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“—Anxo, pero ¿no crees que haces demasiado?

—Depende de si nos centramos en escalones subidos o escalones por subir. Dado que una semana tiene 168 horas y todo esto no llega ni a la mitad, podría decirse que aprovecho menos de la mitad de mi vida.

—Y hacer todas esas cosas cada semana ¿no es un agobio?”


De Anxo Peréz, emprendedor y creador de 8Belts, en su blog del Huffington post de España

La búsqueda es infinita y seguramente has escuchado millones de fórmulas. En 2017, se pagaron 1.327.000 euros por la supuesta fórmula de la felicidad que Albert Einstein le entregó como propina a un mozo en Japón en 1922. ¿Qué hace entonces a la felicidad?

En general, todas estas ecuaciones tienen algo propio, sí, un componente agregado que es ínsito de cada uno. Es que no se trata de “la” cuenta matemática perfecta sino de encontrar aquella que nos haga a nosotros alcanzar este denominado por muchos como “estado”.

Anxo Perez en su blog explica su fórmula que es muy simple: “Hacer X = Ser + Feliz; O lo que es lo mismo: Cuando hago X = Soy más feliz”. Del mismo modo, Eistein entregó dos notas a este mozo del Hotel Imperial de Tokio. Una de ellos decía: “Una vida sencilla y tranquila aporta más alegría que la búsqueda del éxito en un desasosiego constante”. La otra, “Donde hay un deseo, hay un camino”.

Podemos pensar que si lo decía un Premio Nobel entonces este es el camino. Pero, también, ¿no puede ser que al tratarse de algo tan personal, en verdad cada uno es su propio “Nobel” para llegar a la felicidad?

Es que lo que le genera placer a uno no necesariamente le produzca lo mismo a otro. Ni tampoco el sendero para lograrlo sea el mismo. Lo importante es entender qué es lo que a cada uno le importa, lo que a cada uno le cambia la aguja y qué pasos tenemos que dar en nuestra vida para vivir de una forma placentera.

Las guías y reflexiones de otros sobre qué camino tomar para alcanzarla son útiles para por lo menos ver en qué le estamos fallando. O por los menos un disparador para hacer la autorreflexión: ¿soy feliz? Sin embargo, la solución recae en nosotros.

“Somos cazadores de realización personal, la misma que yo obtengo cuando llevo a cabo lo anterior. Sueño con hablar quince idiomas y tocar catorce instrumentos, pero no para decirle al mundo que hablo quince y toco catorce, sino por algo infinitamente más importante: que soy feliz haciéndolo”, dice Pérez en su reflexión sobre el tema. Y aquí radica una pista central para encontrar justamente eso que nos da satisfacción: ¿lo hago por mí o por otros?

Muchas veces es a través de la mirada de otros que creemos alcanzar este estadio. Lo que es más vivimos en una sociedad acostumbrada a medirse a través de lo que los demás piensan de nosotros: ¿cuántas personas pusieron me gusta en una foto nuestra o cuantas vieron la historia que subimos en nuestra red social?

No hay una poción mágica. No hay un solo camino. Pero emprenderlo definitivamente vale la pena. ¿O no? Y sí, depende de cada uno. Vos podes ser en este tema tu propio Einstein.
Fuente: El Entre Ríos

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