorgando tarjetas alimentarias q no compran medio changuito del supermercado, malgastando recursos en ministerio de género, aborto y hasta falos de madera, en una Argentina que parece cada día más surrealista que el Guernica de Picasso.

(*) Pseudónimo empleado por el autor de esta nota de opinión.

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