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Crédito: Fabián Marelli.
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De gala. Sombrero de copa rojo, chaleco celeste grisáceo, camisa bordó, pantalones rojos y zapatillas al tono. Así, anoche, Coti Sorokin se subió al escenario del Teatro Colón y se sumó a la lista de privilegiados cantautores del rock argentino que llegaron a cantar sobre esas tablas, entre los que se encuentran nada más y nada menos que Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Charly García, Fito Páez y Gustavo Cerati. En el marco del ciclo de conciertos realizados por LN Cultura, el músico se dio el gusto de llevar sus canciones al mayor teatro lírico del país acompañado por su banda, Los Brillantes, y por un ensamble de cuerdas bautizado Sur del Sur.

El cantante contó sus sensaciones pocas horas antes del concierto: "creo que la música popular tiene que tener su lugar periódicamente en el Colón. Me parece maravilloso que sea el templo lírico por excelencia, pero también es lindo que reciba a los músicos populares y seamos capaces de vivir una fiesta en el Colón". Anoche, de principio a fin, el músico planteó un espectáculo que transcurrió en la misma dirección de sus palabras. Música popular, en estado de rock sinfónico, para cantar y acompañar con las palmas.

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Crédito: Fabián Marelli
Del lado derecho, la banda compuesta por Luna Sujatovich (teclado, voces y arreglos de cuerdas), Matías Damato (bajo), Nicolás Vélez (batería), Nicolás Ottavianelli (teclados), Dizzy Espeche (guitarras) y Brian Figueroa (guitarras). Del lado izquierdo, el ensamble dirigido ocasionalmente por Luna Sujatovich. Y en el medio, Coti y sus canciones herederas, no por casualidad, de esa pequeña liga de rockeros que dejaron su marca en el Colón.

Ante la parada brava de presentar un espectáculo "popular", Coti decidió fusionar el universo clásico con el del rock y dejar que sus canciones hablen por él. Temas como "Igual que ayer", "Días" y "Tanta magia" expusieron la idea original desde el inicio: sumar las cuerdas a las melodías llevadas con hidalguía por Los Brillantes. Madera y parlantes. Una conjunción extraña para el lugar y a la que le costó un buen rato acomodarse.
"Dale rosca", le pidieron desde lo más alto del Teatro, donde su voz casi no llegó en la primera mitad del concierto. Tras el homenaje a su querido Tom Petty ("Free Falling", mezclada con "Diamante"), Coti pidió un poco más de volumen y, un poco más relajado tras el primer impacto, se largó con su versión standapera a contar las travesías de un tal Antoine de Saint-Exupery en tierras entrerrianas, como preámbulo de su "París de tu mano".

Luego llegó la hora de los invitados y el primero fue David Lebón para "No dudes". "En los ensayos me dijo que la canción era como si la hubiera escrito él... y se me bajaron los pantalones", recordó Coti y el guitarrista le devolvió la gentileza: "no nos conocíamos, pero lo importante es que es un buen músico".

Para "Andar conmigo", Coti quedó solo frente a su público, sin más armas en la mano que un bandoneón: "Vamos a probar la mejor acústica del mundo", dijo y se largó con eso de que "hay tanto que quiero contarte, hay tanto que quiero saber de ti, ya podemos empezar poco a poco, cuéntame qué te trae por aquí".

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Crédito: Fabián Marelli.
En plan Dylan interpretó "Nueces", en armónica y guitarra acústica y entonces sí allanó el terreno para cantar ese tema que un día "se empezó a viralizar" y que, sin lugar a dudas, fue el que hizo que llegara hasta este teatro: "Color esperanza", la canción de su autoría que popularizó Diego Torres, que se tradujo a decenas de idiomas, se entonó en cientos de escuelas y que, según él mismo confesó, hizo que, hace tiempo ya, pudiera vivir de la música y le permitiera "comprar pañales para los mellizos".

Pero el cruce de carisma personal de Coti y su esencia popular no quedaron ahí. Por el contrario, fue in crescendo y, con Abel Pintos en escena, se despachó con "Andar conmigo" y "Profundidad", que marcaron uno de los puntos altos de la noche.

"Canción del adiós" dejó al descubierto su costado más Sabinero y luego Coti le dio paso a la generación Stone, para que también disfrute de este Colón popular: primero subió Rolo Sartorio, de La Beriso, para "Luz de día" y luego fue el turno de Facundo Soto, de Guasones, para "Otra vez". A estas alturas, el Colón ya estaba de pie, bailando y coreando cada estrofa de estas canciones que a primera escucha parecen quedarse pegadas en la memoria por siempre. Como esa que todos se fueron cantando anoche del Teatro y que dice que "nada de esto fue un error" y mucho menos una casualidad. Coti en el Colón, por espíritu y por canción.
Fuente: Diario La Nación

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