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El exvocal de la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, Carlos Alberto Chiara Díaz, habló de la realidad de la justicia en la provincia. Cuestionó las demoras en causas importantes por las “chicanas” de los abogados defensores, se refirió a las "maniobras" de Claudia Mizawak para llevarlo a juicio político y la violencia del exvocal Emilio Castrillón. Dijo que la Cámara Federal de Paraná “cambió su composición” y asumió la competencia de la causa de los contratos truchos legislativos por responder al gobierno justicialista.

-¿Cuánto le preocupa la realidad de la Justicia Penal de Entre Ríos?

-Mucho, muchísimo, porque para colmo no estoy en funciones, si estuviera en actividad tuviera forma de analizar medidas, posiciones. Lo que más me preocupa es la lentitud y el juego que, aunque algunos digan que los abogados defensores deben adecuarse a un fair play, pero es esperable que hagan lo que quieran hacer con respecto a las demoras, plantear chicanas, pero contra eso lo único que hay que hacer, y lo hacía cuando estaba en funciones, es resolver rápido. Es decir, le plantean 10 casos que son complejos, estudialos y resolvelos prioritariamente, y ni siquiera, no hay tanto trabajo como para resolver, para que los fiscales y los tribunales, sean de primera o segunda instancia, lo puedan sacar. Si no lo hacen, le hacen el juego.

-Acá hay más de 100 causas por delitos de corrupción. Pero a la Justicia muchas veces le cuesta avanzar por falta de respuestas de los organismos, que se sabe que se toman su tiempo, y esas chicanas de los defensores. Usted dice que el mecanismo para solucionarlo es rápido, pero han existido situaciones difíciles o poco entendibles, donde tuvo que ver incluso la sala pena, que por la causa contratos un 24 de diciembre se juntó a la tarde para resolver la libertad de uno de los imputados. Eso antes no ocurría.

Sí, llama la atención, sobre todo si se da ante una dualidad donde dejan que las chicanas evidentes de los abogados, que según comentarios tienen hasta una especie de sueldo dentro de un conjunto de abogados que atienden, están para eso. Conforman un equipo de trabajo que a lo mejor es de mayor eficiencia que el personal de Tribunales, que muchas veces algunos son suplentes, otros están con licencias por diversas razones, y entonces quitan la continuidad del esfuerzo con respecto a la cantidad de expedientes que tienen. Y en cambio, si están abocados a eso, el abogado jefe que plantea chicanas y pueden ser asuntos tal vez importantes, tienen tal vez más posibilidades de alongar el tiempo y que en definitiva estén allí en un juego donde esperan alguna oportunidad donde a lo mejor puedan recibir una especie de indulto o perdón en función de la evolución política que haya. Entonces es distinta la dedicación, como si yo tuviera un full time de la facultad contra alguien que recién empieza. Desgraciadamente la estructura de Tribunales, quizás incluso desde la época en que estaba yo, debió haber tenido una estructura llamada técnicamente y preparada, no solamente para estos casos sin para aquellos donde había muchos testigos.

-Uno lo que ve es que hay algunos fiscales, algunos jueces de garantías, algunos integrantes de la Sala Penal que a veces no se animan a actuar y decidir en causas donde aparecen los poderosos. Como si tienen miedo reverencial.

