Uno de ellos, el sanjosesino, Ezequiel Cabrera, y el otro, un compañero de estudios llamado Sergio Pereira, son quienes han tenido la feliz idea de efectuar ese relevamiento como trabajo final de su programa de culminación de los estudios en su especialidad.
Su objetivo es establecer las cotas de inundación en la zona que tiene como foco principal El Brillante. Algo que implica el relevamiento de 150 hectáreas (y para efectuarlo apelan al GPS), el que se plasmará en una red altimétrica con seis o siete puntos de apoyo, de manera de materializar las cotas de inundación.
Entrando en precisiones técnicas cuyas diferencia e importancia se nos escapan, los realizadores del trabajo señalan que “la red estará disponible en tres sistemas de referencia, sistema de nivelación de alta precisión del Instituto Geográfico Nacional, en base al sistema de referencia de los puntos Ministerio de Obras Públicas y en base a la cota cero del río”.
Para mostrar la importancia del trabajo, sus autores parten de hechos conocidos por los vecinos, cual es que cada tres o cuatro años el río llega a los ocho metros y que cada ocho o nueve años se llega a cota 9 o más, habiendo algunas veces superado la cota 10, situación en la que, como es obvio, surgen los mayores problemas.
Desconocemos si de haberse contado con un trabajo de esas características se hubiera buscado otra ubicación para el centenar de viviendas edificadas en las proximidades del curso del que en su momento era un arroyo con el nombre de “el doctor”, y que desde hace muchos años se ha transformado en una enorme y a la vez extensa cloaca a cielo abierto y si esa circunstancia de por sí hubiera sido razón suficiente para localizar el barrio en otro lugar, ya que no es bueno para nadie vivir “oliendo a podrido”, como de un tiempo a esta parte, y no solo en El Brillante, ha comenzado a suceder.
A la vez que resultaría de interés dejar establecidos si las máximas crecientes producidas en la zona llegarán a inundar parcialmente al barrio referido, ya que la creciente que lo afectó y ha impedido la entrega de las viviendas a quienes desde hace unos dos años esperan para ocuparla -algo que solo en nuestro país, posiblemente pueda darse- se explica en función de una de las lluvias torrenciales que se han sufrido en los últimos tiempos, y que como es sabido tuvieron una magnitud que esperemos sea ocasional.
Mientras tanto, al tomar noticia de esa iniciativa, no podemos sino destacar su carácter verdaderamente ejemplar. Ya que cabe preguntarnos acerca de cuántas ayudas de parecidas características podríamos recibir de estudiantes universitarios cuyas familias vivan en nuestro medio, y que estén en una etapa avanzada de sus estudios en diferentes disciplinas.
Y es dentro de ese contexto que se nos ocurre que, inclusive con ese objeto, sino resultaría de utilidad contar con un registro de estudiantes de nuestra comarca que, con su espíritu innovador y con su formación educativa, puedan transformarse en valiosos colaboradores del progreso de nuestra comunidad.
