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Tanto historiadores, como una larga tradición compartida, coinciden en considerar al 17 de octubre de 1945, como el día del nacimiento del movimiento peronista, instituido como el Día de la Lealtad y celebrado cada 17 de octubre que constituye la principal fecha conmemorativa del peronismo. Las mismas fuentes explican lo entonces ocurrido -algo que conviene recordar, ya que los hechos históricos vinculados con en el entonces coronel Juan Domingo Perón, se han ido desdibujando con el paso de las décadas, a la vez que se ha asistido al crecimiento del Mito –o de los mitos- ya que, a la figura de Perón, se la ve distinta según quién es el que la mire.

De allí que no parezca ocioso señalar que ese es el día en que se conmemora la gran movilización obrera y sindical en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, realizada el 17 de octubre de 1945, que exigió y obtuvo la liberación del entonces coronel Juan Domingo Perón, detenido, pocos días antes, por el mismo gobierno militar del que formaba parte, como consecuencia de un abortado golpe interno, frustrado precisamente por esa movilización. A su vez en la celebración de esa misma fecha, llevada a cabo en la plaza de mayo en el año 1949, la crónica periodística de ese entonces señala que en esa oportunidad no solo se ya se dejó de lado la Misa de Campaña que abría los actos en anteriores celebraciones, sino que en las proximidades de la Pirámide se había colocado una gran figura que representaba al pueblo sosteniendo una bandera con el nombre de Perón.

El secretario de la CGT, José Espejo, habló en primer lugar. Más tarde lo hizo Eva Duarte y por último Perón que elogió en esa oportunidad al gobernador de la Provincia de Buenos Aires, coronel Domingo Mercante, y reiteró una pregunta que había hecho el 17 de octubre anterior "¿están conformes con el Gobierno?", a lo que los manifestantes respondieron "la Vida por Perón" para luego reclamar por "Mañana es San Perón". Y lo fue, y de allí en más mientras gobernara el primer Perón, siempre se repitió el mismo diálogo y, por parte del entonces presidente, se escuchó en mismo anuncio, el que no significaba por su parte una auto santificación, sino que al día siguiente nadie – y cuando se dice “nadie”, es porque era como un feriado- iba a tener que ir a trabajar. Estamos seguros que es posible que lleguen a provocar polémicas superfluas, los dichos de quien en los día que corren, dando cuenta que siguen siendo portadores de viejos enconos, de una manera totalmente infundada, han afirmado que en ese “mañana es San Perón”, es dable desentrañar el ya lejano origen de los actuales “fin de semana largo”, los cuales resultan más o menos coincidentes con una fecha, que por motivos diversos es digna de ser recordada, por su vinculación con un momento trascendente de nuestra memoria colectiva.

Y la indicación de no darse necesariamente esa coincidencia, se la ha visto este año, ya que el día en que se homenajea al General San Martín, ha quedado desfasado con el último fin de semana largo; es que tampoco nos encontramos ante lo que estrictamente es un finde que reúne demasiadas de esas características. Por nuestra parte, para desestimar la afirmación a que hemos hecho referencia sobre el origen de esta modalidad de “fines”, debemos comenzar por señalar que al primer Perón no se le hubiera ocurrido y por consiguiente hubiera consentido jamás el “corrimiento” de ese día, o su inclusión en un fin de semana de esas características.

Es por eso que sin poder establecer si el origen de esa modalidad, fue consecuencia de una espontánea decisión gubernamental, o de un pedido con mucha fuerza de cámaras de hoteleros y compañías de turismo, por citar a dos categorías de los beneficiados económicamente por la medida. Lo cierto es que, a la vez, ha quedado manifiestamente en claro, que nos encontramos ante una medida positiva para la promoción del turismo interno. En tanto, de pensar como lo hacían nuestros abuelos, una iniciativa de ese tipo, de entrada, nomás, hubiera sido rechazada de plano, teniendo en cuenta el valor de lo no producido en esos días de ocio. Pero desde la perspectiva actual es de suponer que eliminar esas “mini vacaciones” resulta imposible, con solo el imaginar la reacción que provocaría el mero anuncio de una decisión de este tipo.

Frente a lo cual, lo realmente honesto y razonable sería desvincular estos períodos de holganza de las conmemoraciones que deben ser apreciadas para nuestra comunidad, dejando librado a criterio de la autoridad en cuál de ellas su día, será feriado. A la par que no seguir aumentando la habilitación de “estas liberalidades”, y otras de no muy parecido tenor que se dan bajo diversas, conocidas y dañinas formas.

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