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La reforma electoral, eje de la discusión
La reforma electoral, eje de la discusión
La reforma electoral, eje de la discusión
Finalmente quedó develado el alcance de la reforma electoral que propone el gobierno de la provincia y que por ser aún flamante la presentación, todavía es materia de estudio de propios y ajenos. Los cambios, son de forma y de fondo, pero también de estilo porque finalmente algunas clavijas, como la Ley Castrillón, llegaron a su fin, si el texto se sanciona tal como se propone.

Paradójicamente, muchos de los que votaron la Ley Castrillón tendrán que levantar esa misma mano para dejarla sin efecto, lo que, claramente, es un signo de madurez toda vez que la dirección ahora elegida, es superadora de la anterior.

Otros, en cambio, sentirán que los pataleos de tantos años reclamando la derogación de la ley fueron en vano, y entenderán, finalmente, que las cosas suceden cuando deben suceder y que cuando manda capitán, no manda marinero.

Lo que resulta interesante, a su vez, es que esta remanida ley podría definir el calendario electoral. Si la reforma de Bordet no prospera, será la del ahora vocal de la Justicia la que norme el proceso, razón por la cual las elecciones primarias deberán concretarse en el “segundo domingo de agosto” del año electoral, con lo que las chances de desdoblamiento, que están siempre en carpeta, se diluyen.

La reforma, que deberá sortear ahora toda una etapa de debate legislativo en comisiones, podrá enriquecerse en ese paso donde también tendrá el tremendo trabajo de convencer a los legisladores que deben votarla y, particularmente a los del oficialismo que, entre dientes y refunfuñando, regañan de la propuesta de Bordet.

La izquierda ya adelantó su malestar y al hacerlo garantizó que tal como está redactado el proyecto, se lesiona la participación de las minorías, cuestión que caracterizó antes la Ley Castrillón.

El radicalismo también dijo lo suyo y abonó el debate con la necesidad de incluir, en la discusión de la ley, la vieja controversia sobre la propiedad de la banca para saldar si finalmente le pertenece al partido o al legislador, o en su defecto, como sucede ahora, a un frente.

La observación es oportuna en un momento en el que el radicalismo se aleja del bloque Cambiemos para funcionar con otra denominación.

Calificar la iniciativa, en su estado inicial, desde una perspectiva binaria, es decir en la simpleza de buena o mala, sería inaceptable a estas alturas de la discusión y de los tiempos políticos. El desafío será torcer algunos aspectos en las comisiones, donde se espera que se arroje luz sobre la propuesta que todos llaman “Ley Romero” en reconocimiento a la ministro de Gobierno, cuyo puño y letra, trazó gran parte de la iniciativa.

Sin embargo, el derecho de autor puede ser en algunos casos y claramente en este, un precio muy elevado. Establecer las reglas de juego de una elección no es tarea menor. Y mucho más aún si de ellas depende el resultado de una compulsa en la que el peronismo se juega nada menos que todo el poder local, ya que el efecto arrastre, de una figura nacional, no es un condimento que hoy sazone su propuesta.

Romero carga en sus espaldas, además de esta responsabilidad, la de ser parte de una fracción del peronismo de Paraná, que es uno de los más complejos de la provincia y con tantas cabezas que ninguna representa el total.

Aseguran en los pasillos de la Casa gris que la decisión de enviar el texto de ley al Senado es un reflejo natural para disolver la resistencia que existe en Diputados, donde más tarde o más temprano habrá que debatirlo. Por eso, la fórmula de una bicameral para hacer los ajustes en simultáneo puede ser una receta efectiva a la hora de las adversidades.

En la Cámara baja este no es el único tema de conversación. El desafuero del ex gobernador y actual presidente de la Cámara, Sergio Urribarri, es un tema caliente, no por la votación del oficialismo, claro está, ya que es un hecho que va a rechazar la posibilidad de dejarlo a la intemperie, sino porque el margen de legitimidad que le queda en el camino, sin la posibilidad cierta de validarlo ante la Justicia, pierde buena parte del vapuleado valor que le queda.

La decisión del radicalismo de escindirse de Cambiemos en la Cámara baja no modifica ese escenario, porque los números los tiene el peronismo que ha sido el único bloque capaz de capitalizar la elección, sumando a sus bancas las del bustista Zavallo y la renovadora Tasistro.

La semana política fue intensa. La decisión del gobernador Bordet de ir por la reelección, aunque la foto en la sala y con la aplicación de la vacuna no ayudó, fue sin dudas el título más intenso que se completa con la difusión, por canales oficiales, del proyecto de reforma política, sumado a el renacer de Barrionuevo al mando del peronismo.

Las hipótesis de hoy y hacia adelante son innumerables. Elecciones desdobladas, desafuero, reelecciones y más aspirantes que cargos por repartir. La semana entrante no será más liviana. El juicio por abuso de menores al cura Justo José Ilarraz nos pone en las tapas de los diarios con la misma fuerza que el perdón tardío del Arzobispado.

Finalmente, en la semana que cierra como en la que le sigue, la reforma política será un gran eje de trabajo en un escenario convulsionado en el que todos tienen aspiraciones, hay muy pocos líderes y todos saben que siempre hay uno en la sombra esperando.
Fuente: El Entre Ríos

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