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Es la asignatura que cuesta, sí, que hay que entenderla. No es la figurita fácil del colegio ni de la facultad. Ni tampoco en la vida misma tanto laboral como personal. Los números nos persiguen y a muchos nos atormentan. Pero, ¿podría ser distinta la relación con esta amada y odiada asignatura?

“Enseñamos a los niños a aprobar exámenes, pero no a pensar y a entender las matemáticas”, explica Yeap Ban Har, experto en el método de enseñanza que ha colocado a Singapur a la cabeza del aprendizaje de matemática, en una entrevista con el diario El País de España.

El problema radica en que la enseñanza de esta materia está basada en la memorización, algo que entiende como una debilidad del intelecto humano.

El método que propone Ban Har se aleja de la memoria y busca centralizarse en que busquemos la solución al problema por nosotros mismos, aun cuando se llegue por diferentes caminos: “Los métodos tradicionales habitualmente se centran en aprender a partir de la memoria, en seguir unos procedimientos que no entendemos y en hacer un montón de cálculos. El método Singapur se apoya en investigaciones y teorías del aprendizaje que aseguran que los estudiantes comienzan a aprender a través de la exploración. Al final, unos y otros llegan a las mismas matemáticas, pero la forma de aprender es diferente. El modelo tradicional te dice lo que tienes que hacer, mientras que en este enfoque tú construyes tu propio conocimiento”.

Es entonces que en las aulas de Singapur el profesor es una guía, pero es el que menos habla. Son los alumnos los protagonistas. Todas las clases comienzan de la misma forma: el profesor plantea un problema y los alumnos deben llegar a la solución por su cuenta. Se los invita a pensar, a que trabajen ellos en su propio conocimiento. No sólo se aplica en matemáticas sino que en todas las asignaturas. El objetivo es que los alumnos piensen por su cuenta.

Este país asiático desde hace tres años ocupa el primer lugar de las prestigiosas pruebas internacionales PISA, examen del que nuestro país fue apartado en 2015por considerarse que la muestra seleccionada para participar no era comparable con la enviada en 2012 (en dicho certamen quedamos en la posición 59 de 65 naciones participantes).

A su vez, según los resultados de las últimas pruebas Aprender, el 69% de los alumnos de quinto y sexto año tienen serias dificultades para resolver operaciones matemáticas.

Es por ello que se está buscando replicar el mecanismo singapurense en nuestra nación. Pero no hay que pensarlo en que se trata de una forma de quedar bien en la foto de exámenes internacionales sino en las oportunidades que el aprender bien matemática abre a miles de jóvenes. Porque la excelencia educativa es justamente eso, la llave para un futuro mejor, la llave para el progreso.

Mejorar en términos educativos es una asignatura pendiente de nuestro país. La utilización de nuevos métodos puede ser una solución. Sin lugar a dudas, así como fuimos líderes en esta materia, hoy tenemos que sentar cabeza y replicar lo que hacen otros. En Singapur hay ideas para tomar.

Quizás nos ayuden, quizás no sean suficientes. Pero intentándolo abrimos puertas a mejorar algo tan esencial, algo que define casi siempre el futuro.
Fuente: El Entre Ríos (Edición Impresa)

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