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Los murciélagos, que los científicos llaman a veces quirópteros (quiro=mano; tero=ala), tienen en su nombre vulgar también su descripción. Es una metátesis de “murciégalo”, alterando las sílabas, y “mur” viene de mus=ratón, ciega=ciego y lo de ala.

Fueron un enigma para Aristóteles, que no lograba definirlo como un ave u otro tipo de animal. 300 años más tarde Plinio, “el viejo”, lo consideró definitivamente un ave, pero recién en el 1600 se los definió como mamíferos alados. Se cuentan más de 1400 especies, y es probable que las haya desconocidas.

Se alimentan de frutas, insectos, algunos de carne, hay tres especies que lo hacen de la sangre. Pese a lo que cree no son ciegos, si bien su visión es mala. Conocida su orientación por un sistema semejante al radar, usando la reflexión de sus agudos gritos. Pueden ser muy promiscuos, pero algunos mantienen una sola pareja. Su tamaño varía de lo muy pequeño, como un abejorro y pesando 2 gramos, a los que tienen una envergadura de 1,5 m.

Durante los inviernos fríos suelen hibernar, y la frecuencia cardíaca cae a 10 latidos por minuto, de los 600/minuto cuando vuela, y la temperatura corporal a 30º C. Viven como promedio 4-5 años, pero algunos superan los 35 años. Se caracterizan por su bajo peso corporal, envejecen en forma muy lenta, no sufren procesos inflamatorios crónicos, el cáncer es entre ellos excepcional y sus cromosomas no se acortan, que es lo que ocurre cuando envejecemos. Conviven con cantidad de distintos tipos de virus sin enfermarse.

Creo que no podemos negar la cantidad de ventajas fisiológicas que tienen estos bichos, quizá para compensar su para mí irremediable fealdad. Pero como todo ser viviente debe tener sus momentos de gloria. Adiviné algo de eso cuando junto a una caverna en Mississippi, esperé un rato que llegara la hora según indicaba un letrero, en que saldrían. Y así fue, era el atardecer y bruscamente el espacio se cubrió de alas negras y chillidos y el cielo se oscureció y luego los miles de murciélagos se dispersaron sobre bosques y campos. Las horas de salida y regreso varían día a día y se rige por la luz solar. Tienen un papel fundamental en la supervivencia de especies vegetales, al ser grandes dispersores de las semillas de los frutos de los que se alimentan.

¿Recuerdan aquella “gripecita” que padece el mundo y que no llegaría hasta nosotros, nacida en Wuhan a partir de algún virus de murciélago con descanso en un pangolín? ¿Cómo podría explicarse la resistencia a enfermarse contando con tal número de virus en su organismo, incluso el de la rabia? La explicación tuvo su inicio en el año 1957, cuando dos investigadores del NHI de Londres, Alik Issacs y Jean Lindermann, estudiaban la inhibición del desarrollo viral de la gripe aviar, encontraron una sustancia inhibitoria del crecimiento y propagación del virus al que llamaron interferón.

Parece claro que bioquímicos japoneses poco tiempo atrás habían descubierto una sustancia similar. Son muchos los interferones, con estructuras diversas y acciones también distintas. Además de su acción antiviral, tiene un papel importante en la regulación de la inmunidad del organismo y actúan también sobre ciertos tumores y enfermedades inflamatorias. Su síntesis es estimulada no solo por virus sino también por bacterias o fragmentos de las mismas, y también hay virus destructores del interferón.

Fue purificado en 1978, y en 1980 usando un gen inyectado en una bacteria pudo iniciarse la producción masiva y aplicarse en el tratamiento de dolencias tan diversas como la esclerosis múltiple, la hepatitis C en fase crónica, melanomas malignos, leucemias, entre otras. Debo aclarar que los interferones no actúan en forma directa contra el virus, sino que modifican la estructura dentro de las células del organismo para que estas produzcan substancias que actúan, estas sí sobre el virus. Su mecanismo de acción es muy diferente del de los anticuerpos; éstos envuelven al virus y lo atacan. Los interferones modifican y aprestan mecanismos de las células para destruirlos.

El murciélago tiene 61 genes involucrados en la síntesis de interferones, quizá ahí está la raíz de sus virtudes fisiológicas. En la especie humana se han identificados 20 genes. El dolor muscular o articular, la fiebre, el torpor propio de las gripes, son producidas por la secreción de interferón, síntomas que se reproducen cuando se inyecta esta sustancia para tratamiento médico.

Los murciélagos son hoy una especie amenazada por los generadores de energía, redes demasiado fuertes para sus débiles miembros.

Para los chinos la llegada de un murciélago a casa es signo de felicidad y abundancia. Moisés prohibió a los israelitas que lo tocaran. Hay opiniones y fanatismos para todos los gustos.
Fuente: El Entre Ríos

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