Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
El economista Carlos Melconian, conocido por su pragmatismo y un lenguaje llano que le permite llegar a todo el gran público, dijo ayer sin miramientos que “al ministro Martin Guzmán no me lo banco porque miente”.

Melconian se refería a la alusión que hizo el ministro de economía respecto de que en el tema de reestructuración de la deuda el gobierno argentino no se podía permitir pagar un solo dólar más, ya que eso significaba un mayor ajuste a los jubilados.

Tal vez no valga la pena referirse a Guzmán como un mentiroso. En cambio, si vale señalar que estas permanentes dilaciones y demoras en esta novela interminable de la deuda, que encima ya se sabía que este gobierno iba a tener que reestructurar desde el lunes posterior a las PASO en agosto del año pasado, han forzado a que desde el gobierno se hable demasiado y sin pensar mucho en lo que se dice.

Frases huecas y para la tribuna. A los jubilados y esto se sabe, les va a llegar un ajuste peor que el que no le dejaron hacer a Macri, y esa movida va a ser parte de las discusiones que Argentina seguramente tenga con el FMI si logra renegociar exitosamente su deuda externa. Si esa negociación no llegara a buen puerto, el escenario es tan escabroso que lo mejor es evitar referirse a el por el momento.

No es el único argumento verbal liviano al que ha echado mano Guzmán para defender su punto de vista en la negociación. Después de ofrecerle pagar a los acreedores un valor de recuperación de 39 centavos por cada lamina de 100 en una primera oferta, en la última de hace solo dos semanas ya se había estirado hasta 53.5. Los bonistas, cuyos tenedores mas grandes finalmente se unieron representado un tercio de la deuda en discusión, contraofertaron 56.5 centavos. Y Guzmán dijo, si pagamos eso toda la deuda se vuelve insustentable. Otra mentira. Pagar 53.5 o 56.5 es igual de sustentable. O insustentable.

Muchos atribuyen a esta discusión interminable, que cada día que pasa le cuesta a Argentina perder reservas en decenas de millones de dólares, a la inexperiencia de Guzmán. El ministro, una figura muy joven, era hasta hace muy poco profesor en una universidad americana y carece por ende de cualquier experiencia en el arte de la negociación.

Pero en realidad, el verdadero estratega en esta negociación es Alberto Fernández. Ya ha dado evidencias ciertas de ser un maestro de la procrastrinación en cuestiones varias, y toda una reputación lo venia precediendo en eso de dejar temas abiertos por un tiempo largo sin terminar de resolverlos.

Argentina se demoró y mucho en esta negociación. Esto, además de generar una gran desconfianza en un momento económico muy complicado como el actual, le valió entregar durante este año casi 5 mil millones de dólares en pago de intereses. Una sangría dolorosa que se debió y se pudo haber evitado.

Vaya uno a saber que tenía en la cabeza esta gente que los llevó a dilatarse tanto, tal vez suponer que una crisis de deuda de la región los ayudaría en la negociación. Tal cosa por ahora no se ha producido, y mientras tanto países vecinos como Uruguay se financian a tasas de poco más del 2% anual. Nosotros, y eso lo sabemos todos, no tenemos acceso hoy a ningún tipo de crédito. Ni adentro ni afuera de Argentina.

La diferencia entre lo que hoy ofrece el gobierno y lo que piden los acreedores está en el orden de los tres mil millones de dólares por un periodo de 10 años. Poco menos de 300 millones de dólares por año o el equivalente a las reservas que perderemos durante las próximas dos o tres semanas si se mantiene este ritmo. Imposible entender porque todavía seguimos esperando.

Estamos atravesando un periodo dificilísimo, incluso peor al que vivimos durante la crisis de finales del 2002 y comienzos del 2003. Demoras injustificadas y mentiras blandas como las que sufrimos en estos días por parte de nuestros funcionarios no generan ni confianza ni previsibilidad. Sin ellas, y por supuesto sin un plan -aun cuando Alberto siga sosteniendo que no cree en ellos-, nos será muy difícil recuperarnos. No en vano se espera una franca recuperación de las economías de la región en el 2021 salvo Argentina, ya que por aquí se habla de una recuperación técnica en el mejor de los casos. A no ser -por supuesto- que algo cambie. Todavía estamos esperando.
Fuente: El Entre Ríos.