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Como es el caso de cualquiera de ellas, para entenderla plenamente, caben varios tipos de mirada.

La primera y principal, tiene que ver con los procesos que llevan a adoptar las decisiones gubernamentales relevantes. Entre los que debería tener un grado, no siempre valorado plenamente, la recolección seria y objetiva de la información que la hace sustentable. Al respecto, y para hacer referencia a un caso concreto, cabe señalar que, según fuentes cruzadas, fueron precisamente los informes errados que elaboraron los servicios de inteligencia rusos – los cuales señalaban que las tropas de esa nacionalidad al invadir a Ucrania serían recibidas de manera entusiástica, por la mayoría de la población ucraniana que los tendría por “libertadores”, aquello que llevó a Putin a cometer un error que resultó trágico y costoso para todo el mundo.

Otra mirada tiene que ver con “la distribución de poder entre los que mandan”–algo que en los gobiernos militares que supimos conseguir, en su íntima jerga hacían referencia a quienes en verdad, y no solo en apariencia, detentaban “el manejo de los fierros” – un detalle no menor a la hora de decidir. No se puede dejar de lado, ni olvidar tampoco, el hecho que una vez que las decisiones están tomadas, existen además de aquéllas que se hacen públicas, las que desde las cocinas del poder se callan, o no son claramente explicadas. Es dentro de ese marco que cabe interrogarse acerca de algunas de las decisiones que se han visto adoptar, o están en vías de serlo, en la realidad gubernamental entrerriana.

Es así como no resultaría descabellado el preguntarse y a la vez obtener respuesta, a aquello que en verdad explica el motivo de los “desalojos” que ha decidido el Superior Tribunal de Justicia provincial de “sus” edificios, de las oficinas de las fiscalías y defensorías provinciales. De manera de saber cuánto hay de conflicto personal, y cuánto de razones valederas, que justifiquen la urgencia en hacerlos efectivos, en momento de la especial coyuntura, que tanto el gobierno como la sociedad toda atraviesa en estos momentos. Y si de allí pasamos a otros ámbitos gubernamentales, preguntarnos acerca de quién es entre el titular del Poder Ejecutivo y los legisladores aquél que tiene sino el “poder real”, al menos el decisivo.

Es que también aquí se ha hecho presente una situación que intriga. Dado el hecho que, hace de esto muy poco tiempo atrás, nuestro gobernador al ser interrogado acerca de si habría o no desdoblamiento en las fechas de las elecciones generales provinciales, con respecto a las nacionales, manifestó que esa era una cuestión que estaba en manos de los legisladores. Los que, a su vez, terminaron dejando la decisión a criterio del gobernador. A lo expuesto es necesario agregar, la existencia de decisiones gubernamentales que no son ni suficientemente difundidas, ni explicadas. Como si a la comida se la preparara y solo los cocineros fueran los convocados a comerla.

Es así como ha trascendido en medios de difusión nacional –y entre nosotros, hubo un legislador provincial que lo había anticipado- que hubo una reticencia de los “privados”, personas físicas y empresas, a prestarle dinero al gobierno nacional, mediante la compra de bonos que aquel mismo ha emitido. Además, existe una presión ejercida por de aquél a los gobiernos provinciales para que adquieran la fracción de esos bonos para que no quedara sin compradores entre los inversores privados. Y que muchos gobiernos provinciales, - entre ellos, el nuestro- han sido doblegados por esa presión. De esa manera se comienza a dar la extraña situación; por una parte, el gobierno nacional enviando a los provinciales fondos dinerarios en carácter de asistencia financiera; y por la otra, éstos “devolviendo” a la nación parte de los fondos así recibidos, adquiriendo bonos de deuda pública que aquél emita.

Por otra parte, según información distribuida por el mismo legislador – el gobierno provincial sub/ejecutaría las partidas presupuestarias destinada a la obra pública, utilizando esos fondos en colocaciones bancarias a altas tasas de interés, con la mirada puesta en el equilibrio presupuestario y por consiguiente en desmedro de la obra pública. Nada que objetar de ser así, pero no deja de ser lamentable que no se le dé la difusión necesaria, a lo que es una medida de “ajuste”. De ese ajuste silencioso que también está haciendo el gobierno nacional, al que debería seguir acompañando el de nuestra provincia, aunque lamentablemente no es una ayuda mayor, ya que quedan todavía “demasiadas canillas abiertas”.

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