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Google trabaja en secreto en el desarrollo de robots que puedan aprender solos, sin necesidad de que el hombre les enseñe, según una visita a la que pudo acceder el diario The New York Times. Por el desarrollo de la llamada Inteligencia Artificial, surgen temores y riesgos por los cambios que traerán. ¿Qué se le puede enseñar a las generaciones que deberán convivir, crecer, beneficiarse y sufrir con el próximo salto de la ciencia?

El proyecto del gigante buscador mundial no es más que uno de los muchos que las grandes empresas globales como Amazon están investigando para automatizar gran parte de sus tareas, captar exactamente lo que el consumidor quiere y así maximizar sus ventas, entre otros fines más específicos. Google busca crear un robot que aprenda solo, algo realmente difícil.

Hoy, la mayor parte de los derivado de la inteligencia artificial no llegaron al estadio en el cual las tecnologías que se desarrollan a partir de ellas sean capaces de decidir por sí solas, sino que deciden en base a lo que la base de datos con las que fueron alimentadas les enseñaron a decidir.

Así lo explica Francisco Sánchez, director de electrónica e ITS en el Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG), en una nota para el diario La Nación sobre cómo aprenden los autos autónomos, es decir, manejados por máquinas no humanos: "Para entrenar a un vehículo autónomo hay que hacer millones de kilómetros virtuales y reales con los que alimentar una base de datos amplísima. Se trata de crear situaciones críticas, grabar en todo tipo de escenarios reales, etiquetar todos los vídeos, hacer que sean interpretables”.

De la misma manera, según el English Oxford Living Dictionary, la inteligencia artificial consiste en “La teoría y desarrollo de sistemas de computación capaces de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana como percepción visual, reconocimiento de lenguaje, toma decisión y traducción entre idiomas”.

Es decir que hoy estamos en el punto donde el humano provee la información, la máquina aprende, y empieza a actuar en base a eso. Todavía no llegamos al punto en el que las máquinas aprenden y deciden por si solas.

No obstante, si las máquinas continúan evolucionando, ¿qué debemos los seres humanos de este siglo aprender? Eso es lo que justamente se pregunta Yuval Noah Harari en su libro 21 LESSON FOR THE 21ST CENTURY (21 lecciones del siglo 21). ¿Les enseñamos a los jóvenes a que sigan los pasos de los adultos? ¿Tendrá eso sentido en el 2030? ¿Y en el 2050?

Harari explica que no existen certezas sobre el futuro, pero si podemos tener como referencia que los futuros adultos del mañana tiene que aprender a adaptarse al cambio y reinventarse constantemente.

A su vez, como novedad, Harari habla sobre la importancia de “no dejarse hackear” por todos los gigantes de la tecnología que están “buscando moldearnosde acorde a sus intereses”. Nunca antes fue tan prioritario que cada persona sepa realmente quien es.

Si no sabes quién sos y qué querés para tu vida, sos la presa ideal para que te construyan en base a como los algoritmos dicen que deberías ser. El individualismo en sí mismo sería hackeado si el hombre no tiene claro quién es.

Puede ser que no te importe demasiado dejarte construir por estos cazadores, puede ser que prefieras que otros te digan cuáles deberían ser tus objetivos e intereses. En ese caso, entonces, disfruta del viaje como dice Harari.

Ahora, sino querés que otros decidan por vos y querés hacerlo por vos mismo, nunca fue tan imperativo que hagas este examen introspectivo. En definitiva, aun cuando la tecnología avance y existan más y más herramientas para controlarnos, sigue siendo igual de importante algo que desde sus inicios el hombre se preguntó: qué soy y qué quiero.

La pregunta es histórica y no pasa de moda. Sino la respondemos, habrá máquinas que lo harán por nosotros. Mejor apurarse a entendernos a nosotros mismo, sino serán las creaciones humanas tecnológicas las que nos digan “hacia donde late nuestro corazón”.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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