Banega, que fue suplente e ingresó en el primer tiempo por una lesión de Franco Leys, capturó un rebote en el círculo central y empezó a conducir hacia adelante. No tenía pase, quiso eludir a un jugador de Talleres y en el enganche, la pelota se le fue muy larga: como la iba a capturar Benavídez, Banega fue al piso a trabar.
El defensor de Talleres llegó a interceptar pero la pelota rebotó en la pierna del 6 de Patronato y se metió casi en el ángulo, por encima de Aguerre. Un golazo de pura casualidad que quedó para siempre en la historia del elenco entrerriano y también del fútbol argentino.