Atención

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Lesiones auditivas, discapacidad, contaminación, quemaduras… Algunas de las consecuencias de tomar como diversión lo que a otros genera innumerables trastornos. Una “diversión” que por cierto puede ser reemplazada por otra, siempre y cuando –claro está- pongamos en práctica la tan mencionada ‘empatía’.

Hablamos de pirotecnia en nuestro espacio de salud de hoy. En particular de las de estruendo, más allá de que el resto también genera contaminación y pueden provocar incendios y quemaduras, especialmente cuando su uso no es responsable.

La Dra. Stella Maris Cuevas (MN 81701), Presidente de la Asociación ORL Ciudad de Buenos Aires recuerda que “estos productos pueden ocasionar un verdadero peligro en la audición; temor o sobresalto en bebés, ancianos, en personas que sufren algún tipo de discapacidad y quemaduras. No se puede dejar de aclarar acerca de la afectación en los animales domésticos y silvestres y también en el medio ambiente”.

“También genera contaminación, ya que para su fabricación se utilizan sustancias como perclorato de potasio o amonio, que tras la explosión se dispersan en la atmósfera, y se concentran en aguas próximas a los lugares donde se los usa”, agrega en una publicación realizada por TN.

“En las personas que manipulan los mismos o que están cerca, el estallido puede provocar lesiones auditivas. El oído presenta naturalmente un sistema de protección frente a la presencia de ruidos fuertes, pero actúa recién aproximadamente después de 10 centésimas de segundo, por lo que resultaría ineficaz ante el uso”, indica la especialista.

“Está demostrado que una bomba de estruendo alcanza 190 decibeles, que es mucho más de lo que el oído puede soportar. Este tiene la capacidad de tolerar sonidos hasta 90 decibeles sin ocasionar daños. En caso de bebés o niños, están aún más expuestos al daño, ya que su sistema auditivo es más vulnerable, por lo que se recomienda alejarlos de la cercanía de la explosión. Si se trata de niños más grandes, hay que recomendarles usar protectores auditivos”.
Posibles consecuencias del uso o mal uso de la pirotecnia
Pueden ir desde una pérdida de audición, por el daño de células del oído interno, entiéndase trauma acústico, muchas veces irreversible. Se recomienda consultar lo antes posible.

Otra posibilidad es la presencia de zumbidos (conocidos también con el nombre de acúfenos o tinnitus). Puede ser transitorio o permanente y su intensidad variable.

En algunas oportunidades, si la explosión es muy cercana, el oído puede sufrir de una gran presión sonora, y esto podría ocasionar la perforación de la membrana timpánica, algunas veces acompañada de sangrado, dolor y disminución de la audición.

Más se complicaría el cuadro si además se presenta una crisis de vértigo, con mareos, náuseas y pérdida de audición por la vibración.

Asimismo, los olores que emanan de los residuos químicos post estallido también en algunas personas pueden producir sintomatología, como náuseas o vómitos.

No se puede dejar de mencionar el uso de cohetes de elaboración casera, resultando ser aún más peligroso, ya que podrían ocasionar graves explosiones produciendo accidentes más terribles.
Grupos más vulnerables
Para un grupo de personas muy vulnerables se requiere una extrema atención y son los ancianos que podrían no entender qué está sucediendo y esto alteraría su sistema nervioso. Y los sacaría de su rutina asustándolos.

Y las personas con trastorno del espectro autista (TEA) en este caso en especial se trata de personas con una alta sensibilidad auditiva, generándoles un shock que puede ser muy perjudicial. Sus oídos son extremadamente sensibles, ellos tienden a taparse los oídos, y romper en llanto incontrolable, nerviosismo extremo, acarreando muchas veces consecuencias peligrosas como llegar a autolesionarse.

En el caso de las mascotas, les genera un importante estrés, inestabilidad emocional afectando el sistema nervioso y como tienen una capacidad auditiva superior a la de los seres humanos (porque escuchan sonidos muchas veces imperceptibles), para ellos esta situación, es mucho peor de lo que imaginamos. Les puede causar taquicardia, náuseas, falta de aire, aturdimiento, miedo y en algunas ocasiones la muerte. También ocurre lo mismo con los animales silvestres.

Se recomienda para evitar su sufrimiento enmascarar el ruido con el sonido de la televisión, ventiladores o equipo de música; buscarles un lugar seguro; cerrar puertas y ventanas y evitar que salgan, ya que podrían ante el susto escaparse. Otra opción es utilizar terapia calmante, previa visita al veterinario.

Los fuegos artificiales otorgan un maravilloso espectáculo, pero son dañinos para la salud. Se debe aclarar que en caso de utilizarse, deben aplicarse medidas de seguridad, ser bien manipulados y usar los correspondientes protectores auditivos.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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