Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
La gran pelea de fondo es? tratar de recuperar la productividad perdida

Mientras que Hugo Moyano y su gente estimaron en 400 mil las almas en su acto de ayer sobre la porteña avenida 9 de julio, el gobierno, a través del ministerio de Seguridad estimó la concurrencia en 80 mil personas. Como sucede casi siempre, el número debe haber estado a mitad de camino entre ambos extremos, pero en cualquier caso, fue importante y colmó las expectativas hasta de los mas escépticos. Como plus para Moyano, el acto se desarrolló sin incidentes, y? además logró que una larga lista de dirigentes que no gozan de la mejor reputación entre el gran público, permanecieran abajo del palco y algunos hasta pasaran desapercibidos.

Moyano salvó entonces la ropa, aunque mostrarse vulgar y mal hablado no lo ayuda demasiado,? y parece haber mantenido su lugar como un opositor importante. Lo que sucedió ayer sin embargo no es gran remedio para su situación judicial, la que nos promete nuevos y novedosos capítulos en las semanas y meses que vienen. Tampoco mejora su situación de cara a los grandes sindicatos, quienes no profesan simpatía alguna por el camionero? y encima se los ve prestos a seguir conversando con el gobierno. Y tampoco lo reconcilia con la UTA o la Fraternidad, lo que le saca el indispensable poder de fuego necesario para poder aspirar a llamar a un paro nacional que cuente con verdaderas posibilidades de éxito.

El éxito de la marcha seguramente no le sume tampoco nuevas adhesiones entre la ciudadanía independiente, y es posible que el rechazo hacia su figura aumente si en las semanas venideras se confirman revelaciones tales como que la obra social de los camioneros, con una deuda superior a los 1,500 millones de pesos, está efectivamente quebrada. Que se corrobore esta especie no haría sino redoblar los esfuerzos de los múltiples enemigos de Moyano, sindicalistas, el mismo gobierno, empresarios, la prensa, para probar la avanzada teoría de que Moyano se hizo rico solo por ser dueño de compañías que hoy son proveedoras exclusivas de su propio gremio, el que parece estar en situación comprometida mientras el y su familia disfrutan de las mieles del éxito económico.

Mientras el kirchnerismo y los movimientos sociales, junto con la CTA, eligieron alinearse detrás del camionero Hugo, el grueso del peronismo tradicional prefirió dar un paso al costado y esperar a ver como se dan los futuros acontecimientos. Hasta ahora, las escaramuzas entre Moyano y el gobierno no los han afectado demasiado, y no tomar partido parece haber sido una respuesta atinada en la coyuntura. Sin embargo, en cuestión de semanas es posible que se vean obligados a tomar partido, sobre todo cuando se comience a discutir cual va a ser la nueva conducción de? la CGT y por ende el nuevo esquema del poder dentro del sindicalismo argentino.

El gobierno, por su parte, sabe que son varios los rounds que tiene por delante. Seguir a fondo con la operación de destrozo de Moyano no le conviene, como no le convino tampoco hacerlo con Cristina Kirchner en su momento, y sabedor de esa circunstancia guarda su estocada final para otro momento. Hoy por hoy el gobierno prefiere concentrarse en esa gran batalla que es mejorar la productividad bajando, entre otras cosas, los costos laborales. Para eso hace falta pasar por el Congreso algún tipo de reforma laboral con aunque sea un poco de sustancia y músculo,? y mientras tanto hacer de su pelea con Moyano la síntesis de su agenda en materia laboral no le trae ninguna ganancia.


Mas allá de los protagonistas, el fondo de la cuestión, y lo que realmente importa, es si el gobierno está en condiciones de crear el ámbito necesario para que la Argentina recupere la productividad perdida. Hoy nuestro país es muy poco competitivo y nuestros productos son caros para casi todos los consumidores del mundo, incluidos nosotros mismos. Moyano es tal vez? la cara más representativa de esa Argentina que se resiste a cambiar, esa Argentina que ha sido tan buena para los camioneros pero horriblemente mala para cualquiera interesado en invertir, generar empleo, producir y salir a competir por el mundo. Hoy ya todos sabemos que es más barato enviar por barco cualquier producto de Rosario a Hamburgo en Alemania que mandar uno igual por camión a Rosario desde Salta. También las consecuencias nefastas que eso tiene para nuestra economía como un todo. Como el resto de todos nosotros, Moyano es otra de las víctimas de su propio éxito.

Enviá tu comentario