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Harari habló de la capacidad de daño del sistema
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El estudio Latinobarómetro muestra un creciente descontento regional con la democracia.

Latinobarómetro, una ONG sin fines de lucro con sede en Santiago de Chile, lleva a cabo desde 1995 el estudio Latinobarómetro, sobre la democracia en 18 países de América Latina.

El Informe 2018 pinta un cuadro bastante desolador para la democracia en la región: aunque 48% de los encuestados eligen a la democracia como la forma preferida de gobierno, apenas 24% está contento con ella. Es una caída de casi 20 puntos porcentuales en los últimos 10 años. Los adeptos que ha perdido la democracia se consideran hoy indiferentes entre un gobierno democrático y un régimen autoritario. Estos indiferentes pasaron de 18% en 2008 a 28% en 2018.

Para Argentina, el Informe muestra un panorama similar. El 58% considera que la democracia es la mejor forma de gobierno (¡vs. 71% en 2016!), pero apenas 27% está satisfecho con la democracia. El 22% está indiferente entre democracia y un régimen autoritario. A la pregunta “¿Diría Ud. que Argentina está gobernado por unos cuantos grupos poderosos en su propio beneficio, o que está gobernado para el bien de todo el pueblo?”, el 82% se inclina por la primera opción.

El 58% considera que la democracia es la mejor forma de gobierno (¡vs. 71% en 2016!), pero apenas 27% está satisfecho con la democracia

Crece, asimismo, la desconfianza en las instituciones, en general percibidas como más propicias a tolerar las andanzas de los gobiernos que a frenarlas peso a que tales andanzas van en contra del interés de la mayoría.

Diarios, radio o televisión difunden un panorama muy diferente del que recoge el Informe en cuanto a la credibilidad de las instituciones: en Argentina, la Iglesia y las Fuerzas Armadas, con 52% y 48%, respectivamente, son las instituciones más confiables para los argentinos. Las instituciones republicanas corren muy por detrás: la confianza en el Congreso alcanza apenas al 26%, y es más baja aún la confianza en el Gobierno, la Justicia, o los partidos políticos.

No es éste el panorama que nos cuentan los medios de comunicación, tan preocupados por los derechos de las minorías que, en su defensa, acaban por avasallar los derechos de la mayoría.

Quizás sea por esto que, al evaluar el Informe la confianza en las instituciones privadas, sólo las ONG salen más o menos airosas, con cifras cercanas a las de la Iglesia y las FF.AA. Los medios de comunicación son confiables sólo para el 41% de los encuestados.

Cuesta no relacionar esta falta de confianza y el auge de los medios digitales (el 76% de los argentinos tiene WhatsApp, el 67% Facebook y el 29% Instagram; apenas 20% no usa una red social), con los resultados “insólitos” de algunas elecciones. La gente parece saber que no debe creer todo lo que se lee, oye o ve.


El apoyo a la democracia que pinta el Informe se asemeja al que hace 17 años motivó el que se vayan todos

Aunque no haya encuesta que no refleje una gran falta de confianza en el Gobierno y en las instituciones de la república en general, esto no parece hacer mella en la mentalidad de los gobernantes. Algo que, como en un círculo vicioso, agrava esa falta de confianza entre gobernantes preocupados por sí mismos, y gobernados difíciles de fidelizar para los políticos.

Durante una charla TED, el historiador israelí Yuval Harari mencionaba que el sistema político tal como está diseñado tiene una capacidad limitada de hacer el bien, y un poder ilimitado de hacer daño. Exageraba, como ejemplo de esto último, con la capacidad de algunos gobiernos de iniciar una guerra nuclear. Aunque en Argentina no existe tal capacidad, el Gobierno sí puede aumentar retenciones en lugar de ajustar el gasto político, frenar al millón de usuarios de Uber en lugar de castigar a los taxistas que los atacan, afectar a millones de peatones y conductores en lugar de dispersar hasta la marcha más pequeña, o sobreproteger derechos de minorías aunque éstas, en algunos casos, incluso nieguen la existencia de la República.

El apoyo a la democracia que pinta el Informe se asemeja al que hace 17 años motivó el que se vayan todos. La desazón que provocan la falta de políticos honestos con los pantalones bien puestos, y la abundancia de bien asentados políticos corruptos, es una voz de alarma para la democracia.

Por lo pronto, los recientes resultados electorales en la región deberían dejar de considerarse insólitos, pues son bastante concordantes con las conclusiones del Informe.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa