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Daiana Henderson es oriunda de Paraná, pero desde hace 10 años vive en Rosario, en donde estudió Comunicación Social (UNR). A sus 29 años, es autora y co-autora de varios libros, entre ellos Colectivo maquinario (Ediciones Diatriba, 2011); Verano (Neutrinos, 2011); El gran dorado (Iván Rosado, 2012); A través del liso (Determinado Rumor, 2013); Un foquito en medio del campo (Editorial Municipal de Rosario, 2013); y Humedal, un libro que reúne los últimos tres mencionados, editado por Liliputienses en Cáceres, España. Su libro más reciente salió de imprenta este mes: So that something remains lit, una edición bilingüe con traducciones de Lucina Schell, editada en Estados Unidos por CardBoard House Press.

A través de Internet, la joven poeta se enteró del concurso "Ficciones de narrativa joven", organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación para homenajear a Jorge Luis Borges. Una de las condiciones del certamen era haber nacido después del fallecimiento del autor argentino, el 14 de junio de 1986. Decidió participar "porque entraba en edad y, principalmente, porque el premio –que era dinero– me servía", explicó Henderson sobre el concurso del que finalmente fue ganadora Tamara Tenenbaum, con el libro Nadie vive tan cerca de nadie.

En total se recibieron 176 libros de cuentos. Un equipo de lectores a cargo de Santiago Llach eligió a 10 finalistas, que fueron evaluados por un jurado integrado por Selva Almada, Félix Bruzzone, Pedro Mairal y Pola Oloixarac. "En junio del año pasado, me avisaron por mail que era finalista; pero no podía decir nada hasta que el jurado se expidiera", relató Henderson, que participó con el libro No tenías por qué saberlo, a El Entre Ríos.
"No me interesa tanto contar, sino intentar generar una experiencia a partir del texto"

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¿Cuándo nació tu pasión por escribir?
Desde muy chica me gustaba llevar cuadernos o diarios íntimos, leía cosas que me gustaban e intentaba copiarlas. Luego, en la adolescencia abandoné un poco, nunca del todo. Cuando terminé la secundaria por suerte volví a encontrarme con la emoción de escribir, que estaba ahí esperándome, intacta.

¿Cómo es tu relación con Borges?
El aleph fue una de mis lecturas iniciáticas en la adolescencia. En su momento me volví un poco fanática, me deleitaba el simbolismo. Después rechacé el simbolismo y estuve como 10 años sin leer a Borges. Ahora vuelvo, muy cada tanto, o me acuerdo de algo que leí y me gusta. Y si bien no compatibilizo ideológicamente, me parece un pensador de mucha altura y de un humor muy refinado también.

¿Por qué decidiste participar del concurso? ¿Cómo fue el proceso de escritura?
Mi producción y mi interés siempre gira en torno de la poesía. No me interesa tanto contar, sino intentar generar una experiencia a partir del texto. Pero justo el verano anterior me había enganchado escribiendo algunas prosas durante una estadía en Santa Ana, Entre Ríos, algunas más o menos cercanas a la narrativa. Se me ocurrió participar porque entraba en edad y, principalmente, porque el premio –que era dinero– me servía. Sin embargo, la extensión que pedían desde el concurso era muy larga y a 15 días del cierre no tenía ni la mitad, pero me propuse llegar más que nada por insistencia de un amigo, Maxi Masuelli, y de mi pareja. Llegué a los 200.000 caracteres por un pelín –cantidad mínima requerida–, quince minutos antes de que cerrara el concurso. Fue bueno porque estuve diez días dedicándome casi solamente a escribir, algo que nunca había hecho, pero no llegué ni a darle una primera leída al libro. Luego lo releí y me encontré con muchos errores.

¿De qué se trata el libro No tenías por qué saberlo? ¿Va a publicarse?
En total, son 33 cuentos. Hay mucho de la vida en la provincia, son intimistas en general; algunos en un registro autobiográfico, otros no tanto. El libro entero, tal como lo presenté, no creo que vaya a publicarse. Descarté muchas cosas, sobre todo adaptaciones de poemas largos y narrativos de los, luego de leer las dos versiones, me quedé con el poema, en todos los casos. Por ahora, además de trabajarlos, los separé entre los que considero relatos y los que considero prosas poéticas, aunque a veces la división no es tan clara para mí. Estoy consultando con gente de confianza y pensado qué quiero hacer y qué es lo mejor para esos textos.

En general, ¿cómo es el proceso de publicación de un libro?
Cada caso es distinto. En mi caso, siempre prima una relación humana, antes. Me gusta sentirme representada por el proyecto editorial, no me interesa publicar en cualquier lado. Casi todos mis editores son mis amigos o gente que veo asiduamente y con las que puedo conversar e intercambiar opiniones. Dentro de todo ese diálogo a veces aparece la idea conjunta de publicar un texto nuevo, y se hace.

¿Qué te inspira? ¿Sobre qué escribís?
Para mí en la literatura no hay "temas" y especialmente no los hay en la poesía. Lo que pueda ser materia de un poema uno nunca lo sabe hasta que el poema se manifiesta. Pero en general tengo un oído atento, me gusta escuchar los modos de hablar peculiares en las personas; las maneras que cada uno encuentra para nombrar lo que ve; las expresiones populares, los dichos, los localismos me encantan porque siento que ahí la lengua está a la vez viva y cargada de historia. Me gusta mucho lo absurdo también.

La joven entrerriana trabaja de forma independiente. Hace asesoramiento editorial y corrección de textos. Colabora, además, con medios gráficos culturales y tiene una columna de cine argentino en un programa de radio en Rosario, "que creo que continuará este año", dice. Hace cinco años forma parte del equipo del Festival Internacional de Poesía de Rosario y hace seis, tiene una editorial.


Ediciones Neutrinos, poesía que nos atraviesa


"Los neutrinos, la última vez que revisamos –aclara– porque están en proceso de descubrimiento, son partículas subatómicas, que tienen la capacidad de atravesar la materia, atraviesan la tierra y nos atraviesan a nosotros mismos; de hecho cada segundo somos atravesados por doscientos billones de neutrinos, sin que nos enteremos", expresa Henderson con respecto al nombre de la editorial de la que es co-editora.

Y agrega: "Existe la hipótesis de que tienen la capacidad de portar información a través del tiempo, tanto del pasado como del futuro. Todo esto resulta muy poético y a la vez es casi una definición de nuestra idea de la poesía: algo imperceptible, aparentemente insignificante. Los neutrinos casi no tienen masa, no ocupan lugar y, sin embargo, determinan la materia y la atraviesan constantemente".

La editorial surgió en La Paz en 2011. Cristhian Monti –quien eligió el nombre Neutrinos– y Belén Martínez comenzaron haciendo plaquetas de poetas contemporáneos, en una ciudad en ese entonces sin librerías. "Paulatinamente, me fui sumando yo desde Rosario y también Juan Hernández, un artista rosarino encargado de hacer las tapas", dice la joven autora. "La editorial fue encontrando su perfil específico, queremos armar un catálogo que tenga sentido y que proponga algo en el contexto", finalizó.
Fuente: El Entre Ríos

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