-Yo diría que hay dos categorías, algunos pueden tener un miedo reverencial y auto establecer un mecanismo de trabajo diferente para esas causas por ese motivo, y hay otros que directamente o los amenazan o les recuerdan su historia y los amenazan con que la van a sacar a luz, y otros tienen compromisos que a lo mejor le deben el nombramiento a alguno que estuvo como abogado defensor de esa parte, y no les gusta la posibilidad de que los que están ahora dentro de la Justicia puedan ganar porque son las alternativas políticas que tenemos en el orden nacional y provincial, y ellos sufrir después una persecución. Entonces tratan, si es posible, demorarlo. Incluso puede ser que tengan una enfermedad real, una compensatoria de feria, pero todo eso se va sumando, y después son cuestiones que algunos la llaman sumamente compleja. El que está de camarista o de juez, tiene una preparación para resolverlo rápidamente y tiene que poner la voluntad. Si yo tuviera la forma de romper ese esquema de demorar para conseguir mejores resultados con la espera y hasta de pretender que venga otro gobierno que los indulte, lo único que haría es no hablar y concentrarme en sacarlo rápido. Lo pueden hacer porque son tanto en Fiscalía, como en los Juzgados, como en las Cámaras, gente que ya tiene experiencia, y no les plantean cosas que haya que estudiar algún libro en inglés, son todos casos que a veces son disparates.

-Después de que se fue del STJ ¿perdió contacto con sus compañeros de Sala Penal, Daniel Carubia y Claudia Mizawak?

-Con Mizawak yo no tengo relación porque realmente fue ella la que preparó una serie de cosas extrañas y lo hizo deliberadamente, no sé si por una cuestión de envidia, que tenía miedo, yo no tuve un enfrentamiento, por supuesto me enojé con ella, pero no hubo una razón en el asunto. Y empezó con un problema porque ella se iba de viaje a Italia, todos los lugares, yo me fui con una licencia compensatoria y me tuve que quedar porque tenía una audiencia en la Embajada Argentina, un día o dos más, entonces por supuesto que hice la comunicación del caso, pero se armó un despelote, inspirado por ella y algunos seguidores, terminaron no se si descontándome el día o aplicándome una sanción. A Carubia lo saludo por el día del amigo, en los cumpleaños. Antes con Mizawak tratábamos, pero nunca, a pesar que también integramos grupos cuando venían profesores del extranjero, había una relación, pero con Carubia la relación además de ser más antigua, era y es mucho más sincera, lo mismo con los demás.

-¿Mizawak cambió de alguna manera el eje de ustedes? Porque fue la abogada de Jorge Busti, después de Sergio Urrubarri, su padre es un hombre que hace negocios con los empresarios de la construcción que están denunciados por delitos de corrupción. ¿Les cambió algo el hecho de que tenga esas características ella como vocal?

-Lo que me parece es que ella nunca asumió, como lo asumí yo, la entrada a la Justicia. Hay gente que entra y ya sea porque la acomodó alguien, ella obviamente fue una cosa que la criticó todo el mundo, y después por la modalidad que tiene, empezó a querer manejar los distintos lugares. Después yo incluso tuve mis altas y bajas porque ella en una oportunidad donde estaban arreglando el salón de presidencia que nos teníamos que reunir debajo de los departamentos nuevos, entró Castrillón y le dijo de todo, y yo me tuve que parar y le dije “Mirá, si vos seguís acá, te advierto que me voy, tenés que respetarla, además de ser la presidenta del STJ es una mujer, si vos tenés toda esta carga hablalo con ella, pero no nos dejés como testigos”. Yo me paré, me iba a ir en serio, pero al final se fue él. Él quería que le nombraran una chica que no sé de dónde la sacó, que venía de La Paz, y Mizawak no se la nombraba. Era una bajeza.

-Entonces no le sorprendió en nada el proceso contra Castrillón y su salida.

-Pero Castrillón tenía problemas, era muy fácil tener enfrentamientos conmigo, los tuvo al borde de agarrarse a trompadas ese día, yo me paré y todo defendiéndola a ella y no tenía ningún interés, pero realmente, una que era mujer y otra que no se podía seguir así, sino que todos se hacían los estúpidos. Agarró y se fue, pegó un portazo y a la miércoles. Oyeron todos los empleados, era un salón de puertas de vidrio. Y después de eso tuvimos que cambiarnos para hacer las reuniones de acuerdos.

-Entonces la mayoría de los vocales del Superior Tribunal fueron, de alguna manera, permisivos con Castrillón.

