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La noticia era sobre Santa Cruz, provincia que parecería destinada a las buenas acciones, dado que está rodeada por nombres caros a la cristiandad. Magallanes dio al río el apelativo de Santa Cruz, a un cabo lo bautizó como de las "Once mil vírgenes" (¿recuerdan la historia de Santa Úrsula?) y al estrecho que hoy llamamos de Magallanes lo puso bajo el patrocinio de "Todos los santos". Quizá vislumbraba algunas desdichas.

Recordé esto cuando vi unas fotos recientes de esos pagos: excavadoras, grandes pozos, allanamientos, búsqueda de bóvedas. Pero todo esto lo saben ya ustedes. Un nombre me llamó la atención: Álvaro Lamadrid, un abogado que señaló un triángulo, cuyos vértices son "Río Gallegos", "Río Turbio" y "El Calafate". Dentro de esa más que considerable extensión estaría escondido el tesoro, la fortuna del señor Lázaro Báez y del matrimonio Kirchner.

No me sorprendieron las especulaciones sobre lo que habría allí escondido. Sí, me llevó a recordar que el apellido del fiscal es también el del famoso guerrero unitario, protagonista de las cruentas guerras civiles que asolaron el país después de 1820.

Es que el general Lamadrid tuvo una casi obsesiva idea de encontrar los "tapados" de Facundo Quiroga, quién había seguido una costumbre de la época de la conquista y la colonia: esconder la fortuna, generalmente monedas de plata y oro más alguna alhaja, en algún pozo del desierto, cubierto con todo cuidado, o en un insospechado lugar de la casa: paredes, vigas, nichos. Eso son los tapados, una antigua maña que llegó al aquí y ahora.

No había bancos en esa fecha, lo que por otro lado puede contribuir a la felicidad, donde esconder la fortuna. Y Facundo contaba con alguna, fruto del negocio de carnes y pasturas, de la minería y del juego, del cual, siendo buen jugador, siempre supo retirarse a tiempo.

Y algún "tapado" encontraron, pero ninguno con la fortuna calculada. Faltaba el "grande". Lamadrid recurrió al apriete de un viejo tío Quiroga y después a la propia madre del caudillo, la que fue conducida con cadena al cuello. Había un tapado cuidadosamente guardado en el corazón de una de las vigas del techo de la casa materna. Lamadrid hizo un pingüe negocio, pues informó una cantidad mucho menor que la realmente incautada. He aquí que el guerrero más valiente entre los guerreros valientes, como lo calificó Sarmiento, fue también ladrón. Es que la guerra y el latrocinio se llevan muy bien, pero nosotros no tuvimos una guerra.

Quede claro que no pienso en lo más mínimo que el fiscal vaya a proceder como el guerrero. Pero de alguna manera también escribió sus memorias: sobre la década enterrada. ¿Puede llamar la atención que suframos un principio de asfixia?

En nuestro país se cree que faltan algunos tesoros. Se menciona a la fortuna de los judíos incautada por los nazis: unos 40.000 millones de dólares (ignoro el año en que se hizo el cálculo). Aquí también se habló de cofres con oro enterrados en las tierras de General Madariaga, de grandes capitales alemanes que desembarcaron en los años 1942-44, del tráfico de obras de arte: Canaletto, Braque, Francesco Guardi, vendidos por una galería de arte de nombre alemán (creo), que cerró en 1981, submarinos merodeando las costas patagónicas y ese chalet en Beccar, descubierto hace un año, en una de cuyas paredes había un tesoro de artefactos nazis, incluso un utilísimo aparato para medir el cráneo con la cruz (ya imaginan ustedes cual) estampada en el mango.

Y está el viaje de Eva Perón a Suiza, que encerraba el secreto de una fortuna guardada en una bóveda bancaria. Esta no apareció, pese a que el desterrado general envió cuatro emisarios en su rescate. Como la última habría sido Isabel, no es de extrañar que no la hubieran encontrado. Nuestra expresidenta Cristina Kirchner no tuvo un publicitado viaje a Suiza, pero sí uno a las islas Seychelles, que son el equivalente actual de aquella prestigiosa banca. De alguna manera hay aquí también cierta imagen en espejo.

Les sugiero que lean la historia de Santa Úrsula. Conmovedora, pero sufrió una deflación. Hubo solo 11 vírgenes, con nombres que algún día volverán a estar de moda. Y también que vean aquella vieja película de Humphrey Bogart: "El tesoro de Sierra Madre". El oro en polvo que tantos sinsabores y horrores les costó, es barrido por el viento. Vaya... les conté el final.

En Entre Ríos también hubo tapados. La noticia está en un muy buen "blog" del señor Rubén Bourlot, que pueden consultar en internet.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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