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¿Por qué nosotros no tenemos ni crédito ni moneda y los demás sí?

El próximo gran acto del gobierno de Alberto Fernández, post-pandemia, tiene que ver con la renegociación exitosa -o no- de la deuda externa. Argentina pretende canjear por nuevos bonos y en condiciones mas ventajosas un stock de deuda en dólares en manos de privados y que alcanza los 68 mil millones de dólares. Ese monto incluye los llamados bonos Macri, emitidos durante la presidencia de Mauricio Macri, y también bonos emitidos con posterioridad a las reestructuraciones anteriores durante el gobierno de Kirchner, conocidos como bonos ¨exchange¨ o también bonos Kirchner.

Desde el año pasado, cuando Argentina recibió la última cuota del programa de ayuda del Fondo Monetario Internacional, nuestro país dejó de tener acceso al crédito externo y al mismo tiempo se quedó también casi sin crédito en el mercado local de pesos. A la fecha, la única palanca de financiamiento disponible -y que ha reemplazado a la emisión de deuda- es la emisión monetaria, mecanismo a través del cual el Banco Central auxilia generosamente al Tesoro Nacional.

Esta incapacidad de tomar deuda no sorprende a nadie considerando la reputación de deudor -y ¨defaulteador¨- serial que tiene en Argentina pero si es llamativo que nuestro país haya entrado en esta condición aun cuando su ratio de deuda neta sobre producto bruto es del 55%. Este número está muy por debajo de lo que muestran países vecinos, otros países de América Latina, y también países del mundo desarrollado y Japón donde ese número excede con creces el 100%.

"Por algo no nos prestan y eso tiene que ser culpa nuestra"

Pero por algo debe ser que no nos prestan, ni siquiera el FMI. Aunque nos cueste admitirlo, -recuérdese que los argentinos somos especialistas en echarle siempre la culpa al otro-, algo mal debemos estar haciendo. Si no, no se explica que -aun en condiciones de gran inestabilidad como las actuales- en las últimas semanas países como Perú o Panamá hayan podido emitir deuda en los mercados internacionales por miles de millones de dólares a poco más del 3% tasa, mientras Paraguay ha hecho lo propio pagando apenas un poco más, más cerca de la zona del 4%.

Perú es el segundo país más afectado por casos de coronavirus en la región con más de 50 mil, después de Brasil, pero esto no parece haber incidido negativamente en la consideración de los inversores. Nosotros, con un 10% de los casos del país transandino tenemos mientras tanto vedado el acceso a los mercados internacionales. Claro que la crisis del covid-19 no ayuda, pero definitivamente son otras las consideraciones que hacen que seamos vistos como insolventes a los ojos de la comunidad inversora internacional.

"Países mucho más pobres que nosotros, como Perú, toman deuda al 3%. Para nosotros en cambio no hay a ninguna tasa"

En las próximas semanas se sabrá si nuestro país vuelve a caer default, situación de angustia e incertidumbre que se ha vuelto ya casi una costumbre. Que así sucediera sería realmente una calamidad ya que sin dudas magnificaría el colapso de nuestra economía en los meses que vienen y retrasaría por años cualquier intento de recuperación. Sin embargo, y gracias a Dios, es el gobierno quien tiene en mano la llave del éxito de la negociación. En este punto, la solución del problema ya es puramente política, considerando que los acreedores parecen prestos a tomar una propuesta mas cercana a los 45 centavos por dólar adeudado, contra unos 35 centavos que ofrecería el gobierno, pero bien lejos de los 100 a los que Argentina les vendió bonos no tanto tiempo atrás.

Países mucho más pobres que Argentina, pero mucho más disciplinados, crecen con vigor desde hace décadas, son moderados en su gasto público, han sabido abrirse al mundo sin caer en falsos chauvinismos, y gozan -por supuesto- de un acceso al crédito que a nosotros nos resulta particularmente esquivo. Si tantos otros han tomado ese rumbo uno se ilusiona con que tal vez no sea demasiado tarde para poder hacerlo pero lamentablemente nuestro pasado parece condenarnos. Pasada la tormenta de la deuda, y esperemos que con éxito, sería bueno que todos nos pudiéramos sentar a reflexionar el porque nos pasa lo que nos pasa, olvidando por un momento los demonios externos y pensando solo en los que viven dentro nuestro. Es que resulta que de estos hay unos cuantos y gozan de buena salud.
Fuente: El Entre Ríos.

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