Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Así se apellidaban tres periodistas -en realidad eran dos, ya que el tercero era quien conducía el vehículo en el que los dos se movían, aunque debemos también tenerlo como tal como una mención de honor- de un diario ecuatoriano. Los tres fueron alevosamente asesinados, por un grupo residual de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) que no adhirió al acuerdo de paz arribado por su, hasta ese momento, dirigencia con el gobierno colombiano.

Un grupo que se había transformado en un conjunto de enajenados, ya que no solo de idealistas juveniles se habían convertido en narcotraficantes sino que, como prenda de rescate imposible de aceptar, exigían poco menos que un salvoconducto para comerciar drogas por corredores que cruzaban territorio ecuatoriano.

Una demostración de que la de periodista se ha convertido en una profesión cada vez más peligrosa. No solo en las zonas más calientes del planeta, sino porque, a decir verdad, todo el planeta se ha transformado en una zona caliente.

Y al honrar a Rivas Ortega y Segarra, lo estoy haciendo de manera sesgada a todos los verdaderos periodistas. A los que saben de lo que hablan porque, al mismo tiempo que lo conocen de primera mano, tienen una formación acabada que les permite demostrarlo objetivamente con justeza. O sea que ni confunden ni mal interpretan lo que ven, y además ni mienten ni se venden.

Periodistas de los cuales hay muchos. Aunque lamentablemente todos no lo sean.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario