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Pasa el tiempo, se imponen otras generaciones y las nuevas conquistas empujan un poco más atrás en el baúl de los recuerdos a las gestas anteriores. Pero hay sucesos que resultan indelebles en la memoria popular. Que vuelven a la mente con un solo abrir y cerrar de ojos. Simplemente permanecen para siempre.

Sólo basta con mencionar “El Equipo de Todos”. Y en cualquier rincón futbolero del departamento Colón se desenfunda el recuerdo de Sauce en el Torneo del Interior 1986/1987. Nunca un mote estuvo tan bien puesto. Quedó exacto. Porque fue un pueblo detrás de un plantel que trascendió ciudades, provincias, el Litoral y se codeó con los grandes del interior.

Su última función fue una soleada tarde de domingo, un 31 de mayo de 1987, hace exactamente 35 años. El sueño de Sauce llegó a su final con la derrota 4-2 frente a Atlético Tucumán, en una de las semifinales del Zonal Noreste que terminaría consagrando al Decano como uno de los ascendidos al Nacional B.

Fueron 32 partidos. Una campaña maratónica e irrepetible en estos tiempos. Sauce debió batallar y mucho para llegar a esa instancia, recorrer cientos de kilómetros y dejar en el camino a varios clubes con mucha historia.

Apenas un punto en tres partidos y una dura goleada (0-3) en la visita al gran favorito Atlético Uruguay –dos años antes disputó el Nacional de Primera– no auguraban el futuro que se vendría. Pero Sauce despertó en el momento justo y terminó quedándose con el primer puesto y el único boleto clasificatorio de la Zona Entre Ríos.

Tras empatar el primer puesto con Atlético María Grande –quien lo goleó 5 a 1 en la penúltima fecha– el Equipo de Todos produjo la primera de sus gestas en el Simón Plazaola, donde tras empatar 3-3 al cabo de 120’, logró imponerse 8-7 en una maratónica definición por penales.

En la Zona Litoral los colonenses encontraron su mejor versión. Fluyó el orden, la personalidad, el buen juego y la capacidad goleadora de sus atacantes. Doce triunfos en 16 partidos y un primer puesto indiscutido para avanzar a la Fase Final. El Rojo clasificó primero y segundo fue Sarmiento de Resistencia, quedando postergados, Boca Unidos de Corrientes, Huracán de Goya, Belgrano de Paraná y Estrada de Formosa, Juventud Unida de Charata, Atlético Posadas y Alem de Oberá.

El otoño de 1987 encontró a Sauce como uno de los 8 protagonistas del Zonal Noreste siendo pretendiente de uno de los dos ascensos al Nacional B. Independiente Rivadavia fue su primer rival, en cuartos de final, y luego de una ajustada caída 3-4 en Mendoza, el Equipo de Todos logró revertir la serie una tarde gris en la que el estadio de Ñapindá estuvo de bote a bote. Victoria agónica en los 90’ y el segundo en el alargue para el 2-0 definitivo.

La ilusión llegó hasta Tucumán, pero empezó a desvanecerse siete días antes, con la pérdida del invicto en Colón (0-2, con un penal marrado). La victoria parcial reavivó la esperanza, pero el Decano, plagado de figuras, reaccionó en el segundo tiempo y se impuso 4-2. De hecho, quince días después, se consagró campeón y ascendió frente a Sarmiento de Resistencia.

Pasaron los años, las conquistas, muchas de ellas importantes e históricas a nivel clubes y selección de Liga. Pero la campaña de Sauce, por lo artesanal, por lo popular, lejos de olvidarse, cada día se agigante más en el recuerdo popular. Es que las generaciones se renuevan y las historias que cuentan los que ya peinan canas y en esas tardes deliraban en las gradas de Ñapindá, se magnifican cada vez más. Es que, al fin de cuenta, aquellos muchachos de camiseta Roja se transformaron en ídolos populares y eso vale mucho más que una vuelta olímpica.
Fuente: El Entre Ríos

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