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El perito Carlos Orzuza, del Equipo Médico Forense de Tribunales, confirmó que las cartas que presentó como prueba el cura Justo José Ilarraz fueron escritas por el denunciante Maximiliano Hilarza.
El infierno de Hilarza
Hilarza es una de las siete víctimas denunciantes de los abusos ocurridos en el Seminario Arquidiocesano “Nuestra Señora del Cenáculo”, donde Ilarraz ejerció como prefecto de disciplina entre 1983 y 1995.

En el Seminario ocurrieron los hechos de abuso y corrupción de menores que ahora se sustancian en Tribunales en el juicio oral que se le sigue a Ilarraz, único imputado, debates que comenzaron el lunes 16 y que este martes tienen su cuarta jornada. Hilarza brindó un testimonio crudo el martes 17 y reveló de qué modo lo afectaron los hechos ocurridos en el Seminario. No sólo los abusos que ocurrieron en el Seminario, y que denunció en la Justicia en 2012, sino que reveló, en detalle, de qué modo los hechos afectaron su vida psicológica.

Le resulta imposible dormir con la luz apagada, por las noches oye los pasos de Ilarraz, como cuando era adolescente y permanecía como pupilo en el Seminario (donde el sacerdote se les aparecía a los niños por las noches en el pabellón adonde dormían, y los abusaba).

Durante su declaración en el juicio, debió pedir le l acompañamiento de otra víctima, Fabián Schunk, para que le dé apoyo emocional. “Fue durísimo, cuando me senté me sentí el chico de 13 años que estaba en el Seminario. No me sentía el adulto de 40 años que soy”, reveló cuando salió del salón de audiencias.
El efecto que buscó la defensa del cura
Ese día, Ilarraz, a través de su abogado defensor, el tucumano Jorge Muñoz, exhibió una serie de cartas manuscritas, que, dijo, le había enviado Hilarza mientras él vivió en Roma (entre 1993 y finales de 1996), y con ese elemento buscó desacreditar el testimonio de la víctima. Pero adentro del salón de audiencias, Hilarza negó que fuera su letra, y haber enviado esas cartas. El incidente se resolvió mediante pericia.

“Esas cartas no son mías. No es mi letra. Nunca escribí eso”, argumento. Ahora se supo el resultado de esa pericia: las cartas efectivamente pertenecen a Hilarza, según el perito Orzuza.
Lo que la carta revela, según el fiscal
El fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull sostuvo que esas cartas prueban una cosa: que Ilarraz siguió ejerciendo una posición de poder, y que los abusos continuaron, aún cuando las víctimas hubieran abandonado el Seminario. Después de que Hilarza se mudara a Chile, y antes de que pudiera contar a su familia de los abusos en el Seminario, Ilarraz siguió visitándolo y hay fotos que lo muestran en el bautizo de uno de sus sobrinos.

Ese acoso que siguió con Hilarza mudado fuera del país va a ser contado en la audiencia de este miércoles cuando declare Patricia Delia Beatriz Díaz, la mamá de Maximiliano Hilarza, que luego de saber la historia de los abusos de parte de su hijo soportó varias afecciones en su salud. “Esto, dice la mujer y exhibe los audífonos que le ayudan a soportar su hipoacusia, se lo debo a Ilarraz”, dijo con tono amargo.
Fuente: Entre Ríos Ahora.

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