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De esa manera, con referencia a nuestro sistema judicial local, no hacemos otra cosa que aplicar una expresión de moda, aunque se la escucha a diario aplicada a las consecuencias de nuestra crítica situación climática.

El símil es apropiado, aunque en realidad “el fuego” en la justicia se inició mucho antes del momento que nuestros campos comenzaran a quemarse. Al respecto existen discrepancias acerca de su momento inicial, ya que algunos señalan como tal el de la designación como integrante del máximo tribunal de nuestra provincia al letrado paceño Castrillón, cuya anterior militancia en el peronismo era destacada, y al que se considera que no se le puede cuestionar la calidad de sus votos como miembro de aquél, sino su carácter que lo vuelve víctima de imprevisibles arrebatos.

Otros consideran que el punto de inflexión no se encuentra allí, sino en un posterior “mix de juicio político y renuncia” de otro juez del mismo tribunal, en este caso el profesor universitario Chiara Diaz, el cual ante la inminencia de la iniciación del juicio político en su contra, presentó su renuncia al cargo, la cual al ser inmediatamente aceptada, hizo que automáticamente fuera aceptada; y se produjera el cierre de las actuaciones iniciadas. vinculadas con su juicio político. Existen en medios forenses quienes explican esa renuncia en la determinación del renunciante, en que la publicidad de un juicio de este tipo, pudiera afectar el prestigio del que goza ese tribunal. Mientras que otros, con una dosis no pequeña de perversidad, aluden al hecho que un resultado desfavorable en ese juicio, hubiera significado la pérdida de su derecho a percibir la jubilación que acompaña a su retiro.

La pregunta que aparece como consecuencia de esta última suposición, que lejos estamos de compartir, atento a nuestro conocimiento superficial de esa situación, lleva de cualquier manera a inquirir si ante la existencia de una decisión de la Cámara acusadora, que pone en marcha el mecanismo del juicio político, tanto en el caso de los jueces como de autoridades ejecutivas, resulta institucionalmente correcto que una renuncia del así imputado impidiese la realización del juicio. Por nuestra parte, en tren de ser a la vez objetivos y prudentes tal como corresponde, para efectuar consideraciones en la que estén en juego la imagen de todo el sistema judicial, y en especial de los tribunales máximos tanto en el orden federal como en el de las provincias, se nos ocurre que las aguas comenzaron a agitarse en ese ámbito local tan sólo “de rebote”, como consecuencia, más que de la decisión de un “jury de enjuiciamiento” por la manera en que resolvió la imputación a fiscales cuestionados, y sobre todo el apartamiento de la totalidad del Ministerio Público de la causas abierta en contra uno de ellos.

Una decisión que no solo alborotó a “los gremios” de jueces y fiscales de todo el país; y hasta llevó al poder político nacional a interesarse en el tema; sino que viene a perjudicar, metiendo en una bolsa a toda nuestra justicia; afectando en un grado impreciso,aunque real, su imagen, de una manera que, en principio, no se compadece con su digna trayectoria. Ya que de esa manera se han abierto las compuertas del dique de la opinión pública; y que se escuchen voces proclamando que “la culpa la tiene Urribarri y sus procesos” remedando el latiguillo que se utiliza para aplicar sobre la figura de Mauricio Macri. Y hasta el punto que a un destacado comprovinciano se lo llegó a observar preguntando acerca del porqué, de los nueve integrantes de nuestro máximo tribunal provincial, cuatro son de Concordia, como si no se supiera que, por lo menos hasta ahora, esta ciudad es la "capital política" de la provincia.

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