No quiero juzgar quien tiene razón, tomar partido entre el gobierno de Israel y grupos terroristas, porque desconozco los detalles, como para dar una opinión fundada, sí me parece evidente que las verdaderas víctimas son los civiles, niños, mujeres, ancianos y hombres que no son parte de ningún grupo armado, y reciben las esquirlas de la violencia.
Las redes sociales, nos ponen frente a una cruda realidad, ver cuerpos mutilados, calcinados, y personas como nosotros llorando sus familiares, desgarrados por el dolor, ante la inexplicable lluvia de misiles, bombas y ataques armados.
El mundo, forma sencilla de poner en una misma bolsa a todos los habitantes del planeta tierra, incluidos dirigentes políticos, religiosos, sociales, intelectuales, deportistas, famosos, empresarios, etc; sigue su curso mientras se masacran personas, y pareciera que se reacciona una vez que las bombas caen en nuestro territorio, o los efectos colaterales en alguna medida nos afectan, sino la indiferencia nos gana.
El fin del mundo, de lo que conocemos como tal, no está tan lejos como pensamos, ni tendrá características bíblicas, el fin de lo que conocemos está en nuestras manos, en esta indiferencia descomunal que el mundo tiene, en una visión geopolítica deshumanizada, donde disfrazamos de cordialidad y amor fraterno en las relaciones diplomáticas, cuando en realidad solo perseguimos sacar el mejor provecho.
Recordemos que la Sociedad de Naciones sufrió el golpe de realismo con la segunda guerra mundial, la Organización de las Naciones Unidad, a diario muestra su ineficiencia, y su rol servil a las potencias mundiales, garantizando en definitiva el orden mundial según la visión de la elit de países triunfadores de la segunda guerra mundial.
La paz no se logra solo con buenas intenciones, máxime si la comunidad internacional no reacciona, con todo el rigor. Porque indefectiblemente, nos encontramos con muchas irregularidades, crímenes de guerra, y fundamentalmente un desprecio por la vida humana, propio de regímenes totalitarios.
Muchos tienden a tomar una u otra postura, claramente las generaciones de niños actuales nacen en el medio del conflicto bélico, donde el eje del mal, es el otro, el que está del otro lado de la frontera, a quien se le cargan todos los males, y padecimientos. La esperanza reside en aquellos israelíes y palestinos que a pesar de esta historia teñida de sangre, buscan un punto de encuentro, donde ambas partes cedan, y no una negociación donde el fin sea imponer la propia voluntad.
Quizás quienes estamos muy lejos físicamente, podamos colaborar poniendo en agenda el tema, destacando que no implica desconocer que tenemos problemas en nuestro propio país o región, pero dejando por un momento la egolatría y entendiendo que la única forma de no repetir la historia de violencia en escala mundial, es comprometiéndose, la neutralidad no debe significar pasividad.