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Por Felipe Sastre (*)

Puede que el título sea más propio para una batalla épica de Siglo XVIII que para una nota de opinión, pero en rigor de verdad procura describir la realidad que vivimos últimamente los vecinos de Concordia.

En los últimos meses, nuestra ciudad fue invadida por una gran cantidad de personas cuya vestimenta se caracteriza por el uso de una gorra color naranja; lo que por sí mismo no sería un problema si no fuera porque estos individuos se toman más atribuciones de las que les podrían corresponder si es que, efectivamente, fueran ellos a quienes refiere la Ordenanza 35.701*, cosa que no queda clara dado que, por un lado, el Artículo 8 de la normativa es confuso y está mal redactado (lo transcribo acto seguido) y por otro, ningún funcionario municipal ha informado nada al respecto.

* Ordenanza 35.701 / ARTICULO 8º.- A los efectos de controlar que los conductores utilicen el tiempo de estacionamiento que han adquirido y activado, la municipalidad de concordia asignara personal que se ocupara de verificar del control del sistema”.

Las preguntas que me hago en este sentido son, entonces: ¿quiénes son estos “controladores”?, ¿qué tipo de relación laboral tienen con el municipio y qué facultades les han sido conferidas específicamente?, y si en cambio trabajan de modo privado ¿cuál o cuáles son las empresas para las que operan y cómo fueron seleccionadas por la Intendencia para el control del espacio público?

Pero el dilema no queda aquí, hay algo más grave que la desinformación a la que nos somete la actual gestión municipal (aunque se arrogue “transparencia”). Como mencioné, los “gorras naranjas” parecen atribuirse facultades que no poseen, ni les otorga ninguna normativa: cuando consideran corresponder, se toman la libertad de confeccionar actas de infracción, potestad de la que sólo gozan los inspectores de tránsito municipales, en tanto Oficiales Públicos, de conformidad a lo dispuesto en el Artículo 6 de la precitada normativa. Entre paréntesis, sepan los ciudadanos que semejante irregularidad no hace más que invalidar las multas que labran los “controladores”.

Considero que los concordienses deberíamos hacer uso, con más frecuencia, del tan mentado “gobierno abierto”, del que se jactan los actuales funcionarios municipales, y empezar a pedir explicaciones, entre otras cosas, acerca de la forma en que ha sido instrumentado el Sistema de Estacionamiento Medido. Tenemos derecho a estar informados y a exigirle a nuestros gobernantes que se apeguen al respeto irrestricto de la ley en pro de fortalecer la calidad institucional.


(*) ABOGADO
MAT. CSJN TOMO 114 FOLIO 690
MAT. CAER Nº 9119 FOLIO 247 TOMO I
CONCORDIA - ENTRE RÍOS
estudiosastre@hotmail.com

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