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POR LORENA MUÑOZ
LORENAKATAR@YAHOO.COM.AR

El 2 de septiembre de 1917, frente a las autoridades designadas a cargo del Registro Cívico Municipal, Don Rómulo P. Turbil declara tener 20 años, ser argentino, soltero. De profesión carpintero y ser residente de la ciudad.

El período en que debe hacerse cargo de la Presidencia Municipal, regían condiciones de singularísima relevancia en nuestro país y en nuestra provincia.

El 6 de septiembre de 1930 el general José Felix Uriburu destituye por un golpe militar al Gobierno democrático de Hipólito Irigoyen. Comenzaba la restauración conservadora.

Uriburu disolvió el Congreso Nacional y decretó el Estado de Sitio, el que duró un año y medio. Se implantó la "Ley Marcial", reimplantando la pena de muerte. Se intervinieron doce provincias, caducando los tres poderes en las mismas. En esta ocasión Entre Ríos no fue intervenida.

Las medidas económicas, que adoptó el gobierno de facto ante la crisis, fue reabrir la Caja de Conversión, por lo que se deterioró el peso y lo devaluó. Decidió seguir pagando la deuda externa y para ello rebajó los sueldos de los empleados públicos. Los despidos en los sectores de más bajos ingresos se sucedieron ampliamente, dejando a innumerables familias sin sustento alguno.

La gran crisis en el mercado mundial, había dejado a los países productores de materias primas, como el nuestro, en términos muy desfavorables de intercambio. Para proteger las ganancias de los empresarios productores, el gobierno limitó la producción de distintos productos, controló la comercialización y decidió eliminar el excedente de las cosechas. Para ello se tiró el vino en las acequias, se quemó trigo y maíz en las calderas de los ferrocarriles y las fábricas, se arrancaron hectáreas de viñedos para que no hubiera superproducción.

En nuestra provincia el resultado de esta política fue trágico. Entre Ríos había logrado un amplio desarrollo de la industria vitivinícola entre fines del siglo XIX y las tres primeras décadas del siglo XX. Cuando la crisis económica golpeó en 1930, desde el Estado Nacional se decidió priorizar la producción de Cuyo y se ordenó la destrucción de los viñedos entrerrianos. La destrucción sistemática de bodegas, alambiques y hectáreas de cultivos de vid, dieron muerte a una industria pujante y con mucho futuro.

Ya en 1895, según el Censo Nacional, existían en el departamento Colón 9 bodegas, 129 toneladas de uva, 30 cubas de fermentación y 1244 litros de capacidad de los recipientes del trasiego. Se produjeron 1840 hectolitros de mosto y 1148 hectolitros de vino. Sólo en el Departamento Colón existían 600 hectáreas de viñedos.

Por eso en nuestro municipio y nuestra zona, esta política tomaba una particular y triste relevancia, no sólo por los graves perjuicios económicos que aparejó, sino y sobre todo, porque la relación de los agricultores con sus viñedos y, los frutos que producen con tanto cuidado y esmero, eran parte constitutiva de su propia identidad y de su cultura.

Paradójicamente en este tiempo, a fines de noviembre de 1930, se conocía la noticia acerca del progreso de la colonización en Entre Ríos, donde grandes extensiones de campo ubicados en el Departamento Uruguay, entre Estación 1º de Mayo y Colonia Caseros, fueron entregadas a la colonización. Esta situación reflejaba la colisión entre dos tipos de intervención estatal, caso puntual el del cultivo de la vid, mientras el Estado provincial la fomenta, el Estado nacional la prohíbe, alegando la necesidad de regionalización de los cultivos y privilegiando en este caso a la región de Cuyo.

En este contexto Rómulo Turbil asumió la presidencia municipal. En un clima enrarecido por la incertidumbre y el caos económico se le agrega la ausencia de designación del intendente por parte del Gobierno Provincial, que, tal como venía sucediendo anteriormente, coloca al Presidente del HCD al frente del Departamento Ejecutivo.

