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Algunos problemas que alarman en Inglaterra pueden ser nuestros en el futuro. La disminución de pastizales silvestres, charcas y estanques ha acarreado una menor población de ranas y sapos. Su número ha caído un 17% desde 2014, y el número de ranas disminuyó en más del 70% en los últimos 30 años. Recomiendan la construcción en los jardines y parques de pequeños estanques rodeados de piedra para ayudar el subir y bajar de dichas "alimañas". No usar el cemento, que recalentado en verano forma una barrera.

¿Se perderá el croar de las ranas al anochecer? Sería una lástima, ¡hay tanto ya perdido! ¿Era Rafael Alberti quien decía que ese croar llenaba el aire de agujeritos verdes?

Las anguilas parecen no estarlo pasando mucho mejor. Años que no veo una, colgando con otros pescados de un palo que el pescador traía sobre sus hombros. En los ríos británicos las anguilas están sufriendo una fiesta algo perversa. La orina de los cocainómanos al llegar a los ríos los contamina. Y en cantidades insignificantes, para nosotros, es ya dañina para ellas. Sometidas a concentraciones de mil millonésimas de gramos puede ya apreciarse la toxicidad. Se vuelven hiperactivas, sufren alteraciones musculares severas que disminuyen la fuerza muscular, con hinchazón y muerte de parte de sus músculos lo cual, sumado a alteraciones en las branquias que alteran la respiración, todo ocasiona la pérdida de vigor necesaria para cruzar el Atlántico y llegar a los Sargazos, donde se reproducen. Muchas quedarán en el camino. ¡Pensemos si tuviéramos que nadar tanto para reproducirnos...!

¿Y qué desequilibrio aparecerá cuando aquello que comen sapos, ranas y anguilas crezca sin control? Y entre nosotros ¿se habrá medido la concentración de cocaína en los ríos cercanos a las grandes urbes? Sería de interés. Tema para un doctorado de bioquímica.

Todos sabemos que el plástico es uno de los principales problemas ambientales y, pese a ello, la industria y la sociedad descansan abrumadoramente sobre su uso. Es un material que tiene ventajas, virtudes innegables: versátil, resistente a la corrosión, liviano, fuerte, transparente, baja toxicidad y durable. Demasiado durables. Es un material descartable: el 90% de los productos fabricados con plásticos se usan solo una vez. Desde que aparecieron en el mercado se han producido 6,3 billones de toneladas de desechos. Casi el 80% de los mismos van a rellenos. Anualmente 2,4 millones de toneladas se pierden en ríos y océanos, y durarán cientos de años, para transformarse en partículas muy pequeñas que dañarían la fauna marina e ingresarían a la cadena alimentaria.

Soñemos así con un plástico que sea 100% degradable, reducido a esa moléculas simples como el carbono, el oxígeno y el agua. Hay varios candidatos y el más prometedor es llamado PLA (polylactide) que se produce con ácido láctico obtenido del almidón del maíz. No tolera temperaturas mayores a 60°C, se degrada al año, pero se teme un aumento del efecto invernadero y para peor quitaría aporte a la alimentación de un mundo necesitado de alimento.

Tal vez debamos pensar que el futuro será más interesante por las soluciones que por los problemas que padecemos.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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