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La hermana Mariana recibió al gobernador.
La hermana Mariana recibió al gobernador.
La hermana Mariana recibió al gobernador.
El gobernador Gustavo Bordet visitó, este martes, el Centro Virgen de la Esperanza y la Escuela "Juana Teresa Crombeen", que funcionan en el predio de la Capilla San Francisco de Asís, en barrio Gaucho Rivero de Paraná, y allí tuvo un encuentro emotivo con la hermana Mariana, una monja dedicada enteramente al trabajo con los más pobres de esa zona de la ciudad.

Con los bomberos no

La visita se dio el mismo día que el mandatario había elegido para recibir a representantes de la Federación Entrerriana de Bomberos Voluntarios. El propio Bordet, telefónicamente, había citado para este martes a las 11 de la mañana al presidente de la Federación. No estuvo para recibirlos.
Con la monja sí

Ocurre que, junto a la ministra de Desarrollo Social, Laura Stratta, y otras autoridades, el mandatario entregó aportes por un total de 823.000 pesos en el marco de los programas Mejor es Hacer y Poder Popular, a 28 organizaciones sociales de la capital entrerriana y de Paraná Campaña.

Para Bordet, resultó "es muy gratificante compartir esta mañana con ustedes porque tengo una profunda admiración y gratitud con la congregación de las Hermanas Franciscanas de Gante". En ese sentido, Bordet recordó que su padre fue pupilo y fue educado en el colegio que tiene esta congregación en la localidad de Caseros.

"Me contó todo lo que aprendió y le sirvió para desarrollarse en la vida. Venía de un pueblo muy chiquito y no hubiese podido seguir en un colegio secundario si no tenía la base de formación que daba el colegio de Caseros", detalló.

"Es una alegría grande"

La hermana Mariana, de la congregación "Hermanas Franciscanas", de 93 años, se levantó de la silla y apoyada en su bastón se acercó al Gobernador para saludarlo, tras lo cual tomó la palabra. Con vos dificultosa se esforzó en el discurso y agradeció al gobernador y a su equipo.

"Para nosotros, los que trabajamos en esto es una alegría grande que este aquí presente entre nosotros. Le agradezco al gobernador y a todo su equipo que nos ayudan en esta difícil tarea, y por el compromiso de ser colaboradores en la educación, la formación y el conocimiento", indicó la hermana Mariana.

La hermana Mariana nació como Elvira Bustos en medio de una familia numerosísima de 18 hermanos, en pleno campo, en Villaguay. A los 21 años se anotó como religiosa en la congregación de las Franciscanas de Gante, una orden religiosa fundada hace más de tres siglos, en Bélgica, por Johanna Theresia Crombeen.

De Gante a Villa Urquiza

Crombeen imaginó una especie de confraternidad, "hijas espirituales" llamó a las primeras religiosas que se sumaron a su iniciativa hasta que, debido a sucesivas reformas de sus estatutos, pasan a denominarse, en 1883, como Hermanas Franciscanas de Gante, por el pueblo de Bélgica adonde nació la congregación.

Ese mismo año desembarcan las primeras monjas en Latinoamérica, venidas aquí en misión, más precisamente a Argentina, más concretamente en Entre Ríos: en Villa Urquiza, adonde dieron nacimiento al Hogar "La Providencia", siguiendo así el rumbo que les había marcado la fundadora, de apostar por la educación de los más chicos.

Dos años más tarde, se expanden e instalan su casa general en Paraná (dirigen el Instituto "Cristo Redentor"), y luego llegan hasta Villaguay, en 1908. Después, en Chajarí (1919); en Urdinarrain (1923); Caseros (1925); y después a Corrientes, a Bella Vista y Paso de los Libres.

Hacia 1930, de las 520 religiosas que tenía la congregación en todo el mundo, 60 estaban en Argentina. La joven Elvira Bustos sintió el ardor de la vocación, el llamado de Dios, y se anotó en el noviciado y dejó todo, casa, familia, el pueblo, y se marchó con un objetivo: misionar en el Sur, junto a los mapuches, como Franciscana de Gante, al lado de la Orden de los Predicadores, fundada por santo Domingo de Guzmán. Los dominicos, a secas.

