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En octubre de 2020, el editor, profesor y escritor entrerriano Ferny Kosiak invitó a poetas de todo el país a participar de una antología federal sobre uno de los motivos literarios más antiguos y hermosos de la literatura: los ríos. Luego de un trabajo de selección, a inicios de este año se publicó Flotar. Cien poemas sobre ríos. Cien poetas argentinos en el sello independiente Proyecto Camalote, cuenta el periodista Daniel Gigena, en una nota publicada por el diario La Nación.

“Desde aquella frase que Heráclito soltó para la posteridad, la que decía que ‘nadie se baña dos veces en el mismo río’, muchísimo se ha escrito sobre el fluir de estas aguas contenidas entre dos orillas -escribe Kosiak en la introducción de la antología-. Como metáfora del cambio, como excusa para el recuerdo, como elemento fresco y universal, el río está presente en toda la literatura. En las páginas nacionales resuenan versos de distintas voces que nos siguen acompañando a cada unx de distintas maneras. Entonces podemos pensar en una pregunta que es mínima y obvia: ¿por qué nos atrae tanto el río?”. Cada uno de los cien poemas ensaya una respuesta.

A la convocatoria respondieron poetas de todas las generaciones y estilos de escritura, entre ellos, Alicia Genovese, Dafne Pidemunt, Juan Fernando García, Laura Pérez Morales, Ezequiel Zaidenwerg, Franco Rivero, Aníbal Costilla, Lila Biscia, Tom Maver, Gabby De Cicco, Daniela Camozzi, Gastón Malgieri, Cinthia Hamlin, Gustavo Tisocco, Sonia Scarabelli, Tomás Litta y Nina Jägger. Los ríos poéticos varían según el entorno. “Para algunxs se lo puede atravesar de un salto mientras que para otrxs es inmenso, inabarcable -grafica el editor-. En ciertos lugares es la esperanza para que vuelva a crecer la vida, agua que se ansía. En otras geografías es parte del paisaje pero también es algo a lo que se le tiene respeto, río que es inundación y desastre. A su paso crecen plantas que regalan la sombra necesaria a quienes se acercan a sus orillas para aplacar el calor, para compartir en familia o con amigxs ese retazo de tierra que se pierde en el agua o una roca desde la que oír cómo viene bajando desde la montaña”. Flotar configura un mapa de cuencas hidrográfico-literarias.

Desde Juan L. Ortiz y Arnaldo Calveyra, entrerrianos como el editor de la antología, hasta las santafesinas Diana Bellessi y Lila Siegrist, escribir sobre ríos es una de las experiencias más características de la literatura local. Incluso el largo poema épico que dio nombre al país, La Argentina, del clérigo español Martín del Barco Centenera, tiene como protagonista a un río. Para la imaginación, no hay ríos prosaicos y todas las mitologías los necesitan. “Y ese paisaje nunca viene solo, siempre trae algo más, un recuerdo, un presente compartido, una canción de cuna que se mece, un temor por el agua que avanza, que crece”, destaca Kosiak.

La editorial Proyecto Camalote nació en 2018 con el objetivo de publicar pequeños libros y fanzines de autores del Litoral; desde 2020, en la colección Ceibo se reeditan además textos de autores clásicos argentinos como Esteban Echeverría y Alfonsina Storni, con ilustraciones de tapa a cargo de artistas entrerrianos. Por ahora, Flotar se consigue en la librería virtual Jacarandá y, próximamente, estará disponible en la librería virtual Salvaje Federal, de Selva Almada y sus socias. Para 2021, Kosiak piensa convocar a los poetas a escribir sobre flores y plantas.

Los poemas de Flotar, algunos inéditos, fueron enviados por mail, en principio para ser publicados en fanzines con textos ribereños. No obstante, debido a la caudalosa respuesta de los poetas y su entusiasmo, los poemas confluyeron en un libro. “De los 161 poemas recibidos decidí seleccionar cien textos de cien poetas que no solamente fueran bellos sino que además hablaran de una pluralidad federal y de género -señala el editor-. Cien voces diferentes y contemporáneas que nos hablan de algo tan universal y a la vez tan diferente como el agua entre dos orillas”. A bañarse una, dos y cien veces en las aguas de la poesía argentina contemporánea.
Tres poemas sobre ríos
Decir río, de Washington Atencio

Cómo frenar
la corriente de un
cuerpo que suena
a desborde
cómo empujar
un músculo, recortar
un sonido, alcanzar
con la lengua
el nombre que se ama
cómo decir
río
hombre
deseo
sin que el agua nos atropelle.

Aguas provinciales, de Laura Kiener

Tengo un río en la ventana de mi casa
desearía meterme adentro
que las palomas
me enseñen cómo hacen
para mojarse la panza
con esa convicción
de no congelarse
quiero caminar sobre el agua
dejar de creer
que todo lo que piso
debe ser firme
el líquido se mueve me pide
que rompa las paredes
que lo desborde para volver
a hospedar en su interior
peces niños chapoteantes
ruega viajar a sus anchas
sin paredes que marquen
“no te agites no te ensucies
nadie quiere un río de verdad”.

El dios líquido, de Belén Zavallo

El río tiene escamas y nada sobre su propia panza.
Invita a los dorados a esconderse detrás de sus islas
los deja que salten y que reflejen su costado más claro.
El río tiene la bondad de un dios generoso.
Ruge su hambre divina
y el enojo de su estómago ancla un trueno en sus tripas.
Un día su boca escupió un cuerpo
lo encontró un remero, dijo: es Fiorella
y todos vieron en la tele cómo la camilla llevaba
un bulto tapado con sábanas blancas.

Ella cayó con la tormenta en El Antoñico
y viajó por los túneles debajo del cemento
mientras la buscaban repitiendo su nombre en rezos
bañados de una lluvia imparable.

El río chupa cada vertiente de esas venas.
Deja que le depositen plásticos, latas y huesos.
Toma como ofrenda o en un gesto resignado
acepta, porque el río es un altar.

Algún día las aguas van a volver por lo que dieron
y van a llenar
cada orilla del ojo que lo mire
con sus escamas.
Fuente: La Nación - Daniel Gigena

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