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Hace más de un siglo, la vida de una comunidad encabezada por un hombre al que se le adjudicaba un carácter mesiánico, dio paso a una de las historias más fascinantes de la provincia de Entre Ríos.

Hablamos del Falansterio de Durandó, establecido en Colonia Hughes, departamento Colón. Y si bien nunca dejó de hablarse de aquella particular convivencia, por estos días está nuevamente en boca de todos a partir de un proyecto turístico que permitirá –por primera vez- escuchar esos relatos cargados de misterio desde el mismo lugar en que ocurrieron.
Con cualidades de “sanador”
“Falansterio es una denominación que dio Charles Fourier, filosofo socialista utópico, quien planteaba una forma que creía ideal para constituir una sociedad. Utilizó el término antiguo de falange para idear una comunidad donde todos trabajaban para el bien común, una especie de cooperativa”, contó Fabián Berger, técnico en Museología y guía de Turismo, en una entrevista realizada en el programa TURISMO 12 (Radio 12 - FM 89.1, la radio de El Entre Ríos en Colón).

Sobre Juan José Durandó, líder de la comunidad, comenta: “Hay versiones encontradas sobre el lugar donde nació, pero la mayoría coincide en que fue en Turín, al norte de Italia, en 1840”.

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“Comenzó a aprender ciertos elementos esotéricos, por las que se le atribuían cualidades de sanador. De hecho así fue como conoció a quien luego fuera su esposa, que estaba con un problema de salud, y él le dio algunas técnicas después de lo cual se sanó”.
Un establecimiento agroindustrial con un “halo de misterio”
Juan José Durandó realizó varios viajes a Sudamérica. Finalmente en 1888, se estableció en la zona de Colonia Hughes, donde se construyeron varios edificios, entre los que había viviendas, una escuela y una fábrica. También llegó a funcionar una banda de música y un grupo de teatro.

“Era un establecimiento agroindustrial, con maquinarias avanzadas para la época, que llamaban la atención de toda la región –no solo por su productividad- sino por ese halo de misterio que lo rodeaba”, explica Fabián Berger.

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“Durandó decía que tenía comunicación con Dios, y que producto de estas comunicaciones eran las directivas que daba a la comunidad, por lo que era inapelable. Todo el mundo le obedecía. Cada uno que ingresaba a la comunidad dejaba sus bienes, pero si se retiraba lo hacía sin nada”.

A lo largo de los años, algunos miembros se separaron de la comunidad, e incluso su líder debió afrontar varias disputas con las autoridades eclesiásticas. “Hubo una causa judicial que Durandó terminó ganando, pero tuvo muchos enfrentamientos en la época”.
Esperando que resucitara
En su época de apogeo, en el establecimiento llegaron a convivir 120 personas, que comenzaron a abandona la comunidad a partir de 1920, con la muerte del hombre que comandaba su destino, hecho que –como era de esperar- también tuvo un condimento especial.
“Cuentan que se lo iba a revivir, por lo cual lo pasearon durante tres días en un carruaje durante por los campos del establecimiento, esperando que resucitara. Cuando las autoridades de Colón se enteraron, ordenaron llevarlo al cementerio local”, relata Berger.

Durandó tuvo varios hijos y nietos. “Algunos descendientes donaron objetos y acompañaron con documentación la investigación que realizó Walter Maidana para su libro”.
Por primera vez, abierto al público
Refiriéndose a la actualidad de los edificios, el museólogo y guía de turismo expresa: “Algunos, como la escuela, están muy bien conservados; también el taller. La vivienda está más deteriorada. Pero sí nos permiten dar una idea de cómo era el casco del establecimiento”.

“La propietaria es de Graciela Bonnin, con quien hace tiempo venimos hablando de este emprendimiento. En principio quería juntar fondos para reconstruir el lugar, pero era complejo en este contexto, además de afectar a la identidad patrimonial”.

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“Entonces surgió la realización de circuitos guiados, para que la gente pueda conocer su historia. Nunca estuvo abierto al público; muy pocas personas pudieron ingresar y la mayoría que lo hizo fue en forma ilegal, lo que se pide que por el momento se abstengan de hacer, ya que es propiedad privada”.

“Vamos a hacer un recorrido agradable y seguro, para que la gente tenga una experiencia interesante al conocer el lugar, rescatando esta historia misteriosa”.
Fuente: El Entre Ríos - Radio 12

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