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Dos añosas palmeras movilizaron a varios actores de la sociedad colonense, en pos de recatarlas de un destino que no parecía el más adecuado. Los ejemplares se ubican en el Balneario Santiago Inkier y, a lo largo del tiempo, han soportado tormentas e inundaciones (ambas cada vez más frecuentes e intensas), a las que debe sumarse la acción desaprensiva de algún vecino.

Una de las personas que más se ocupó por estos días de accionar y divulgar lo que estaba ocurriendo fue la profesora Sonia Cot Sánchez. Con ella habló El Entre Ríos.

“A lo largo de sus más de 75 años, dos de las palmeras más antiguas del Balneario Inkier protagonizaron innumerables postales de Colón”, comienza explicando Cot Sánchez. Para ella, estas palmeras tienen “código postal propio”. Pero indica que “también soportaron todo tipo de contingencias vinculadas con la acción de la naturaleza; puntualmente, las inundaciones de los últimos años son los que, entre otras, minaron su añosa estructura”.

“La fuerte tormenta del 17 de enero de este año, amaneció con la insólita vista de un velero amarrado a una de estas dos históricas palmeras. El oleaje hizo que en el transcurso de la tarde, de ese mismo día, el velero terminara al garete y contenido por la copa de los árboles semisumergidos de Playa Honda. Desde ese día, las palmeras quedaron tumbadas flotando semisumergidas”, explica al iniciar una cronología de los hechos.

La bajante del río movilizó a muchos a ocuparse del destino de estas palmeras. Un grupo de vecinos, comunicadores sociales, autoridades municipales, Comisión de Arbolado, guardavidas, profesionales vinculados al tema, prestadores de servicios náuticos y turísticos en general se pusieron en marcha.

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Así fue como en la mañana del jueves último, con el río Uruguay a 6,66 metros frente a Colón, se comenzó a difundir la necesidad de tomar todas las previsiones para preservar la vida de estas palmeras. “Desde el sector privado se dio conocimiento de la situación a distintos sectores. Integrantes de la Comisión de Arbolado, el encargado del cuerpo de guardavidas, el ingeniero agrónomo (Francisco) Peragallo y personas preocupadas por el tema, arribaron al diagnóstico de que las mismas no habían perdido su estructura y mantenían sus hojas verdes”, agrega la docente.

El viernes a las 13 comenzaron las tareas, que se extendieron hasta más de las 19. “Personal del municipio, con retroexcavadoras y cargadora frontal, trabajando desde la tierra y desde el agua, pudieron apuntalar a una de las dos yatay. El trabajo fue exhaustivo y en reiteradas oportunidades la eslinga izo una y otra vez la palmera. Hasta que, finalmente, terminó siendo provisoriamente apuntalada por un montículo de arena y sostenida su copa, por dos tijeras”.

“Los presentes aplaudieron al final del día la acción de Nicolás Canale y los operarios a su cargo, además de la participación ciudadana”, dice Sonia Cot Sánchez.

Y añade: “La tarea continuará el día lunes. Todavía falta levantar la otra yatay y ver alguna técnica que posibilite salvaguardar lo que está quedando de estos ejemplares”.

Para concluir -además de los ya mencionados- destaca la acción inmediata de las autoridades de la Municipalidad de Colón -especialmente del responsable de la Comisión de Arbolado, “Cucú” García-, Pablo Latzina y medios de comunicación que se hicieron eco de lo sucedido.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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