El reclamo, a nivel de la comunidad ante esta situación, no se hace esperar y el 4 de diciembre de 1930, a solo 3 días de asumir como Intendente, desde las páginas del Diario "El Entre Ríos" se hacía el siguiente pedido: "No resulta explicable por qué el Poder Ejecutivo de la provincia no provee las intendencias municipales de algunas comunas de la provincia, entre las cuales se encuentra la de nuestra ciudad, que viene siendo desempeñada por el Presidente de la Honorable Comisión Deliberante. Durante este año ha ejercido este puesto don Francisco Pelletieri, quien acaba de renunciarlo, entrando a ocuparlo otro miembro de la Comisión Deliberante, don Rómulo Turbil. Así que a un interinato sucede otro, pues no puede darse por resuelta la provisión del cargo en la forma que se viene haciendo. Las consecuencias de este estado de cosas no son favorables para nuestra comuna, que necesita una acción municipal tan empeñosa como diligente y que de ningún modo puede prestarle quien desempeña el cargo con carácter provisorio. Hay mucho que hacer en materia edilicia en nuestra ciudad y para realizar una tarea semejante con el éxito que exige el interés público, es menester sea normalizada con el criterio que corresponde la situación de la Intendencia, que es, puede decirse, la base de toda buena acción municipal." Estas palabras revelan el estado de la cuestión imperante en nuestra ciudad.

Con anterioridad a asumir esta tarea, Rómulo Turbil llevaba algunos años trabajando en el seno de la corporación. Durante la intendencia de Julio Pintos se desempeñó en el puesto de auxiliar del Departamento Ejecutivo, hasta su renuncia en agosto de 1924. En 1926 ya es miembro del Concejo Deliberante. Este mismo año es designado por unanimidad junto a Francisco Tavella para realizar gestiones para el embellecimiento de la Plaza principal. En 1928 sigue formando parte del HCD junto a los señores Feliciano Frossard; Francisco Pelletieri; Lucilo González y José M. Girard (hijo).

Al mismo tiempo formó parte de la Primera Comisión del Internado Fraternal, la asociación educacionista recientemente fundada, a iniciativa del diputado nacional don Herminio Juan Quirós. En esta primera comisión, formada en 1927, Rómulo Turbil se desempeñó en el puesto de secretario. En 1946 pasó a ocuparse de la tesorería.

El 30 de noviembre de 1930, el Decreto Nº190 lo designa Presidente Municipal de Colón, comenzará sus funciones el 1 de diciembre de 1930 y estará a cargo del Departamento Ejecutivo unos pocos meses. Al día siguiente de asumir la labor al frente del Ejecutivo, se conocía en nuestra ciudad la noticia del traslado a la prisión de la Isla Martín García del presidente de la Nación depuesto por Uriburu. Así el estado de cosas, el período de Rómulo Turbil no escapó a la provisoriedad reinante de la época.

Una nota positiva para la comunidad, sin embargo, tuvo lugar en este tiempo y contribuyó a enriquecer nuestro acervo cultural, dejándonos un legado que permanece hasta nuestros días: el 11 de diciembre de 1930 se conoce la noticia de una valiosa donación al Museo local.

"El gobernador de la Provincia Dr. Herminio J. Quirós, ha recibido una valiosa colección de fósiles destinada al Museo de esta ciudad, donada por la Sra. Virginia Mabragaña de Romero, figurando entre ellos antidiluvianos. Asimismo la colección mencionada cuenta con numerosos moluscos, como también minerales con cantidad de años de existencia y gran colección de libros. Por esta colección que cuenta innumerables piezas, había sido ofrecido a la Sra. de Romero, la cantidad de 9000 libras esterlinas en el año 1926, siendo rechazada con halagüeños propósitos, prefiriendo donarla al país de sus antepasados. En la entrega de esta importante donación ha tenido una importante participación el señor Eduardo Conyngham, tan vinculado en nuestro departamento. Es el único deseo de la señora de Mabragaña Romero al hacer dicha donación, que la sala en que se la destine, lleve el nombre de su esposo, coronel Antonio Antelo Romero, como homenaje a su memoria."

La labor de Rómulo Turbil como Presidente Municipal finaliza el 31 de marzo de 1931, continuará aportando sus servicios a la corporación, y en enero de 1934, ocupará el cargo de secretario municipal. Fallece el 16 de agosto de 1962, siendo sepultado en el Cementerio de nuestra ciudad.

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