Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
El martes 30 de abril amaneció diferente. El presidente de la Asamblea Constitucional, reconocido como presidente legítimo de Venezuela por 50 países del mundo, Juan Guaidó, apareció junto con Leopoldo López, principal líder opositor, llamando a los venezolanos a “salir a la calle”. Un nuevo punto de inflexión en la contienda entre la oposición al chavismo y el líder de este partido, Nicolás Maduro. Quizás cuando sea publicado este artículo haya otra Venezuela, o quizás no.

La convocatoria tuvo su efecto: miles de manifestantes salieron a la calle y fueron reprimidos por las fuerzas del gobierno en su intento de controlar las masas. Varias facciones militares comenzaron a relevarse e incluso Estados Unidos afirmó que Maduro ya había arreglado su salida a Cuba, decisión de la que se habría retractado tras recibir presiones internacionales.

Por un momento, pareció que el golpe sorpresa de la reaparición de López (en prisión domiciliaria desde 2017 y preso desde hace cinco años) había generado su efecto: la oposición tomaba el control. Sin embargo, las imágenes posteriores volvieron a mostrar que el enfrentamiento continuaba.

¿Qué pasará con este país latinoamericano? ¿Terminará Maduro cediendo el poder a Guaidó o continuará resistiendo hasta ya quedarse sin ningún tipo de aliado? ¿Podrá haber una solución pacífica en el corto plazo en esta nación que sufre desde hace años los enfrentamientos entre opositores y oficialistas?

Venezuela necesita encontrar una salida, más allá de las tendencias partidarias de cualquier persona que lo analice. Con una de las inflaciones más alta del mundo, una emigración de alrededor de 3.5 millones de sus habitantes, un grave desabastecimiento de alimentos y medicamentos, apagones constantes y un incremento de la delincuencia, no parecería que sus habitantes puedan aguantar mucho más. Algo pacería que tiene que cambiar.

Desde hace años que miramos expectantes lo que sucede en el país llamado bolivariano. La muerte de Hugo Chávez dejó un vacío de poder que intentó ser llenado por su delfín, Nicolás Maduro, pero que no pudo ser completamente ocupado. La oposición buscó constantemente ingresar en la toma de decisiones del poder, aún cuando sus principales líderes fueron apresados o exiliados.

Hoy estamos ante un momento clave. Lo que suceda esta semana determinará si esta fue nada más que un nuevo intento de la oposición por lograr hacerse con el poder o si será la semana en que efectivamente lo logre.

Lo que sí, el conflicto debería terminar de forma democrática, con un llamado a elecciones libres, donde sean los habitantes de esta nación quienes definan su próximo presidente y el rumbo a tomar hacia el futuro. No deberían ni las influencias internacionales ni las militares internas decidir quién tiene que ser el presidente. Es el pueblo venezolano el que lo debe hacer y de forma democrática.

Parecería que muchos, en el afán de ver “caer a Maduro”, se olvidan que son los habitantes de este país y no los de ningún otro, los que deben decidir qué curso tiene que tomar su nación. Si la decisión de estos es que Maduro cese en el poder, entonces así debería ser.

Esperemos que sea realmente lo que ellos quieren lo que decida el futuro de su país y no las influencias externas o internas, o peor aún el miedo a morir por oponerse al gobierno. Esperemos que sea la voz de Venezuela la que triunfe. Ojalá que así sea.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario