En una carta a inversores, Bill Gross alerta acerca de cuán extendido está el mercado de crédito y los riesgos de que el hilo se corte

El áspero debate que en el Congreso Nacional tuvo y tiene el paquete de reformas propuesto por el Gobierno ocultan la cuestión de fondo que motiva los cambios: el elevado déficit fiscal. Evitar un accidente macroeconómico obliga a ejecutar un ajuste paulatino y rezar que, en el largo camino entre el déficit actual y un presupuesto equilibrado en el futuro no medien cambios de clima en los mercados financieros globales que compliquen el financiamiento de esa transición.

La carta que Bill Gross, el famoso inversor en bonos, escribe desde la gestora de fondos Janus Henderson dando su visión para el mercado financiero en 2018, enciende una luz amarilla. Gross fue co-fundador de PIMCO y gestor del Pimco Total Return Fund, el mayor fondo de bonos del mundo, hasta 2014, cuando se mudó a Janus Henderson.

La siguiente es una traducción libre (y acortada) de su carta a inversores fechada "Diciembre de 2017".

"Popurrí de inversiones"

1. En los máximos anteriores de los mercados (1987, 2000, 2007) los inversores pudieron "asegurar" sus activos de riesgo comprando títulos del Tesoro de los EE.UU., cuyo precio subió cuando la Reserva Federal ("FED") redujo las tasas de interés. Hoy, con tasas tan bajas, ese "seguro" es limitado. Los activos, por lo tanto, no resultan tan "asegurables" y sus precios deberían reflejar este riesgo. Si un error de política, un evento geopolítico, o algo que no podemos prever ocurrieran, la capacidad de protegerse estaría limitada como nunca antes. Por ello, es posible que la Reserva Federal siga más cauta y menos propensa a subir tasas que lo que el mercado piensa.

2.Antes de Keynes, los economistas suponían economías auto balanceadas, aunque sujetas a shocks externos. Rara vez la teoría incorporaba a las finanzas o al crédito como factores de desequilibrio. Con Hyman Minsky, los economistas introdujeron la idea de estabilidad financiera, que primero induce al endeudamiento y luego a la inestabilidad. Minsky alertó acerca del delicado equilibrio entre producción y finanzas. Cada uno de ellos debe estar equilibrado y también lo debe estar su interrelación.

3. La formación de crédito que comienza en el banco central se expande en los bancos, comenzando con activos "AAA" y expandiéndose hasta la periferia de los mercados financieros. En un punto, el crédito filtra hacia la economía a través de compras de bienes, activos fijos, materias primas y otros factores de producción. Este sistema depende del precio de los activos para ser exitoso; el nivel de deuda, su disponibilidad y su costo también son variables críticas. Cuando una o más de esas variables se deterioran, la probabilidad de éxito y estabilidad disminuyen.

4. Cuando el precio del crédito hace que el ingreso por intereses que genera es demasiado bajo para el nivel de riesgo asumido, el sistema se estanca o alcanza un tope. Hasta ese momento, los inversores habrán ido relajando su tolerancia al riesgo. El ingreso se sostendrá con un mayor plazo, o una menor calificación crediticia, o con la compra de acciones o de otras monedas. Así, hasta que el sistema quiebra. Apostar a que sabremos el momento justo para salir es peligroso. Podríamos estar acercándonos al punto de inflexión, así que inviertan con cautela.

5. El crédito de alta calidad puede a veces tomar el lugar del dinero en efectivo cuando su liquidez, retorno esperado y seguridad permiten la sustitución. Cuando el riesgo de incobrabilidad aumenta, o cae el retorno esperado, o la liquidez, y el inversor vuelve a preferir el efectivo, el sistema financiero entra en riesgo y puede sufrir problemas de liquidez.

6. La FED tiene en su balance deuda del Tesoro por US$ 4 billones (N.T.: millones de millones). "Sólo paguen los intereses", le dice la FED al Tesoro y, "de paso, a fin de año se los devolvemos". Dinero a cambio de nada: el Tesoro emite deuda gratis. No hace falta pagar, a menos que no hacerlo cree inflación. Por ahora no lo hace. Probablemente lo haga en un tiempo".


Nuestra mayor vulnerabilidad proviene de la dependencia del crédito externo para financiar la transición. Una vulnerabilidad que no desaparecerá en los próximos tres años. Si el mundo financiero estuviera pendiendo de un hilo tan delgado como Gross parece pintarlo, el Gobierno debería pensar en diagramar un plan B.

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