-Obviamente, yo dije no sigo más con esta persona, hay que tomar medidas. Lo veía a Smaldone que jugaba porque tenía sus propios intereses, y no se le animaban. Yo no tenía problemas porque lo había demostrado pidiéndole sanciones, diciéndole de todo, pero no se puede estar que todos los empleados y los policías que escuchaban, dijeran “son estúpidos, estos”, y además me cayó mal que le gritara a una mujer, era una cosa indefendible. Lamentable, todos eran conscientes de eso, le tenían un poco de miedo.

-El episodio de Susana Medina o de la presidenta de la Asociación de Magistrados pasó a ser mucho menor respecto de otros episodios.

-Pero si lo han aguantado porque le tenían miedo, hasta físico, y después político. Las dos cosas, porque era getón. Lo tenía enfrente mío a Smaldone, que tiene muchos años de Justicia, y siempre se las daba con la forma de hablar echado para atrás, y se lo aguantaba, las mujeres estaban medio asustadas, ninguno se paró para decir “si seguís así, yo me voy, no podemos sesionar así”. Y creo que después Mizawak le terminó nombrando a la chica esa.

-¿Y qué le pasó cuando Castrillón denunció públicamente y después insistió con la existencia de una mafia judicial, pero nunca radicó una denuncia?

-Por más que hubiera algunas actitudes que yo no me atrevería a decir mafiosas, él llamaba la mafia a los que hacían nombramientos de favor o a pedido de algún político, Urribarri, senadores o diputados, y nombraban gente no sólo en el Tribunal sino en distintos ámbitos de la Justicia, incluso de orden administrativo, para cumplir con el sector al cual pertenecían. Entonces él a los gritos lo tenían medio amilanado, conseguía con esa metodología, todos lo criticaban por atrás.

-Pero incluso Castrillón ha ubicado a familiares directos en diferentes cargos, desde siempre.

-Desde siempre, en Paraná lo mismo. Hasta el gobernador le tenía miedo, no detallemos qué gobernador, pero yo creo que desde Busti en adelante, por más que estuvieran medio enemistados, trataban por el famoso tema de los votos, porque él era presidente de una comisión, no me acuerdo si de Presupuesto o de la de Legislación en la Legislatura, lo tenían como un referente importante cuando tenían que sacar medidas legislativas, que las podía parar o derivar para otro lado. Era un legislador molesto, y la entrada suya al Superior fue una especie de negociación, según dijeron, para sacárselo de encima los políticos lo metieron, para la mente de ellos era mejor meterlo ahí porque en el Tribunal nuestro se iba a tener que contener más, aunque no se si se contuvo o no porque seguía influenciando, pidiendo, exigiendo. Él mismo no creía que lo iban a sacar, pero fue una convergencia de cosas que tuvieron que sacárselo de encima, me daba la impresión que era un tipo que le gustaba ver la posibilidad de perder o ganar, y en esta oportunidad tuvo miedo de perder, de irse si lo exoneraban o le hacían un juicio político, de perder mucho más, que si se iba con la jubilación completa y todo lo demás.

-¿Cómo ha seguido el proceso de los contratos truchos legislativos?

-A mí me sorprendió, estando yo afuera de la Justicia, como un observador, la pulcritud en la elaboración de los casos, no solo en la descripción sino en el aporte de las pruebas, y fue contundente. Me sorprendió, lo atribuí al muy buen trabajo de los fiscales, creo que era (Ignacio Aramberry y Patricia Yedro) un trabajo minucioso, que estaban dedicados, además eran capaces, y era medio ilevantable. Creo que llegó a ser una sorpresa. Me parece que usted lo dijo, como que quedaron medio estupefactos con la contundencia, la redacción y el tener que contestarlo, cambiaron de abogados, o reforzaron la parte de los abogados, a pedido sobre todo de la mujer de Urribarri, porque sus familiares que daban involucrados. Además, hasta ese momento, yo caminaba por ahí, doblaba en la esquina y entonces era en frente a la casa del Partido Justicialista y los veía sonrientes, que entraba y salía gente, una cas que no se si había sido de la casa del escribano Vacaluzzo, y después dando la vuelta también entraban y salían. No sé a quién le pregunté un día, esto es una especie de acceso del Partido Justicialista. “No, decía, esto es del gobierno, de gente de Urribarri”. Entraban y salían, daban plata y todo eso. Pero era público y notorio.

