Decisiones como éstas, que han sido solicitadas por sectores de la oposición una y otra vez, hoy son rechazadas por los gobernadores del Partido Justicialista y el kirchnerismo e incluso por su propio candidato, Alberto Fernández, que paradójicamente las incluyó en su plataforma de gobierno.
El motivo del rechazo es la supuesta pérdida de recursos que sufrirían las provincias por la disminución en la recaudación de impuestos nacionales, que estiman en 60 mil millones de pesos.
Pero, ¿por qué las medidas anunciadas no tendrán en realidad ese impacto negativo en las provincias?
Lo que la Nación dejará de recibir en concepto de recaudación por impuesto a las ganancias e IVA, son recursos que en la práctica irán al bolsillo de los ciudadanos. Dos mil, tres mil, cinco mil pesos más que millones de argentinos tendrán disponibles en pocos días y que seguramente luego serán destinados a la adquisición de productos o el pago de servicios que, en este caso, sí serán pasibles del cobro de impuestos. Lo que las provincias vean como una disminución de recursos en un primer momento, en verdad lo estarán compensando con un incremento en la recaudación de impuestos nacionales y provinciales (Ingresos Brutos, por ejemplo), fruto del aumento del consumo. Se estima que la recaudación, en este sentido, alcanzará los 55 mil millones de pesos, con lo cual el impacto será mínimo o nulo, y lejos estará de ser como lo plantean los gobernadores que se quejan.
Lo que resta es una cuota de responsabilidad y memoria por parte de quienes hoy, en pleno proceso electoral, se oponen a medidas que favorecen a los sectores más necesitados y olvidan que quien devolvió los recursos que le correspondían a cada provincia y aumentó proporcionalmente la coparticipación, ha sido precisamente el gobierno encabezado por el presidente Mauricio Macri.
