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La guerra entre Rusia y Ucrania ha sumido en la incertidumbre a los exportadores de citrus dulce del nordeste argentino. Un solo dato alcanza para dimensionar el impacto: en 2021, el 60% de las mandarinas y naranjas argentinas de exportación tuvieron por destino a la zona hoy en conflicto.

¿Cómo cobrar por las operaciones de venta a clientes desacoplados del sistema de transferencias interbancarias Swift? ¿Cómo llegar con la fruta, un producto perecedero, en tiempo y forma, a una zona de máxima inestabilidad, atravesada por el drama de la guerra? Son dos interrogantes de difícil respuesta, a los que se suma un tercero aún más urgente: ¿Habrá clientes rusos dispuestos a importar la fruta argentina, tras la enorme devaluación que sufrió su moneda, el rublo?

“La situación es muy complicada. El panorama es difícil por donde se lo mire”, admite Santiago Caprarulo, Director Ejecutivo de la Cámara de Exportadores de Citrus del NEA (CECNEA).
De repente, todo cambió
“Nosotros trazamos una agenda con la provincia de Entre Ríos de articulación de trabajo público-privado para el inicio de la campaña hace 15 días, pero no teníamos esto en el radar. Sabíamos que había unas escaramuzas allá. Mirábamos con preocupación, porque sabemos lo que representa Rusia como formador de precios en el mercado mundial de citrus, un comprador muy importante”. Hoy las escaramuzas dieron paso a una guerra y ya nada es como antes.

“El contacto allá es mayormente con cadenas de supermercados, que son muy grandes y abarcan mucho territorio, en un país muy extenso como Rusia. Esas cadenas también están presentes en países limítrofes, caso de Bielorrusia y la propia Ucrania”, describió.

“Los exportadores utilizamos el Sistema Swift. Pero Rusia ha sido desacoplada de este sistema y, por lo tanto, para operar habría que apelar a otros canales, como el que están explorando con China, pero eso sólo sería concretamente para operaciones entre rusos y chinos; por ejemplo, para ventas de gas. Nosotros no tenemos aún la información suficiente sobre cómo se utilizaría”, señaló Caprarulo.

En otras palabras, “los exportadores tenemos que conseguir que paguen la fruta antes de que la mandemos y tenemos que ver cómo nos pagan, porque después no se sabrá qué va a pasar. Es un problemón”, definió.

Enseguida, Caprarulo aludió a otro factor de enorme incidencia: la depreciación de la moneda rusa: “La devaluación fortísima del rublo disminuye el poder de compra de Rusia y de sus habitantes. El producto importado se vuelve para ellos mucho más caro. Más allá de la logística del pago y de la logística para que llegue la mercadería allá, tratándose de un producto perecedero, que va a ser bien complicada, hay que ver qué cantidad de fruta realmente podrán absorber, siendo que otros países del hemisferio sur también le venden”, planteó el director de CECNEA.

La “cuestión del transporte” ya se había insinuado como un “problema” en 2021, por “el aumento de los fletes marítimos, el encarecimiento y la complicación para conseguir contenedores refrigerados”. En 2022, se agregan los obstáculos para llegar a un país en guerra.
Efecto dominó
En un típico efecto dominó, el conflicto bélico inevitablemente repercutirá en los demás mercados del citrus, e incluso en el mercado interno argentino, generando sobreofertas y, por ende, precios deprimidos.

“En porcentaje, del total exportado, Rusia absorbió el año pasado un 60 % de las exportaciones de mandarinas y naranjas”, puntualizó el titular de CECNEA. Expresado en cifras, la Federación Rusa compró en 2021 unas 18.000 toneladas de mandarinas, de las cuales 12.000 son del NEA y las otras 6000 de las restantes zonas productivas”.

“Frente a la imposibilidad de entrar con la fruta en otros mercados muy potentes, como Estados Unidos por ejemplo, cuya apertura viene lenta, podría haber otras soluciones, como eliminar los aranceles para ingresar al Reino Unido, algo que se podría tramitar rápidamente. Pero falta más gestión de parte de Cancillería y los actores involucrados”, lamentó.

Caprarulo pronosticó que “al no poder venderle con normalidad a Rusia”, los países exportadores “nos vamos a amontonar en el sudeste asiático mayormente. Y también mucha fruta va a quedar en Argentina y será un gran drama, porque va a deprimir aún más los precios en el mercado interno”.

Por último, el director ejecutivo de la Cámara de Exportadores explicó que “en un mes y medio comienza la exportación de mandarinas y eso es muy poco tiempo para normalizar los envíos a Rusia y Eurasia”, en un mundo signado por la inestabilidad.
Fuente: El Entre Ríos

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