-¿Cómo ve esta jugada de los abogados defensores del grupo Urribarri de exigirle al juez federal Alonso que lleve la causa al ámbito de la Justicia Federal, cosa que hizo, pese a que está demostrado que estamos hablando de plata de la Legislatura de Entre Ríos?

-Ahí está el problema, que la Justicia Federal de Entre Ríos cambió su composición, una composición que más allá que a uno pueda o no gustarle los que eran integrantes, eran personas que tenían su historia política, inclusive venían más del radicalismo, porque cuando integraron la Cámara, se dio en esa época, y después el peronismo metió alguno, pero la base estaba y se mantenía. Yo quedé convencido, en parte, me pareció a mí, que se cambió la integración, porque de aquella en la que estaba Chausovsky y otros más, pero no eran tipos groseramente venales, esa gente le había dado un estilo, algunos hasta se jubilaron, vino uno de Buenos Aires. Después, cuando fue durando bastante tiempo el peronismo, vinieron gente de Santa Fe, entonces yo lo que entendió que pasó en la Cámara es que metieron a un tipo, llamémosle “peroncho”, medio parecido o peor de lo que podía uno creer que había acá en Entre Ríos, me parece que no había ninguno peor, que votaban e incluso no sé si tenían una camarita ahí de buena pluma, pero era y respondía a la gente del gobierno. Entonces a lo mejor no es que los hablaron, si los hablaron obviamente se prestaron, pero me llamó la atención que la Cámara Federal se declarara competente para entender en este caso, donde no era competente, entonces lo entendí lo que consiguieron en Entre Ríos ¿por qué querían la competencia federal? Porque lo querían llevar a Buenos Aires y que entrara en el paquete, en el armado. Lo que cuenta el periodista Daniel Santoro en su libro es la verdad, pero hay que aplicarlo a todos los ámbitos. En Buenos Aires a algunos jueces los manejan, los presionan y les consiguen lo que quieran. Al juez Daniel Obligado yo lo tenía en mi cátedra, era un tipo correctísimo, la mujer era del norte, y ahora resulta que es el artífice de esta maniobra, fue el que la dejó hablar a esta mujer (Cristina Fernández), un papelón, en una instancia que no existe, desde el despacho de la vicepresidencia los insulta a los jueces, hace el alegato político, es inexplicable que no se haya armado un despelote en el país, esto explica el grado de retroceso que tenemos. Porque al tribunal que ya dispuso la fecha y que para colmo coincidía con el tema de la Amia, le mete este mensaje que los dejó helados a todos. Pero ¿quién la deja? Uno de los que la deja es Obligado, y la van a absolver. Esta causa se la sacan de encima y repercute en dos o tres causas más. Y fue el día del aniversario del atentado de la Amia. Y para colmo, en la otra oportunidad, el arreglo que hicieron, el dato por los iraníes, lo que consiguieron con la apelación, tenían que tomarles declaración a ocho iraníes, pero lo que consiguieron es que se la tomaran en Irán. Acá lo que habían resuelto es que vinieran los iraníes. Se quedaron allá, pero no tocaron un papel los iraníes, pero sigue el pedido. Entonces es una cosa que si la manejan con un poquito de garra y enjundia no se les va a escapar, porque es muy grave, no sé cómo la misma DAIA el día del aniversario no armaron un despelote. Lo mismo con la muerte de Nisman ¡A Nisman lo mataron!
Fuente: Cuestión de Fondo (Canal 9) - Análisis Digital

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