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Un caso de mala praxis que conmueve desde la última semana al país, presenta características similares a uno emblemático ocurrido años atrás en Entre Ríos, que derivó en el agravamiento del estado de salud de la paciente tratada y su posterior fallecimiento.

Magdalena Leguizamón, una paciente diabética de 66 años, estaba internada en el Nuevo Sanatorio Berazategui de Buenos Aires por una infección en el pie derecho, a la altura del cuarto dedo, que se decidió amputar por indicación del cirujano cardiovascular. Dado que la infección siguió avanzando, le comunicaron que debían amputar la pierna derecha completa. Sin embargo, en el quirófano le cortaron la izquierda. Más adelante, un parte médico reveló que el cuadro de la mujer no requería la amputación de ninguno de sus miembros inferiores.

Este hecho de actualidad tiene conexión con el insólito caso de mala praxis sufrido por la joven elisense Karen Peralta, que en su momento también alcanzó trascendencia nacional: a los 18 años de edad fue intervenida quirúrgicamente en una clínica de Crespo, donde le habían detectado la presencia de un tumor. Tras esa operación en 2007, el médico que la atendió informó a los padres que en realidad lo que se le había extirpado a la adolescente -por equivocación- había sido un riñón, justamente el único con que contaba su organismo por una malformación congénita.

A partir de ese momento, y mientras se iniciaban las demandas judiciales correspondientes -contra un médico de apellido Nicolau, la Clínica Parque y la compañía de seguros Prudencia-, la vida de Karen cambió drásticamente: debió abandonar la carrera de arquitectura que cursaba, fue trasplantada, operada nuevamente para extirparle el tumor del pulmón que había quedado pendiente y debió seguir rigurosos tratamientos médicos, a la vez que su salud se volvía cada vez más frágil.

Al cuadro de Karen se sumó una enfermedad hepática que complicó aún más su salud, por lo que gran parte de la comunidad decidió colaborar con los costos que su tratamiento le generaba a la familia, a través de una colecta emprendida por sus compañeros de la escuela secundaria y una venta de pollos asados del Grupo Ayuda Solidaria Identificada.

Pese a todos los esfuerzos por sortear las dificultades que su cuadro le ocasionaba, cuando habían transcurrido casi 10 años de la fatídica cirugía, Karen falleció en diciembre de 2016, a la edad de 27 años, mientras se encontraba internada en Buenos Aires.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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