No pudo. La enfermedad de su madre la ató a destinos más próximos y, cuando cayó en la cuenta, ya no tenía cómo desatar las raíces que había echado en su nuevo lugar en el mundo, Gaucho Rivero. Los dominicos fueron por ella, pero ella ya había desistido de aquella empresa. Ahí quedó: desde 1987 está radicada en Gaucho Rivero. Ahí todavía sigue.

"Moriré acá"

Todavía está al frente de todo ese mundo de cosas y de gentes, de labores y de proyectos, de angustias y de satisfacciones, el Centro de Día Virgen de la Esperanza, la Escuela Privada de Recuperación e Integración Nº 207 Juana Teresa Crombeen, que funcionan en un lugar acogedor, la Capilla San Francisco de Asís, ubicado frente mismo a la casa de la hermana Mariana.

A diario van chicos, más de 300, de 3 a 18 años de los barrios Santa Rita, San Jorge, Padre Kolbe, San Francisco Gaucho Rivero, y allí reciben atención de parte de docentes, capacitadores, cocineros, voluntarios, psicólogos, psicopedagogos, trabajadores sociales. Todo se hace con tesón, con solidaridad, con apoyos locales, individuales, oficiales, con auxilio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Pero antes de que todo esto fuera así, antes de que la hermana Mariana se afincara para siempre en este lugar, Gaucho Rivero, había pensado en otros destinos, otros rumbos.
–"Mi ideal era ir al Sur, a trabajar con los indios mapuches. Quería irme a trabajar con los dominicos al sur. Pero por la salud de mamá no quise irme lejos. Mamá se puso enferma, y no quise despegarme de al lado de ella. Y después ya no pude irme más. Cuando me vinieron a buscar los dominicos, yo ya estaba acá, trabajando en Gaucho Rivero, así que no pudo darse. Después, ya nunca me quise ir. Desde que vine me quedé acá. No sé, tal vez si me permiten mis superiores, moriré acá. Creo que no me falta tanto para eso".

–¿Está sola, acá, trabajando en el barrio?
–"No, somos tres religiosas las que estamos en esta casa. Pero la única que usa el velo soy yo. Únicamente me saco el velo para dormir. La congregación nos permitió a las hermanas la posibilidad de sacarnos el velo. Así, la que quisiera podía andar sin velo, y las que no, podía seguir usándolo. Yo lo seguí usándolo. Lo hice por mamá. Me parecía que sin velo no me iba a reconocer. Y así quedé, y así pasó el tiempo, y ya no me lo saqué más".

–¿A qué edad murió su mamá?
–"Mi mamá, Irene, murió a los 93 años. Yo estaba misionando en Santiago del Estero, y me avisaron. Ella no sufrió mucho. Jamás estuvo en cama. Sólo se acostó para morir".

–¿Nunca se arrepintió de la elección que hizo?
–"Nunca me arrepentí. Jamás, gracias a Dios. No tuve tentación".

–El barrio ha cambiado, hay más violencia, más agresividad. ¿Nunca tuvo miedo?
–"Sí. A veces sí, he tenido miedo. Sobre todo por situaciones que he vivido aquí en el barrio. Una vez entró un chico a robar a la casa, estando yo sola. Las hermanas se habían ido a otro lugar, y yo estaba sola en la casa. Del susto que tuve, creía que tenía un cuchillo en la mano. Me amenazaba con que iba a matarme. Me maniató acá, y se llevó lo que pudo llevarse".

–Pero usted ha seguido trabajando, siempre.
–"Sí, tengo que seguir, soy apoderada legal del centro de día y de la escuelita, y siempre estoy presente en todo. Estoy casi todo el día en actividad, a pesar de los problemas de salud que he tenido. Ahora me están pidiendo que descanse más, que duerma más horas, así que a la siesta, me siento en un sillón, y me quedo dormida. Pero yo duermo más a la noche. No tengo ningún problema en conciliar el sueño. Duermo toda la noche, pero pocas horas".

–¿Cuándo piensa jubilarse?
–"Yo ya estoy jubilada. Pero sigo trabajando. En realidad, el de arriba me va a jubilar, y me va a decir hasta cuándo seguir".
Fuente: Entre Ríos Ahora.

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